El mapa argentino del dengue: los distritos más complicados, el problema del subregistro y el número ascendente que inquieta
Un análisis de LN Data de los registros oficiales reveló que la cantidad de casos hasta el 25 de marzo de este año supera a los del mismo período de la gran epidemia de hace tres años
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Débora Cruz habla lento. Estuvo internada días atrás en el hospital de la localidad salteña de General Güemes y tiene dengue grave. “Ahora, estoy un poco mejor –cuenta a LA NACION–. Estaba en casa cuando empecé a sentir que me dolían las piernas, tenía fiebre y me empecé a medicar. Pasó una semana y comenzaron los vómitos. Cuando vine al hospital, empecé a vomitar con sangre”.
Vive en el Barrio El Cruce, donde “hay muchos casos”, dice. Había ido dos veces a la guardia, pero por la cantidad de pacientes con fiebre y el mismo malestar decidió volver a casa y se automedicó. “Por todo eso, me pasó lo que me pasó –agrega–. Ante el primer síntoma, y más si se tiene algún riesgo o antecedente de diabetes o cáncer, aunque haya sido hace mucho tiempo, le recomendaría a la gente que se acerque a un hospital. Los síntomas del dengue se dan de un momento al otro y puede volverse grave.”
Salta, Tucumán, Santa Fe, la ciudad de Buenos Aires y Santiago del Estero están entre las provincias con más casos declarados, aunque en todo el territorio hubo positivos, entre autóctonos o casos luego de un viaje. En más del 95%, son infecciones contraídas donde la persona vive, trabaja o estudia.
Y mientras las autoridades sanitarias nacionales y provinciales insisten en que la cantidad de casos de este año no tiene la magnitud de la gran epidemia de 2020, una comparación semana a semana que hizo LN Data de los registros oficiales describe lo contrario, con un retraso de dos semanas en la información.
En ese intervalo, que abarca hasta el 25 de marzo pasado, se notificaron 16.143 casos, entre confirmados y probables, comparado con 7862 de hace tres años. Eso se traduce en un 105% más de infecciones que en 2020, en lugar de un 10% menos, como informó el Ministerio de Salud de la Nación el sábado pasado.
Con datos actualizados a esta semana, la ciudad de Buenos Aires informó hoy que este año “está sobrepasando en número a los años de brote anteriores”, por las epidemias de 2015-2016 y 2019-2020. Tiene 3838 casos de dengue entre más de 6000 notificados.
LA NACION se comunicó con la cartera a cargo de Carla Vizzotti, pero optaron por no responder sobre la evolución del brote epidémico, las acciones que se están tomando y la discrepancia en sus estadísticas. Se estima que uno de cada cuatro casos de dengue es asintomático y, de manera conservadora, que por casa caso que se detecta puede haber entre ocho y 10 casos que quedan sin registrar.
Al recorrer localidades y barrios de los distritos que están notificando casos, como viene publicando este medio, sorprende el alto subregistro de las infecciones, ya sea por falta de diagnóstico o de consulta o una subestimación de los síntomas de sospecha aun a la redonda de donde se confirmaron otros casos. Hay provincias en las que lo atribuyen, también, a que están quedando fuera los diagnósticos en centros y laboratorios del sector privado.
A partir de esto, LN Data relevó los registros oficiales del Boletín Epidemiológico Nacional para cada semana del año hasta el 25 de marzo, que es el último publicado. En siete de al menos 14 provincias con transmisión del virus de dengue hay cocirculación con el de chikungunya. Con los mismos criterios con los que el Ministerio de Salud de la Nación organiza los datos en sus reportes semanales, se comparó el brote actual con la última epidemia de dengue de 2019-2020, que superó los 59.000 casos confirmados o probables al mes de agosto y se la considera mayor que la de 2015-2016. Este año, los datos indican que hay un 105% más de casos para las 12 primeras semanas del año que hace tres años, cuando el dengue se superpuso con la pandemia de Covid-19.
¿Más o menos?
Para las autoridades sanitarias, en cambio, la tendencia es distinta. “En relación con años anteriores, los casos acumulados registrados en la presente temporada se encuentran por encima de los registrados en los últimos dos años [por 2021 y 2022]. Sin embargo, están aún un 10% por debajo del número de casos para el mismo período del año 2020 y un 40% por debajo del 2016 [por las dos últimas epidemias]”, publicó la Dirección de Epidemiología, a cargo de Carlos Giovacchini, que interviene en la redacción de esos reportes desde hace años. La diferencia de casos con 2016 es, en realidad, de un 27%, si se tienen en cuenta los datos oficiales publicados.
