El evento en Córdoba que convocó a jóvenes de todo el mundo
Hubo más de 100 inscriptos en el Festival Argentino de Highline, el más antiguo de la región
Fueron más de 100 los inscriptos al 5° Festival Argentino de Highline (FAH) que se hizo durante cinco días, entre el 29 de marzo y el 2 de este mes, en el cañadón de Los Mogotes, a poco más de dos kilómetros al norte de Capilla del Monte, en Córdoba. Los deportistas desafiaron la naturaleza: hicieron equilibrio y piruetas en las alturas, acompañados de la mirada atónita de algunos turistas que se acercaron a observar el espectáculo.
El FAH es el festival de equilibrio en altura más antiguo de América del Sur y cuenta con la participación de una comunidad de highline nacional e internacional. Se inscribieron hombres y mujeres de entre 18 y 35 años, profesionales y amateurs. Hubo participantes de Mendoza, Córdoba, Neuquén, Rosario y Buenos Aires. También de Uruguay, Perú, Chile, Alemania, Italia y Francia.
La organización estuvo a cargo del Club de Slak, una agrupación de highliners con sede en Buenos Aires, coordinada por Ezequiel Ruete, Federico Tiglio y Federico Taverna, en colaboración con otras escuelas del país. Viajaron una semana antes del evento para montar cintas entre dos extremos del cañadón. Había 16, colocadas a una altura de entre 20 y 120 metros, y un largo de entre 20 y 180 metros.
"El armado del highline requiere gran experiencia en el manejo de los equipos. Siempre estás a un paso del abismo. Para nosotros la seguridad es lo más importante: no podemos permitir un error", explicaron.
Los deportistas se alojaron en el camping de Capilla del Monte, cedido por la municipalidad, y ahí también tomaron clases de yoga y meditación, y ejercitaron la concentración.
Antes de que naciera el highline surgió el slackline, que es lo mismo, pero a corta distancia del suelo. Fue en la década de los 80, cuando dos escaladores del valle de Yosemite, en California, Adán Grosowsky y Jeff Ellington, empezaron a caminar sobre cadenas flojas y cables en estacionamientos. Luego sumaron sus equipos de escalada para armar líneas y caminarlas Así nació este deporte que, en poco tiempo, se expandió por todo el mundo.
Como la cinta era ligeramente elástica, los atletas podían, además de mantener el equilibrio y caminar, hacer saltos y piruetas. Debido a su flexibilidad, respondía al viento y al movimiento. También podía regularse la tensión. Eso originó la aparición de prácticas como el highline (caminar en altura); el trickline (hacer trucos sobre la cinta); el longline (caminar a mayor distancia) y el waterline (hacerlo sobre ríos o lagos).
El free es una variante del highline, pero mucho más riesgosa. El deportista recorre la línea sin correa de seguridad. Caerse no es una opción: moriría en el acto. Uno de los atletas que lo practicaba era el norteamericano Dean Potter, quien murió en un accidente al saltar desde un pico del Parque Nacional Yosemite con un paracaídas. Potter es considerado el iniciador del highline en la Argentina tras sus visitas a El Chaltén, hace 10 años.