En las principales trazas de acceso a la ciudad, las horas picos tienden a desaparecer y la densidad de vehículos se va distribuyendo a lo largo del día
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El ingreso a la ciudad, desde el norte bonaerense, es cada vez más complicado para las personas que viven en esa zona y trabajan o estudian en la ciudad de Buenos Aires. Elegir caminos alternativos, adelantar la salida del hogar para llegar a tiempo o utilizar diferentes tipos de transportes forma parte de la estrategia diaria para tratar de evitar los congestionamientos que ya no solo ocurren en las horas más pesadas, durante la mañana o por la tarde, en el regreso a casa.
“Estoy saliendo media hora o hasta 40 minutos antes y, muchas veces, llego con demora”, suelta una mujer acostumbrada a recorrer la traza que une la ciudad con la provincia de Buenos Aires. “Dame 20 minutos más para llegar porque estoy trabado en la Panamericana”, se excusa un hombre que vive en zona norte y debía llegar a una reunión pautada en Núñez.
Esta percepción que tienen muchas personas se confirma con las cifras de la circulación actual. Acceso Norte soporta hoy casi un 8% más de vehículos respecto del año pasado y una variación mucho más elevada si se compara con el flujo de tránsito prepandemia. El escenario indica que las horas picos tienden a desaparecer y que la densidad de vehículos sobre la traza más importante de acceso a la ciudad se distribuye a lo largo del día. En otras palabras, las congestiones pueden ocurrir en forma inesperada y en cualquier momento de la jornada.
“Ya no existe más la hora pico, antes se sabía cuáles eran las horas más cargadas y te acomodabas a eso, pero ahora en cualquier momento la autopista está llena. Y va empeorando con los años: cuando arranqué la facultad, en 2015, para estar en Núñez a las 8 podía salir hasta 6.45, pero en 2019, cuando la terminé, tenía que salir 6.15″, explica Lucía Martín, que vive en Pilar. “Hay puntos donde sabés que se congestiona, como la unión de los ramales, y entonces usamos caminos alternativos, pero no es suficiente”, agrega.
Los datos le dan la razón a Lucía y a todos los que sienten que deben emplear más tiempo que antes para llegar a la ciudad. Según la información de Autopistas del Sol (Ausol), concesionaria de Acceso Norte y Acceso Oeste, en la Panamericana hay un 7,8% más de vehículos al comparar marzo de 2022 con marzo de este año. El aumento, en promedio, llega al 17% respecto de marzo de 2019, el último registro disponible antes de la pandemia.
Hay más. La medición del Tránsito Medio Diario Anual (TMDA), un valor referencial que permite hacer comparaciones, en ambos sentidos de circulación arroja que entre 2019 y 2023 la variación fue del 24% en días hábiles al pasar de 262.363 a 325.566 vehículos diarios, respectivamente. En jornadas no hábiles también hubo un incremento, pero menor, del 11%, de 102.193 vehículos a 112.998 por día.
“La sensación es que podés caer en una congestión a toda hora, no importa si es hora pico, el mediodía o las ocho de la noche. Es una complicación porque hay que ajustar los tiempos para llegar, pero sin saber cómo estará el camino”, comparte Paola Mora, que vive en zona norte y trabaja en la ciudad.
Desde Ausol explican que las franjas horarias en las que se concentraba aproximadamente el 75% del tránsito, de tres horas a la mañana y tres horas a la tarde, van desapareciendo en el ingreso y el egreso de la ciudad. El volumen de la movilidad, advierten, es constante entre las 7 y las 17 sin que haya fluctuaciones. Todo se explica en los cambios de hábito de los usuarios de la autopista.
En el Acceso Oeste, otra de los ramales gestionados por Ausol junto a la Panamericana y la General Paz (entre los tres concentran una circulación de 1.300.000 vehículos todos los días) la situación es similar. El TMDA en el Acceso Oeste arrojó que entre marzo de 2019 y marzo pasado el aumento promedio fue del 21%, siendo del 26% en días hábiles y del 16% los sábados, domingos y feriados.
Posibles razones
“Hay varios factores que contribuyen al aumento de tránsito en ambos sentidos. Los esquemas de trabajo de muchas empresas cambiaron con la pandemia, se trabaja menos días en las oficinas o los lugares físicos y más de manera remota, entonces la gente viaja en su vehículo propio. Quizás antes de la pandemia tener que ir todos los días al trabajo implicaba un gasto más grande y por eso la gente se volcaba más al transporte público”, arriesga Gustavo Brambati, subgerente de Seguridad Vial de Cesvi.
“También hay muchos más vehículos utilitarios usados para la micro logística, un rubro que tuvo un incremento muy fuerte en la pandemia y que se nota en la circulación. Todos los cambios en los usos de los vehículos fueron impactando en los hábitos de los usuarios”, agrega Brambati.
Para el especialista en seguridad vial este nuevo escenario provoca, además de congestiones inesperadas, más siniestros. “Muchos de los conductores no saben conducir en las autopistas, no se anticipan a posibles frenadas que pueden ocurrir en forma abrupta. Vemos que hay más choques en cadena, pero cuando está tan cargada la autopista, con un volumen alto de tránsito, cualquier evento sin consecuencias graves genera problemas de congestión”, explica.
El presidente de la Asociación para la Disminución de Siniestros Viales (Adisiv), Axel Dell’Olio, coincide que los cambios de hábito están relacionados con las costumbres vigentes desde la pandemia. “Hay gente que no está yendo a laburar, que se queda en su casa y que se moviliza por otras cosas. No todos se mueven a la misma hora y por eso las congestiones son menos previsibles”, analizó.
Pero, además, la deficiencia en el transporte público es la otra variable que impacta en este cambio de hábito, según Dell´Olio. “Es momento de repensar el transporte público que está siendo obsoleto. Las empresas son actores principales de esta historia y cuando se te plantan algunas empresas, te complican la circulación. Es muy complicado ir a tomar el colectivo, los subtes son un lío… la variable gremial también juega en estos cambios de hábito”, sostiene el licenciado en Prevención Vial.
Al incremento del tránsito se le suma un aumento en las conductas de riesgo que pueden provocar accidentes o tragedias graves. De acuerdo al último informe elaborado por el Observatorio Vial de Autopistas del Sol y del Oeste, correspondiente a 2022, solo el 47% y el 37% de los conductores usan el cinturón de seguridad en la Panamericana y Acceso Oeste, respectivamente. Los datos permitieron concluir, también, que el 25% de los conductores que circulan por el Acceso Norte y la avenida General Paz utilizan el celular al conducir, mientras que en el Acceso Oeste esa cifra llega al 27%.
En la comparación respecto al año anterior se observa que en 2021 en la Panamericana y General Paz el cinturón de seguridad era utilizado por el 89% de los conductores y en el Acceso Oeste, por el 70%. Esta conducta se replica en los acompañantes: en la Panamericana y la General Paz solo el 36% de los copilotos lo utilizaron en 2022 frente al 78% de un año atrás; mientras que en el Acceso Oeste fue del 29% y 46%, respectivamente.
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