El exilio, tan duro como de lo que se huye
A ocho años del comienzo de la mayor ola emigratoria, sólo un tercio de los que partieron encontraron mejores condiciones de vida
El éxodo fue masivo y representó la mayor oleada emigratoria que vivió el país en su historia: a partir de 2001, más de 800.000 argentinos se fueron a vivir al exterior, según un informe de la Organización Internacional para las Migraciones que publicó el martes último LA NACION.
¿Qué ocurrió con ellos? ¿Lograron insertarse en el nuevo destino? ¿Piensan en volver? ¿Los logros conseguidos fueron lo suficientemente importantes para paliar la nostalgia y el desarraigo? ¿Cómo viven estos argentinos en el exterior, a ocho años de su partida?
"Dadas las peculiares características de la Argentina, que no representa un caso típico de país exportador de trabajadores, los diferentes flujos de emigrantes poseen un alto nivel educativo y una elevada tasa de retorno", señaló la socióloga Susana Novick, investigadora del Conicet y del Instituto Gino Germani, en su libro Norte-Sur, estudios sobre la emigración de argentinos , publicado recientemente por la Universidad de Buenos Aires.
El trabajo indagó en profundidad las distintas etapas de la emigración durante la última década. Uno de los relevamientos se hizo en el país, entre argentinos que planeaban emigrar. Entre los motivos de la partida, primaron las razones personales: la búsqueda de mejores condiciones de vida y laborales. Estas fueron mencionadas por el 51% de los entrevistados.
El 59% creía que su emigración sería definitiva y que sólo pensaban volver de vacaciones.
Una encuesta realizada años más tarde entre personas que residían fuera de la Argentina indicó que las dos terceras partes de los entrevistados consideraba que económicamente estaba mejor en el nuevo país, en relación con su situación en la Argentina. Sin embargo, cuando se les preguntó por las consecuencias de la emigración en ellos y su familia, sólo un tercio expresó implicaciones positivas, tales como haber podido cumplir con sus expectativas, hacer planes, lograr una mayor realización profesional y personal, y conseguir más seguridad. En tanto que otros dos tercios destacaron lo negativo de la emigración, como el desarraigo, la soledad y la falta de afectos familiares.
Un indicador en el progreso del nivel de vida se expresa en que el 47,6% de los entrevistados dijeron poseer en el nuevo país automóviles u objetos de confort, como televisión, computadora, lavarropas, microondas y conexión a Internet en su casa. Cuando vivían en la Argentina, sólo el 20% los tenía. Por el contrario, la propiedad inmueble descendió con la emigración: el 25,5% de los entrevistados poseía una o más propiedades en la Argentina. Ese porcentaje descendió al 7% en el nuevo país.
Anhelos insatisfechos
"Hemos recurrido a la utilización de técnicas cualitativas que nos permiten explorar las características y razones por las cuales las expectativas y anhelos puestos en la emigración no fueron totalmente satisfechos", señaló Paula Palomares, autora de uno de los capítulos que analiza las razones del regreso de miles de argentinos al país, a partir de 2005. Sin embargo, no se precisa cuántos son.
"Las razones para emigrar apuntaban a la realización personal, entendida como la búsqueda de mejores condiciones personales y laborales, pero también apuntaban a la crisis de la Argentina. En cambio, el desarraigo, la discriminación, las expectativas frustradas y la limitada inserción laboral e institucional desalentaron gradualmente la posibilidad de establecerse por un largo período", agregó Palomares.
Para indagar cómo se reinsertaron en el país los emigrados que retornaron, los investigadores hicieron 25 entrevistas en profundidad desde 2005. Según las conclusiones, en la decisión de retornar tuvo un peso importante la percepción que en los países desarrollados se tiene de los inmigrantes, a quienes, según su nacionalidad, se los cataloga como generadores de problemas y, de manera creciente, como una amenaza. "Todo extranjero es igualmente una basura", apuntó Mariana, de 27 años, entrevistada para el trabajo.
"Muchos chocaron con la burocracia, que cumple la función de la discriminación encubierta. Otra forma de discriminación fue el trabajo. El acceso, para muchos, quedó restringido a las ocupaciones de menor calificación. Los universitarios encuentran en la sociedad receptora un límite para el ascenso profesional y, por ende, ven frustradas las expectativas que los llevaron a migrar", agregó Palomares.
El nivel de capacitación de los emigrados es alto: el 71,4% poseía estudios universitarios o superiores, y la mayoría de los que se fueron estaban ocupados en el momento inmediatamente anterior a su partida.
No obstante, según los investigadores, la vuelta no está motivada por una sola razón. La añoranza, la vida cotidiana, lo que ellos llaman la inmediatez de las relaciones sociales, no se compensan con una seguridad económica. "Y esto es justamente lo que comprueban una vez transcurridos los dos años", apuntó la investigadora.
Uno de los datos del informe de la OIM es que el aporte económico de los emigrados a las arcas argentinas no es menor. Si se observa la evolución de las remesas en el período 2001-2007, se advierte un incremento del 900% en el volumen enviado. El monto pasó de 100 millones de dólares en 2001 a US$ 920 millones en 2007. Esta cifra significa el 0,4% del PBI.
Los principales países desde donde los migrantes argentinos emitieron las remesas son España (30,4%), Estados Unidos (22,3%), Chile (6%), Paraguay (5,9%), Israel (5,4%), Bolivia (3,5%), Brasil (2,5%), Uruguay (2,3%) y Canadá (2,1 por ciento).
Los expatriados
- 806.369 argentinos, el 2,1 por ciento de la población, emigraron del país a partir de la crisis económica de 2001, según la Organización Internacional para las Migraciones (OIM).
- La cifra representa a la población total de la provincia de Santiago del Estero y significa la mayor ola migratoria de la historia argentina. Pero no toma en cuenta a los que retornaron en los últimos meses por la crisis mundial.
- 229.009 personas emigraron a España. Como destinos, le siguieron Estados Unidos, con 144.023 emigrados; Paraguay, con 61.649; Chile, con 59.637; Israel, con 43.718, e Italia, con 11.576.
- 4,2 millones de personas vinieron al país a principios del siglo XX. Inmigraron desde países como Italia, España y Francia, entre otros. La mitad retornó luego a su país de origen.
- US$ 920 millones fue el monto total de las remesas enviadas al país, en 2007, por los argentinos expatriados.
- 900% más. Ese es el incremento en el volumen del dinero enviado desde el exterior, en comparación con 2001 , cuando los montos no superaban los US$ 100 millones.
- Origen de las remesas. España (30,4%), Estados Unidos (22,3%), Chile (6%), Paraguay (5,9%), Israel (5,4%), Bolivia (3,5%), Brasil(2,5%) y Uruguay (2,3%).