El hotel Boulevard Atlantic, de Mar del Sud, estrena su nueva cafetería y restaurante después de permanecer cerrado por décadas
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MAR DEL SUD.– Manuel tiene 70 años pero todavía tiene la cuchara de albañil ágil para cargar en el balde y revocar paredes que lucirán lisas y suaves, en este caso sobre los últimos detalles de las columnas del acceso principal al hotel Boulevard Atlantic que hoy, si todo sale como se programó, abrirá sus puertas con una primera presentación en sociedad formal en camino a su reapertura parcial, en esa instancia con su salón comedor que en pocas semanas tendrá su estreno como nueva cafetería y restaurante de esta pequeña localidad balnearia.
Habrán pasado hasta entonces 30 años desde que ese edificio construido en 1888 tuvo su última actividad comercial con la tanda de huéspedes que pasó por sus habitaciones antes de un incendio que, en 1993, fue el principio del fin de su servicio de alojamiento y el puntapié de nuevas páginas en su historia de abandonos, desidia, desencuentros, disputas y restauraciones estrelladas entre burocracia y cruces políticos.
Más de una decena de obreros aceleraban esta semana los pasos para finalizar con todas las tareas pendientes para dejar en condiciones el hall de acceso y el ala de planta baja que da hacia el mar, donde en poco tiempo se podrán disfrutar desde desayunos a cenas, al igual que en el jardín que acompaña la fachada, donde con una primavera más generosa en sol y temperaturas aparecerán mesas y sombrillas para que la propuesta de sabores se viva también a cielo abierto.
Los invitados convocados para esta primera presentación de la obra de puesta en valor encontrarán una imagen del frente de la construcción a mitad de camino hacia la búsqueda de una renovada imagen. A la instancia de impermeabilización le seguirá el de pintura definitiva.
El proceso de recuperación de este edificio de 4500 m² había tenido primeros intentos hace más de una década y el resultado, según han señalado desde entonces algunos especialistas en patrimonio y restauración arquitectónica, respetaba poco los trazos y estilo de la construcción original.
Lo que se intenta y sobre lo que se avanza ahora sufre los faltantes de buena cantidad de piezas originales, que desaparecieron durante las últimas décadas, cuando el edificio sobrevivió entre sombras en esta localidad de un puñado de cientos de residentes y miles de turistas que la inundan en verano. “Fue desmantelado”, se advertían. Faltan desde aberturas, de las cuales quedan muy pocas, al mobiliario y los pisos de pinotea. Salvo algunas pocas rescatadas, hoy son apenas un lamentable recuerdo.
A cambio hoy lucen en el interior flamantes pisos cerámicos, techos con placas ignífugas, iluminación con plafones, un colorido mural en motivos marinos que luce un timón real rescatado de las profundidades del Río de la Plata y una escalera hacia el primer piso que también debió ser renovada. Este contraste con la historia es puertas adentro, donde el hotel comenzará a latir en breve desde la gastronomía.
El último gran traspié en el intento de un plan de obras firme se había dado hace unos siete años, cuando el municipio tomó intervención y paralizó aquel proyecto por una serie de incumplimientos. Entre ellos, el techo de pizarra negra derruido por el paso del tiempo estaba siendo reemplazado por una cubierta de chapa del mismo color.
“Ahora por fin pudimos superar situaciones para avanzar con los trabajos y que el Hotel Boulevard Atlantic por fin vuelva a tener vida”, explica a LA NACION Horacio Domenicone, que desde aquellas épocas está al frente de esta aventura que tiene su primer objetivo a un paso y el siguiente, a corto plazo, con los cerramientos de la planta alta y su adecuación como un gran salón de eventos.
Como si fuera nuevo
Sergio, de una firma de pulidos Mar del Plata, trabaja en este apurado tramo de obra hacia el acto inaugural sobre un piso de no más de diez metros cuadrados que vincula al salón de planta baja con lo que alguna vez fue patio y parque, con enormes palmeras en el centro que fueron en estos casi 135 años siempre un símbolo de este establecimiento. “Esto es fantástico, por la calidad del material y por los detalles”, dice.
