El humo aisló y sofocó a Buenos Aires
En el peor día para los porteños desde el comienzo del fuego en el Delta, debió decretarse la alerta amarilla en los hospitales, tres colegios suspendieron las clases y el subte no funcionó; muchos recurrieron a barbijos, que se agotaron en las farmacias
Por el humo, Buenos Aires pareció ayer una ciudad ahogada.
Fue el peor día para los porteños desde el comienzo de los incendios. Durante casi toda la mañana respiraron un aire cargado con 17 partes por millón de monóxido de carbono, ocho veces más de lo habitual, y con una cantidad casi doce veces más de lo común de cenizas, según las mediciones realizadas por la Agencia de Protección Ambiental de la ciudad.
A pesar de esos valores, las autoridades y los especialistas consideraron que los niveles no son tóxicos para la población.
En la zona de Zárate, más de 200 bomberos intentaban apagar los 300 focos de incendios en los pastizales del Delta, que comenzaron hace doce días, aunque en el Gobierno admitieron que el fuego que produce la columna de humo que cubre la ciudad y conurbano no se extinguirá por lo menos hasta el martes, cuando, según fuentes del Servicio Meteorológico Nacional (SMN), cambiarían las condiciones del clima y llegarían las lluvias.
Sin embargo, fuentes consultadas por LA NACION estimaron que las actuales condiciones climáticas cambiarían sólo el viernes próximo.
Aunque los brigadistas seguían sin poder apagar los incendios, al salir de la Unidad Fiscal de Investigaciones de Delitos contra el Medio Ambiente (Ufima), donde junto con el ministro del Interior, Florencio Randazzo, presentó una denuncia contra 160 propietarios de campos, la secretaria de Ambiente de la Nación, Romina Picolotti, definió como "un enorme logro de gestión y de manejo del fuego" la coordinación de todas las fuerzas involucradas en combatir las llamas.
Con momentos en los que la visibilidad no alcanzaba a más de una cuadra, los automovilistas circularon ayer con las luces encendidas durante la mañana y muchos porteños recurrieron a barbijos para tratar de aliviar los efectos del humo.
En los hospitales de la provincia de Buenos Aires aumentó 30% la cantidad de consultas por afecciones en las vías respiratorias. Mientras que, en la Capital, 300 personas tuvieron que ser atendidas por dolencias similares. Por tal motivo, las autoridades de Salud de ambos distritos decretaron la alerta amarilla en los hospitales.
Clases suspendidas
En tres colegios de esta ciudad, entre los que figura el Instituto Lenguas Vivas, tuvieron que suspenderse las clases del turno mañana, mientras que en otros algunos alumnos tuvieron que ser atendidos por el SAME.
Además, por el humo que entró en los túneles, tuvo que ser interrumpido durante seis horas el servicio de la línea C de subte y el resto de las líneas circularon con importantes demoras.
El caótico panorama durante el mediodía y la mañana en la ciudad fue completado por una serie de accidentes que obligaron a cortar el tránsito por la Panamericana, la autopista Buenos Aires-La Plata y el Camino del Buen Ayre.
Incluso el Aeroparque Metropolitano fue cerrado para los aterrizajes. Muchos vuelos fueron derivados al aeropuerto internacional de Ezeiza donde, a pesar del humo, no se interrumpieron las operaciones. Por las demoras y suspensiones tuvieron que reprogramarse muchos vuelos, explicaron fuentes de Aeropuertos Argentina 2000.
El puerto de Buenos Aires también fue cerrado durante varias horas.
Asimismo, hubo caos en las rutas. Debido a la escasa visibilidad provocada por el humo, el Ministerio del Interior decretó la emergencia vial y los automovilistas tuvieron que esperar hasta después de las 10 para salir a las distintas autopistas y rutas.
En tanto, la Panamericana fue cerrada desde General Pacheco hasta Zárate y fueron liberados los peajes en la Autopista del Sol. También se cerró el tránsito en la ruta 8, desde General Pacheco hasta Pilar. Las rutas 12 y 14 también estuvieron intransitables desde Zárate hasta Gualeguaychú.
Se registraron complicaciones en las rutas 5, 7, la autopista Riccheri y la avenida General Paz, además de la autopista del Oeste y las rutas 202 y 197, donde, por la mañana, la visibilidad osciló entre los 200 y 100 metros.
Ante las dificultades para llegar en automóvil a la ciudad de Buenos Aires, se recargaron los servicios públicos de transporte.
Hospitales en alerta
En los hospitales porteños también aumentó el trabajo. Debido a que creció la cantidad de personas que concurrieron a los hospitales por problemas respiratorios, el ministro de Salud porteño, Jorge Lemus, decretó la alerta amarilla para los hospitales oftalmológicos (Lagleyze y Santa Lucía), pediátricos (Elizalde, Gutiérrez y Garrahan), y de rehabilitación (María Ferrer y Rocca). La alerta amarilla significa que los servicios de guardia de estos hospitales deben contar con la totalidad de su personal, y, en caso de producirse alguna ausencia, debe informarse al SAME para que suministre un reemplazo.
Al cierre de esta edición, el índice de monóxido de carbono había bajado a entre 5 y 5,3 partes por millón. "Hay que darle tranquilidad a la gente. Lo que más molesta es el material particulado, por eso le pedimos a la población que ante cualquier molestia ocular concurra a los hospitales porteños. Nosotros seguimos monitoreando la situación", explicó el ministro de Ambiente y Espacio Público porteño, Juan Pablo Piccardo.
Para mitigar los efectos del material particulado, muchos habitantes de la ciudad recurrieron a los barbijos. Según fuentes de la Cámara de Farmacias, fue tal la demanda de las mascarillas que en varios locales se agotó la existencia de dicho artículo.
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