El “glaciar del Juicio Final” está perdiendo su batalla contra un enemigo invisible
Se trata del glaciar Thwaites, ubicado en la Antártida; en caso de derretirse, comunidades costeras de todo el mundo podrían quedar sumergidas bajo el agua
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La parte occidental de la Antártida es una de las regiones que más rápido se calienta en la Tierra. Para comprobar esta situación, solo basta con observar el deshielo del glaciar Thwaites, también conocido como el “glaciar del Juicio Final”, por su potencial aporte a la subida del mar.
Desde la década de 1980, se calcula que Thwaites perdió 595.000 millones de toneladas de hielo, contribuyendo, desde es momento y por sí solo, a la subida anual del nivel del mar en todo el mundo. El ritmo de la pérdida del hielo del glaciar se aceleró sustancialmente en las últimas tres décadas debido a los ríos de agua cálida de mar ocultos que atraviesan la parte inferior del glaciar y al cambio climático que calienta el aire y el océano.
Hace un mes, un equipo de científicos logró obtener los datos del subsuelo del glaciar Thwaites y descubrieron que existe una conexión a través de la cual fluyen las aguas profundas de la bahía de Pine Island, unión que antes se creía bloqueada por una cresta submarina.
Ahora, una nueva investigación sugiere que el calentamiento del océano y de la atmósfera no son los únicos factores que empujan a Thwaites al borde del abismo ya que el calor de la propia Tierra también puede estar derritiendo a los glaciares de la Antártida un ritmo acelerado.
En un estudio publicado en la revista científica Communications Earth & Environment, los expertos analizaron los datos del campo geomagnético de la parte occidental de la Antártida para crear nuevos mapas del flujo de calor geotérmico en la región, es decir, que estas representaciones muestran cuánto calor del interior del planeta asciende para calentar el Polo Sur.
Los investigadores descubrieron que la corteza occidental de la Antártida es mucho más delgada que la oriental (un grosor de entre 17 y 25 kilómetros en la zona occidental contra los 40 kilómetros de la zona oriental). Esta situación expone a Thwaites a una cantidad de calor geotérmico mucho más elevado que la de los glaciares del otro lado del continente helado.
“Nuestras mediciones demuestran que, donde la corteza terrestre sólo tiene entre 17 y 25 kilómetros de espesor, puede producirse un flujo de calor geotérmico de hasta 150 milivatios por metro cuadrado bajo el glaciar Thwaites”, indicó Ricarda Dziadek, geofísica del Instituto Alfred Wegener (AWI) de Investigación Polar y Marina de Alemania, y autora principal de la investigación.
Al encontrarse en una fosa oceánica, la corteza que existe bajo el lecho marino en la zona occidental de la Antártida es mucho más fina que la que se encuentra bajo la parte oriental. Los científicos sospechan, desde hace tiempo, que esta corteza más fina debe absorber más calor del manto superior del planeta (que experimenta temperaturas medias de 200 grados), y que influye en la formación y evolución de los glaciares.
En este nuevo estudio, los investigadores cuantificaron por primera vez la diferencia en el flujo de calor. A través de la utilización de diversos conjuntos de datos de los campos magnéticos, el equipo de científicos calculó la distancia entre la corteza y el manto en varios puntos de la Antártida, así como el flujo de calor relativo en esas zonas.
Según los expertos, aunque es difícil saber con exactitud el calor del glaciar donde el hielo se encuentra con el lecho marino (ya que los distintos tipos de roca conducen el calor de forma diferente), sospechan que el suministro extra de calor en el oeste solo puede significar malas noticias para Thwaites.
“Las grandes cantidades de calor geotérmico pueden, por ejemplo, hacer que el fondo del lecho del glaciar deje de congelarse por completo o que se forme una película constante de agua en su superficie. Cualquiera de estas condiciones podría hacer que el hielo del glaciar se deslizara más fácilmente sobre el suelo, haciendo que la pérdida de hielo del glaciar ‘se acelerara considerablemente’”, aseguró Karsten Gohl, geólogo del AWI y coautor del estudio.
Los datos no son nada alentadores porque estipulan que si el glaciar Thwaites se derrumbara por completo en el océano, el nivel del mar subiría unos 65 centímetros. Esta hipotética situación devastaría a las comunidades costeras de todo el mundo, que quedarían sumergidas bajo el agua.
Los científicos agregaron que sin el glaciar que tapona como el corcho de una botella el borde de la capa de hielo de la parte occidental de la Antártida, la pérdida de hielo podría acelerarse de manera drástica en toda la región y provocaría el inmediato aumento del nivel del mar en una escala sin precedentes.
En los próximos meses, los investigadores tendrán la oportunidad de perfeccionar las mediciones del flujo de calor bajo la Antártida porque se está llevando a cabo un importante proyecto internacional de investigación en el Polo Sur que incluye misiones de perforación de núcleos de hielo que se extienden hasta el lecho del glaciar Thwaites. Estas futuras mediciones del flujo de calor a partir de las muestras del núcleo podrían brindar a los científicos una idea más precisa de cuánto tiempo resta para que el “glaciar del Juicio Final” se desintegre.
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