El "maestro" Patoruzito que le enseñó a leer
Era media mañana, acababa de dejar a una señora extranjera que había viajado especialmente desde Colombia para conocer el "Museo del Juguete Argentino", yo también aproveché el viaje y junto con ella realicé una visita al establecimiento. Oportunamente contaré esa historia.
Luego de circular algunas cuadras sin llevar pasajeros, un señor subió al taxi en el barrio de Belgrano y cuando se sentó y me indicó su destino, vio el cartel con la promoción de las notas en LNOL, que llevo sobre el respaldo del asiento del acompañante.
Al ver mi nombre, el pasajero, que se llama Nelson, me dijo que su hermana que vive en California, Estados Unidos, leía todas las semanas las notas que publicaba. Fue una alegría y comenzamos juntos a recordar distintas historias ya editadas y como resultado hicimos un recorrido memorioso por varios lugares de la ciudad y hechos familiares.
Cuando chico y durante su juventud, Nelson vivió en el barrio porteño de Mataderos, cerca de la Avenida de los Corrales, la calle O'Gorman, y del monumento al Resero, realización del escultor Sarniguet, donde actualmente los fines de semana se lleva a cabo La Feria de Mataderos.
Me contó que cerca de allí había un viejo taller de un chapista al que llamaban "Juancito", un auténtico artesano que, según creía Néstor, seguía trabajando. Me comprometí a buscarlo. Si se encuentra todavía en la zona, iré a hacerle una nota, porque aparentemente tuvo en su poder un vehículo muy especial, un Ford Thunderbird de la década del cincuenta, conocido como "El Pájaro de Trueno", que perteneció al presidente Perón.
Nelson también recordó a una persona que marcó su vida, su abuelo Mohamed, que había nacido en El Líbano, en épocas muy complicadas, en las que el ejercito Turco ingresaba a las ciudades y pueblos libaneses e incorporaba a los jovencitos a su ejército para llevarlos a combatir a los distintos frentes de batalla. Si alguno de los seleccionados o sus familias se negaban, eran fusilados allí mismo.
Ante esta terrible opción, la familia del abuelo Mohamed resolvió enviar al joven hacia la Argentina, donde tenían algunos parientes. Primero recaló en Brasil y luego, por tierra, llegó a Buenos Aires, a la casa de unos primos. Por su falta de conocimiento del idioma y su aspecto "turco", en un primer momento lo llamaron "Alí" y comenzó a trabajar con estos familiares en diversas tareas. Por las noches le enseñaban a leer y escribir en castellano, utilizando un método nada convencional: el abuelo aprendió el idioma leyendo la revista de historietas "Patoruzito", y según contaba él después de muchos años, el querido indiecito de nuestra Patagonia fue su "maestro".
Es importante destacar que "Patoruzito" fue una creación del dibujante Dante Quinterno y que los primeros dibujos fueron realizados por Tulio Lobato, un auténtico creativo que además era quien mejor dibujaba barcos y veleros, contándose entre sus creaciones "Rinkel, el ballenero". Primero se originó "Paturuzú" y luego se realizó la infancia del indiecito tehuelche. Personalmente estuve en la Editorial Dante Quinterno, cuando se encontraba en la esquina de Lambaré y avenida Corrientes.
Transcurrieron los años, el abuelo estudió y trabajó, se casó y formó una familia. Nelson recordaba con emoción cómo Mohamed les arreglaba, a él y a sus compañeritos del barrio, los autitos de plástico que representaban a las antiguas cupecitas de Turismo de Carretera, poniéndole en su interior una capa de masilla para que pesaran más y fueran estables, además de marcar con un pincel y una lata con cal, el circuito a recorrer sobre el pavimento de la calle. Anteponía la felicidad de su nieto y amigos a cualquier otra actividad, por la triste infancia que había padecido.
Esto también trajo a mi memoria la época en que yo era chico y vivía en Olivos. Con mis amigos de la cuadra jugábamos a las carreras con los autitos de plástico, por las veredas de tierra y sus desniveles. Les hacíamos un rudimentario sistema de suspensión que consistía en agrandar los orificios por donde pasaban los ejes, pasando un clavo caliente en forma vertical y también realizando un agujero en el frente y en la parte trasera para insertar en cada uno un alfiler hasta el eje y sujetar ambas con una bandita elástica, además de ponerle plastilína y una tuerca para tener mayor peso y estabilidad.
Cuántos recuerdos y semejanzas entre los pibes de aquellos barrios tan distantes uno de otro.
Hemos charlado de otros temas con Nelson, que seguramente habrán de ser tema para otras notas. Será hasta nuestro próximo encuentro.
La respuesta de la semana anterior
La foto publicada el lunes pasado corresponde a la estatua a Don Vicente López y Planes y está ubicada en la esquina de Montevideo y Paraná, con Juncal y Vicente López, en la plaza homónima. Su realizador fue el escultor Mateo Alonso.
¿Qué lugar de la Ciudad es?; deje su respuesta. El lunes próximo, se revelará la incógnita
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