Este año, hasta hace dos semanas, habían fallecido 13 personas con dengue en el país; en 2020, fueron siete –casi la mitad– para el mismo intervalo.
El domingo pasado, Adrián Rúa, secretario de Servicios de Salud de Salta, afirmó en conferencia de prensa que “el brote de dengue está controlado en toda la provincia”. En localidades como Orán, Embarcación o Pichanal, se repiten los reclamos de los vecinos como en General Güemes. “El dengue está afectando a todo Güemes y al norte de la Argentina. Acá, hay muchísimos casos”, cuenta Silvia Páez en una guardia colapsado del Hospital Joaquín Castellanos, donde primero consultó con su hijo menor y, ahora, espera desde hace una hora y media que atiendan a su hija menor.
“En los dos casos, lo mismo: es un mundo de gente y un solo médico para atender. Las dos veces que vine pasó lo mismo. No había ni sillas para sentarse y, con la fiebre, mi hija no se puede ni parar. Esto ya es una epidemia”, sostiene. Son pasadas las 13.30 del lunes y hay pacientes que esperan desde las 10 de la mañana.
Horacio Mdalel, jefe del Programa de Emergencias de ese hospital provincial, describe así el escenario actual para el área operativa que alcanza a los municipios de Güemes, Campo Santo y El Bordo: “Estamos teniendo un crecimiento sostenido de los casos de dengue, que son febriles, y están poniendo al sistema de salud en jaque porque, si bien es cierto que no colapsamos, estamos desbordados en las atenciones: en los pasillos tenemos pacientes atendidos en camillas y sillas de rueda, tuvimos que instalar consultorios extras de emergencia para pacientes febriles de 11 a 13 y de 19 a 22″.
Esos consultorios los atiende personal jerárquico y profesionales de guardia de otras especialidades, como traumatólogos, anestesiólogos, cirujanos y ginecólogos, lo que demuestra la tensión en los servicios que está generando la transmisión viral local. El domingo de la semana pasada, en esos consultorios atendieron más de 240 personas en un solo turno y en uno de los consultorios. Pasadas las 19, Mdalel atendió con otros profesionales el sábado y domingo en un consultorio más de 150 pacientes. “La consulta se triplicó o cuadruplicó –estima–. Digo que está bajo control porque los pacientes están atendidos, la demora es siempre lógica, pero prudentemente aceptable, a veces hay que priorizar a un paciente más grave por encima del menos grave, lo que se conoce como triage, y lo estamos haciendo lo mejor posible.”
Afirma que, en ambos casos, los están atendiendo “en los tiempos internacionalmente aceptados”, pero adelanta que si ese escenario sigue creciendo, tendrán problemas porque los casos no disminuyen. El calor y las lluvias se están prolongando en abril y eso, según explica el profesional, está retrasando la caída de la helada que anticipa, cada año, que disminuyan abruptamente los casos de dengue recién a partir de los 10 o 15 días. “El clima no está acompañando”, admite.
Evalúa como “un error táctico” desde salud pública haber desatendido el dengue por la superposición con la pandemia de Covid-19. Insiste en que, este año, el descacharrado va a tener que ser “en tiempo y forma”. Dos personas fallecieron y hay un deceso en investigación. En las tres últimas semanas, atendieron en el hospital más de 3500 pacientes febriles, que pudieron haber consultado más de una vez.
Paula Sartor, subsecretaria de Promoción de la Salud del Ministerio de Salud de Chaco, señala: “Dado el incremento de positivos de dengue y chikungunya que se está dando en toda la provincia, estamos trabajando con equipos técnicos en una mesa interinstitucional para la prevención, el control y el manejo de casos, tomando como base la experiencia con el Covid-19″.
La provincia declara tener 11 casos de chikungunya y 228 de dengue, con 82 en estudio, con focos en Resistencia, Basail, Charata, Fontana, Coronel Du Graty, Barranqueras y Puerto Vilelas. Esto se da en un escenario regional complicado en las provincias de Santa Fe, Salta, Santiago del Estero y Formosa.
