El Homo naledi, ¿el eslabón perdido en la escala evolutiva?
Creen que la nueva especie encontrada se ubica en el límite entre los australopithecus y los homo habilis, los primeros con cerebro considerable y la capacidad de utilizar herramientas de piedra
Con hallazgos como el del Homo naledi, la nueva especie humana descubierta en lo profundo de una caverna sudafricana, el rompecabezas de la historia humana parece armarse cada vez más.
Por su morfología, los naledi parecen estar en el límite entre los Australopithecus y los Homo habilis, justo el espacio donde hay una significativa brecha sin explicar, por la falta de fósiles que permitan llenar ese vacío. Los especialistas creen que aún no hay información suficiente para responder a todas estas incertidumbres. Lo que más rescatan es que el descubrimiento provee valiosa información que antes no tenían.
De los recientes hallazgos, los especialistas deducen que los naledi medían un metro y medio, que pesaban unos 45 kilos y que todavía no habían desarrollado un cerebro grande. Sin embargo, ya tenían rasgos más humanos, como la capacidad para andar erguidos o unos dientes relativamente pequeños, y ya poseían pulgares oponibles. Esto abre la puerta a pensar que fabricaban herramientas de piedra.
El eslabón perdido
"El eslabón perdido marca el pasaje de los monos a los seres humanos y figuró en lugar prominente en los debates públicos sobre la teoría de la evolución. En términos más técnicos, cumple la función de delatar la ausencia de formas intermedias, de vacíos en una serie que, por lo menos de acuerdo con la teoría, debía ser un continuum -explican los catedráticos Héctor Pucciarelli y Marcelo Tejedor, de las universidades de La Plata y la Patagonia, en Esquel en un artículo publicado en la revista Ciencia Hoy. El término se remonta a tiempos lejanos, cuando se presumía la existencia de una relación lineal directa entre la evolución humana y la del resto de los primates", señalan.
A pesar de ello, "la imagen decimonónica del eslabón perdido, carente hoy de fundamento científico, subsiste en la fantasía del público y los medios", advierten.
El árbol genealógico humano
Según el árbol genealógico del hombre que elabora el Instituto Smithsoniano, existen cuatro grandes ramas de familias en la historia humana:
- El grupo Ardipithecus o Ardi, que configuran nuestro vínculo más cercano a los primates. Estas especies, que vivieron entre 4 y 6 millones de años atrás, evolucionaron en África y dieron los primeros pasos hacia el caminar derecho.
- Mayoritariamente "menores" a los 4 millones de años, la rama de los Australopithecus se destaca porque algunos ya caminaban derecho con regularidad, pero también subían a los árboles.
- Según el Smithsonian, otra de las ramas es la de Paranthropus, con dientes grandes y poderosas mandíbulas, este grupo de humanoides tempranos tenía la capacidad de alimentarse de una variada gama de alimentos. Su antigüedad es de entre 1 y 3 millones de años.
- En la copa del árbol se ubica la rama de los homínidos, los Homo, donde vino a sumarse un nuevo vecino, el homo naledi. En esta rama es que se encuentran las especies con cerebros de mayor tamaño y la capacidad de usar herramientas. Entre estos se encuentra al homo habilis, al rudolfensis, al erectus, al heilderbergensis, floresiensis y neandernanthal, además del sapiens, obviamente.
África, cuna de la humanidad
África es el lugar a explorar. En enero de 2013, el etíope Chalachew Seyoum encontró un trozo de mandíbula de casi tres millones de años de antigüedad, y agregó una nueva pieza en el rompecabezas del árbol genealógico humano. Ese fragmento pertenecía al más antiguo ancestro del género Homo que se haya descubierto.
Antes de eso, se entendía que la evolución humana empezaba hace 2.300.000 o 2.400.000 años, porque de ese entonces datan los primeros restos de Homo habilis, que fabricaba herramientas de piedra. Entre ellos y los Australopithecus afarensis, había casi un millón de años de brecha sin explicar.
Ese nuevo fósil agregaba 400.000 años al linaje Homo y brindaba valiosa información, ya que esa mandíbula, adulta, con coronas y raíces de los caninos, premolares y tres molares, combina rasgos de los Australopithecus y el Homo habilis.
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