Miguel Cané, 27 de noviembre de 1902. "Me diréis que el niño, si no se instruye ni educa en el colegio, lo hace en el hogar. Eso no es exacto, porque en nuestro país, salvo excepciones, en ninguna casa de familia se ocupa nadie de hacer estudiar al niño. Escribo con cierta violencia, lo siento, como siento que estoy diciendo la verdad. La más peligrosa verdad que pueden oír los oídos argentinos, porque esa falta de educación traerá la decadencia de nuestro país"
14 de noviembre de 1909
"El coche partió por la avenida Quintana con la capota baja. Al llegar a la esquina de Callao, un individuo que se hallaba casi en el centro de la calzada alzó las manos y arrojó la bomba que cayó en el piso del carro. Se oyó en el acto una formidable detonación y la humareda cubrió el coche". Así describió la nacion en sus páginas el asesinato de Ramón L. Falcón y su secretario Juan Alberto Lartigau, ocurridos durante un atentado anarquista perpetrado por el joven activista ruso Simón Radowitzky, de 18 años, que fue detenido cuando intentaba suicidarse. La acción, una represalia por la muerte de 11 obreros durante las protestas de mayo de ese mismo año, generó una enorme conmoción.
Rumbo a un mundo distinto, por decisión de los pueblos
¿Tendremos libertad o despotismo en el siglo XX?
por Cesare Lombroso
Muchas veces, bajo el abrazo del despotismo que cada día se hace más estrecho (...) me he preguntado: ¿Será despótico el siglo que comienza al terminar el año 1900? ¿Estamos en error nosotros los jóvenes liberales al pedir que se rompa la capa de plomo del despotismo que amenaza sofocarnos; al pedir que la llama de la libertad encendida en 1848 no se extinga? Y ¿tienen razón los que nos dicen: "ya es demasiada la libertad de que gozáis; lo que ahora se desea es la paz; la libertad concluye en la licencia, y ahora no la desean más que los revoltosos, los que nada poseen, pero la gente seria, los intelectuales, la aristocracia del pensamiento, como la del dinero y de la sangre, reconoce la imposibilidad, el daño, la vergüenza de que el poder de que todos ellos gozan se divida entre las masas. Las masas están destinadas a servir y a vivir siempre bajo el freno"?Me ha asaltado la idea de que tal vez los que así hablan no estén equivocados, de que los albores del nuevo siglo deban alumbrar para todos el fin del liberalismo. Pero semejante pensamiento se ha alejado luego de mi mente cuando, asomándome a la ventana, he oído correr el tranvía eléctrico y llevar en un instante a la gente de un punto a otro, aumentando las comunicaciones y la actividad. Y el teléfono que une ya a los países lejanos (...). Los centros de cultura se multiplican y si por error se dice que por cada dos escuelas que se abren se pueblan dos cárceles, con mayor justicia se podría decir que por cada sacristía que se cierra se abre una escuela y nace una asociación popular. Por más que se quiera oponer obstáculos al progreso, a la libertad, ésta va siempre hacia adelante.Pero el problema que tenemos que encarar no es éste sin embargo: se trata de ver si verdaderamente el beneficio de la humanidad está de aquel lado o del lado contrario. Basta mirar la historia con ojos imparciales, para comprender que la libertad irradia siempre beneficios mayores, mientras que el despotismo daña cuanto toca (...).Las repúblicas sudamericanas, y principalmente la Argentina, entraron demasiado rápidamente en la libertad, y en los primeros tiempos pasaron de las violencias de las plazas a la de los dictadores; pero ahora vuestro país ha ahogado las unas y las otras. Ha pasado la época de los peligros, y goza de las verdaderas ventajas del régimen libre.En cuanto al mundo en general, parece en gran parte maduro para la libertad.Podemos, pues, aguardar impertérritos los conatos de los antisemitas en Italia, de los gobernantes en Rusia y de sus compañeros de pensamiento en otras partes, para ahogar la libertad. Sus esfuerzos serán estériles.
La inauguración del Teatro Colón
25 de mayo de 1908
El ocio también puede resultar muy productivo
20 de enero de 1906
por Emilio Becher
Texto publicado en LA NACION por este tan reconocido como malogrado autor
La pereza tiene una aplicación social certificada por numerosos ejemplos y sería fácil demostrar que el yogui absorto en el examen de su mente es tan útil a sus contemporáneos como el soldado o el obrero. La meditación todo nos lo enseña, y el hombre que recoge dentro de sí mismo descubre maravillas más estupendas que las encontradas por la intrepidez de los exploradores. La contemplación nos revela el aspecto íntimo y secreto del mundo.Su visión agranda, como en la zona de un microscopio, los hechos y las acciones más triviales. De su ocio fecundo han salido las fábulas de los poetas y los hallazgos de los inventores. Ninguno de los descubrimientos que nos enorgullecen es consecuencia del trabajo. Los más grandes fueron concebidos en un minuto de divina inacción, que permitió ver de una manera decisiva lo que antes no se había mirado sino de un modo confuso y distraído.
La muerte de Bartolomé Mitre
19 de enero de 1906
La muchedumbre se agolpó en la calle San Martín, la primera Redacción de la nacion, tras conocerse la noticia de la muerte del general Bartolomé Mitre. Entre el dolor, los gestos de agradecimiento se repitieron durante varios días y en el cortejo fúnebre, del que participaron decenas de miles de personas. En una apostilla de aquellas páginas, se contó: "El director del Museo Histórico Nacional, Dr. Adolfo P. Carranza, pidió a la familia del general Mitre le permitiera, para colocarlo entre las reliquias depositadas en aquel, el chambergo que usó el patricio. La familia accedió al pedido". El sombrero de Mitre aún permanece en ese lugar.
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