El infierno de un pueblo bonaerense invadido por loros: cantan toda la noche y se comen los cables
La especie se convirtió en una plaga para los habitantes del partido de Villarino; “Lo sufrimos hace años”, aseguraron los vecinos; desde el municipio buscaron dispersarlos con luces y bombas de estruendo
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El pueblo de Hilario Ascasubi, al sur de la provincia de Buenos Aires, padece una invasión de loros barranqueros que creció a lo largo de los años hasta convertirse en un verdadero infierno para sus casi 5000 habitantes. Desde hace meses que esta localidad perteneciente al partido de Villarino exige una respuesta concreta para resolver de forma sostenible la presencia de esta especie de ave, que se considera por el marco legal bonaerense como protegida, bajo la Resolución Nacional 795-E/2017.
Fueron varios los medios de la zona que se hicieron eco de esta problemática, en particular por los riesgos que corren los ciudadanos del tranquilo poblado. Poco a poco llegaron los loros y, si bien en un principio pareció natural, con el correr de los meses se volvió una tortura. De momento esperan una respuesta que los acompañe, al tiempo que la noticia se viralizó en las redes sociales y tomó alcance nacional.
En diálogo con LA NACION, el director de la radio local TaxiFm, Ramón Álvarez, de Pedro Luro, uno de los pueblos colindantes a Hilario Ascasubi, explicó cómo se vive la situación. “El tema de la superpoblación de loros en el sur de Villarino es un tema de hace años que venimos sufriendo. No solo por ruidos molestos toda la noche, o las heces que dejan en toda la localidad con la posibilidad de volverse un problema de salud pública, sino también por las millonarias pérdidas de dinero que se les genera a las cooperativas eléctricas y prestadores de servicio de Internet. Son millones que se pierden por año; obviamente genera cortes de energía e Internet constantemente y eso interrumpe la vida de todos los vecinos. Al ser especie protegida, aún no podemos resolver este problema”, sentenció y lamentó: “Acá los loros me comen los cables de la torre y cada tres meses hay que cambiarlo. Pierdo plata”.
En respuesta a la plaga existente, este medio se comunicó con el Secretario General del municipio de Villarino, Gonzalo Silva, quien explicó la realidad del asunto. “Venimos sufriendo la invasión hace ya muchos años, pero últimamente se fue agravando. Nosotros estamos cerca de la colonia más grande del mundo, que es colonia El Cóndor, en la provincia de Río Negro. En esta época del año el loro viene a esta parte del distrito por un tema de alimentación. Y se posa a dormir en hileras grandes”.
Sobre Hilario Ascasubi señaló: “[La plaga] ya se estableció a la tardecita hasta el otro día a la mañana temprano que empieza al amanecer en el casco urbano del pueblo. La mayor problemática es ahí. Porque en el resto de los pueblos, tanto Pedro Luro, Mayor Buratovich, que están al sur de Médanos -que queda al norte-, están presentes, pero se quedan en la periferia. No ingresan al casco urbano, sino que se quedan en las plantaciones”.
¿Cuál es el camino para solucionar la superpoblación de loros?
En tanto, el funcionario subrayó: “En un momento hicimos una ordenanza en el municipio donde nos autorizaban a generar desde el Consejo Deliberante algunas medidas ecosistémicas, tanto luminosas como de sonido y láser. En su momento se aplicaron bombas de estruendo en determinados horarios, pero las aves se acostumbraron”. Y recalcó: “Como es una especie amenazada que está declarada en una resolución del Ministerio de Desarrollo Sustentable y Ambiente de la Nación del año 2017, no se pueden aplicar medidas más duras. Entonces, el intendente viene peleando con la provincia y la nación para que nos den un plan de manejo”.
Desde el medio regional Red43, señalaron que un informe de la Universidad Nacional del Sur (UNS) de Bahía Blanca contabilizó al menos 70 mil ejemplares de loros barranqueros que, cuando cae el atardecer, se apiñan en los árboles y en el tendido eléctrico, por lo que el cielo, se torna opaco, según describieron. Se especula que “hay 15 loros por persona”.
Lo cierto es que esto es un problema que se arrastra desde hace tiempo. El 18 de mayo pasado los vecinos convocaron a una marcha en busca de soluciones. Entre ellas, algunos pensaron en la idea de trasladar a la población, ya que los loros están protegidos por ley, por ende no se pueden erradicar.
En las redes, los vecinos remarcaron la suciedad que existe en los espacios públicos, en las veredas y en el cableado, en particular por el excremento en abundancia, lo que trae un peligro de grandes magnitudes como es la aparición de la psitacosis, “enfermedad infecciosa aguda y generalizada causada por la Chlamydia psittaci, un tipo de bacteria que se encuentra en los excrementos de pájaros infectados que se transmite a los humanos”, según advierte el Ministerio de Salud de la Nación.
Acerca del peligro esta enfermedad, Silva sostuvo: “El municipio limpia y desinfecta todo. Y no hay psitacosis. Nosotros lo investigamos con sanidad y la intervención del INTA. Se produce cuando un loro en cautiverio está enfermo y no en aquellos que están en la naturaleza, así que no hay casos de psitacosis”.
Por su parte, Paolo Sánchez Angonova, ingeniero agrónomo especialista en cultivos intensivos del INTA, quien investigó desde 2013 el problema de la superpoblación de loros barranqueros, contó a LA NACION la causa detrás de esto. “Hubo un desplazamiento, empezaron a crecer las ciudades, empezaron con la agricultura, con el trigo y con la ganadería... Entonces, desde el sur de la provincia de Buenos Aires, que es el partido de Carmen de Patagones hacia arriba, sucedió el desmonte, lo que provocó que el loro pierda hábitat. Él es del monte, comen especies de allí que le daban cobijo y eso lo perdió”.
De este modo, las aves se asentaron en las ciudades porque tenían fuentes de agua potable y de grano, como los de girasol, que si bien, no era su alimentación original, se adaptó a este patrón de conducta y a partir de allí la población comenzó a multiplicarse.
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