Muestra a LA NACION esa escasa superficie original que quedó con una importante pieza de mármol en el umbral de acceso al hotel y reducidos sectores de pisos calcáreos a los que empieza a devolverles presencia y brillo. “La idea es dejarlos como si fuera algo nuevo y devolverles la imagen que tenían hace más de un siglo”, señaló.
La recuperación de casonas históricas y su aplicación a servicios de gastronomía es una tendencia que se afirmó hace ya varios años en Capital Federal y que tiene en esta zona de la costa atlántica una experiencia pionera y muy exitosa en Mar del Plata, en donde edificios declarados patrimonio histórico, entre ellos algún museo, se permitieron abrigar cafetería, confitería y servicio de comidas que maridan una carta de platos y bebidas tentadora con algunas de las joyas de la arquitectura en la ciudad.
Historia y anécdotas le sobran a este Boulevard Atlantic, que fue de las primeras y majestuosas construcciones que se intentaron sobre fines del siglo XIX en estas playas. Las solía contar en persona Eduardo Gamba, que hasta hace poco más de una década se presentaba como propietario del lugar, casero y guía de recorridas que cobraba y eran su ingreso diario.
A pesar de las complejidades de la geografía virgen de aquellos inicios, plena de médanos y matorrales, la construcción prosperó desde la confianza en que la inminente y proyectada llegada del ferrocarril derivaría en demanda de servicios. Pero ese tren nunca llegó.
Tampoco llegó esa escalada de turismo de alto nivel y familias aristocráticas, que a comienzos del siglo XX hizo suya Mar del Plata y dejó a las localidades de los alrededores, entre ellas Mar del Sud, en el intento de un futuro mejor y resignadas a ofrecer instalaciones de lujo a turistas de clase media.
Domenicone estima que en el transcurso de octubre, más hacia el final que a mediados, se abrirán las puertas al público con los servicios de gastronomía. Planifica una continuidad de obras que tras la escala inmediata que será el salón de planta alta continuaría con las alas donde funcionaron alguna vez 76 habitaciones, hoy todas sin techo, con ladrillo y vigas a la vista por el deterioro de revoques y la pérdida de la totalidad de puertas, ventanas y pisos.
La presentación de la obra y sus avances será con un espectáculo musical que incluirá un espectáculo de tango con músico y bailarines en vivo, desde las 19. Allí también estarán autoridades locales y algunas provinciales, convocadas para la ocasión.
Eugenia Bove, responsable de Turismo de General Alvarado, reconoce que este paso con el Hotel Boulevard Atlántic “es una gran noticia” y “un salto de calidad” para Mar del Sud. “Sin ninguna duda y más allá de la actividad que tiene Mar del Sud en temporada, será una oportunidad para tener turismo durante el resto del año”, anticipa y detalló a LA NACIÓN que este edificio y monumento histórico “es un hito, un emblema de esta localidad y creemos que su reapertura le va a dar mucha fuerza y protagonismo al balneario”.
Sector distinguido
El hotel Boulevard Atlantic lleva el nombre que se había dado a ese sector del distrito, llamado a distinguirse de Mar del Sud, el nombre de otro establecimiento del ramo que avanzó del otro lado del arroyo hasta quedar a mitad de camino, sepultado por arena.
Fue iniciativa de Carlos Mauricio Schweitzer, por entonces presidente del Banco Constructor de La Plata. Se quitó la vida al poco tiempo, el edificio fue a remate y sus nuevos dueños lo reabrieron en 1904.
Su mejor época fue a partir de la década del 20, cuando sus 76 habitaciones se completaban durante los veranos. No tenían baños. Al lado de la cama había una pelela y en la conserjería, durante los últimos tiempos, junto con las llaves entregaban latas de conservas para apuntarle a las goteras y juntar el agua que empezaba a filtrar de los techos.
La aparición en escena de Gamba se dio en la década del 70. Proyectaba cine en el mismo salón que este sábado se habilitará como confitería. Avanzado el deterioro de las instalaciones, cambió por las visitas guiadas hasta que aparecieron nuevos inversores.
El proyecto previo al que en estos días se ejecuta apuntó a un cambio profundo de imagen. Incluía una restauración del edifico principal y el desarrollo de un complejo de aparts –Marum Tigra, se llamaba- con aspiraciones de cinco estrellas sobre los fondos. Nunca prosperó.
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