La cartera sanitaria chaqueña también reconoce que existe un subregistro de las infecciones, aunque no define en qué proporción: “Tenemos información –indican– de que algunos laboratorios privados no están notificando casos, pero ya se están haciendo las intimaciones a través [del área de] Fiscalización Sanitaria”.
En el contexto nacional actual, Carolina Centeno, ministra de Salud provincial, dijo esta semana en conferencia de prensa: “Es preciso tomar las medidas de limpieza preventiva: evitar elementos que acumulen agua para los mosquitos, usar repelente y estar atentos a los síntomas para dar aviso en cualquier centro de atención, sin caer en la automedicación”. Esto, como se viene alertando, puede complicar la infección.
En Misiones, uno de los distritos más afectados en las epidemias anteriores, este año informa tener 81 casos de chikungunya, entre confirmados y probables, y apenas 17 de dengue. Ante la consulta, Oscar Alarcón, ministro de Salud provincial, atribuye ese contraste con provincias vecinas a tareas de prevención luego de que todos los municipios misioneros resultaras afectados en la epidemia de 2020.
En Corrientes, el mes pasado terminó con 140 casos de dengue y 35 de chikungunya. Angelina Bobadilla, directora general de Epidemiología provincial, indica a LA NACION que corresponden a brotes focalizados “en algunos barrios de algunas localidades y ciudades como Capital, Paso de la Patria, Ituzaingó y se reportan algunos casos aislados en San Lorenzo, San Luis del Palmar y Mercedes”. Dice que “no hay circulación [viral] activa aún” en la provincia. Los síntomas en todos los casos fueron fiebre, cefalea y dolores musculares y articulares, a veces con lesiones en la piel (sarpullido) y síntomas gastrointestinales. Continúan diagnosticando viajeros a otras provincias o Paraguay, donde se mantiene la epidemia de chikungunya.
Alta demanda de pruebas
Los diagnósticos por laboratorio en Corrientes, como en los distritos donde aún no se suspendieron por la gran cantidad de casos o la falta de reactivos, se están haciendo con test rápidos, por biología molecular y serología. En todos los casos es a través de una muestra de sangre.
Mientras que en una prueba para confirmar o descartar la infección en un laboratorio privado puede costar en Corrientes hasta $22.700 (si incluye la detección por anticuerpos IgG/IgM y antígeno (NS1)), en Chaco, alrededor de $10.000. En Santa Fe, donde ya son 7661 los casos de dengue confirmados, un laboratorio privado de Rafaela hizo 100 determinaciones en un día. En el Área Metropolitana de Buenos Aires (AMBA), el foco del brote en Mataderos y el corredor oeste del conurbano también impulsan esa demanda privada.
Desde la Cámara Argentina de Laboratorios de Análisis Bioquímicos (Calab), confirmaron un aumento de estudios de manera particular, por indicación médica o para centros privados. “Se percibe que es mucha la demanda y empieza a haber preocupación por la disponibilidad de reactivos, que son importados, si volviera a crecer en las próximas semanas [con el aumento de las temperaturas, luego de las lluvias, y los viajes por Semana Santa]”, dijo Alejandro Rapela, secretario de Calab.
“Con el descenso de las temperaturas, la demanda se estabilizó y, de seguir así, no debería faltar stock”, agregó.
El faltante podría darse en los insumos para la detección del antígeno NS1, una prueba más rápida y económica, pero algo menos sensible que la detección del genoma viral por PCR, según se explicó. Ambas se ofrecen hasta los tres primeros días desde el inicio de la fiebre o, combinadas con la detección de anticuerpos IgM, entre los cuatro y cinco días desde la aparición de los síntomas. A partir de los siete días, se utiliza la detección de anticuerpos IgM e IgG.
Ese aumento de la demanda, con o sin indicación médica, es para confirmar el diagnóstico, en primer lugar, y, luego, para determinar si se trata de dengue o chikungunya, según explicó Rapela.
Con la colaboración de Florencia Rodríguez Altube, Natalia Louzau, Melanie Prokopiec, Fernando Torres Ullmer e Ignacio Suarez (LN Data), Javier Corbalán (Salta), Martín Boerr (Misiones) y Eduardo Ledesma (Corrientes y Chaco)
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