El enigma del cáncer colorrectal: aumenta de manera alarmante en los jóvenes y disminuye en los mayores
La incidencia se dispara un 3% anual en las personas menores de 50 años en algunos países ricos, sin que se conozcan las causas
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MADRID.- Los expertos de medio planeta están alertando de un fenómeno inquietante. Los casos de cáncer colorrectal están disminuyendo en las personas mayores, pero disparándose globalmente en los menores de 50 años. La incidencia ha aumentado a un “alarmante” ritmo de alrededor del 3% cada año en muchos países, con incrementos incluso más rápidos en los menores de 30 años, según advierten dos de los mayores especialistas del mundo, Kimmie Ng y Marios Giannakis, del Instituto Oncológico Dana-Farber, en Boston (Estados Unidos). Las causas de este enigmático proceso se intuyen, pero se desconocen.
La oncóloga Kimmie Ng cuenta que lo percibe cada día en su hospital. “Llevamos muchos años viendo a cada vez más pacientes, muy jóvenes, que ingresan con cáncer colorrectal ya con metástasis, muchos de ellos sin predisposición genética ni factores de riesgo obvios”, señala. Son mujeres y hombres veinteañeros, treintañeros o de cuarenta que han tenido síntomas inespecíficos —como estreñimiento o diarreas— durante meses, sin que nadie sospechase de un cáncer a su edad. La médica considera la situación “extremadamente preocupante” y urge a la comunidad científica a unirse para entender qué está ocurriendo. Su llamamiento a la acción se publica este jueves en la revista Science.
El cáncer colorrectal, culpable de la muerte de casi un millón de personas cada año, es el segundo más letal en el mundo, por detrás de los tumores de pulmón. El equipo de Rebecca Siegel, jefa científica de la Sociedad Estadounidense contra el Cáncer, alertó ya en 2019 de que este cáncer estaba aumentando en los menores de 50 años en al menos 19 países. En una decena de ellos, estos tumores disminuían en las personas mayores de 50 años, pero se incrementaban a gran velocidad en los adultos más jóvenes, como ocurre en Nueva Zelanda (un 4% anual), Reino Unido (3,3%), Canadá (2,8%), Australia (2,8%), Estados Unidos (2,2%), Suecia (1,6%) y Alemania (1,3%).
En busca de respuestas
Los dos investigadores del Instituto Oncológico Dana-Farber reconocen que las razones exactas de este fenómeno “se desconocen”, pero enumeran las principales hipótesis. “Sospechamos que contribuyen los factores ambientales, como la dieta y el estilo de vida”, explica Kimmie Ng. “Hemos identificado la obesidad, el sedentarismo, el aumento del consumo de bebidas azucaradas y la deficiencia de vitamina D como factores de riesgo”, destaca.
En España no existe una base de datos nacional del cáncer, porque ningún gobierno ha dedicado recursos para hacerla, pero sí hay un par de decenas de registros locales, que cubren al 27% de la población del país. El presidente de esta Red Española de Registros de Cáncer, el epidemiólogo Jaume Galceran, destaca que en ninguno de los tres grandes países europeos del Mediterráneo occidental —España, Italia y Francia— se ha detectado un aumento de las tasas de incidencia, al menos de momento.
Galceran detalla que las cifras de cáncer colorrectal se mantienen “estables” en España, con un caso anual por cada 15.000 menores de 50 años, según sus datos, del periodo 2002-2016. Sin embargo, como reconoce el epidemiólogo, apenas hay registros locales en el centro y el sur del país, donde se concentran algunas de las regiones con mayores problemas de obesidad infantil y juvenil. Galceran, responsable del Registro de Cáncer de Tarragona, insta a las autoridades españolas a apostar por un único registro nacional. “Es una cuestión de voluntad y recursos”, sostiene.
El epidemiólogo no descarta que ese repunte de casos de cáncer colorrectal entre los adultos jóvenes acabe llegando a España, un país en el que crece la obesidad y el sedentarismo, como ya ocurrió hace décadas en Reino Unido y Estados Unidos. La oncóloga Ana Fernández Montes, del Complejo Hospitalario Universitario de Ourense, cree que ya está ocurriendo. “En España no tenemos un registro nacional que nos diga que la incidencia está aumentando, pero sí tenemos la percepción de que está sucediendo. Tenemos cada vez más gente joven. Yo tengo un chico de 36 años ahora mismo”, explica.
“Es una barbaridad”
Fernández Montes, miembro de la junta directiva de la Sociedad Española de Oncología Médica, teme el ritmo de crecimiento observado en países como Estados Unidos. “Es una barbaridad. Y aquí va a suceder lo mismo, por los hábitos de vida que llevamos. Ya estamos viendo un aumento alarmante en los jóvenes”, afirma. La oncóloga recuerda un reciente estudio estadounidense que sugirió que tomar dos o más bebidas azucaradas al día duplica el riesgo de sufrir un cáncer colorrectal antes de cumplir los 50 años. “El mensaje es que hay que tener hábitos de vida saludable: hacer ejercicio, no tomar bebidas azucaradas, evitar los productos ultraprocesados”, proclama la médica.
El biotecnólogo Cayetano Pleguezuelos menciona otras protagonistas: las bacterias del aparato digestivo. “Desde mi perspectiva, el factor más sospechoso son los cambios en la microbiota intestinal”, opina este investigador español del Instituto Hubrecht, en Países Bajos. Su equipo fue el primero que demostró una conexión directa entre estas bacterias y el daño en el ADN de las células humanas que provoca la aparición del cáncer.
Pleguezuelos explica que la propia comida basura cambia la composición de las comunidades bacterianas del intestino, pero reconoce que la ciencia en este campo está en pañales. “Todavía no sabemos exactamente ni qué factores contribuyen a estos cambios en la microbiota ni qué bacterias [están vinculadas al cáncer]”, admite. El biotecnólogo colabora con la propia Kimmie Ng en un consorcio internacional, denominado Optimisticc, para investigar el impacto de los microbios intestinales en el cáncer colorrectal. En octubre, un grupo de la Universidad de Yale señaló a la bacteria Morganella morganii, habitual en el intestino humano, como presunta causante de estos tumores.
Los oncólogos Kimmie Ng y Marios Giannakis predicen que el cáncer colorrectal de aparición temprana se convertirá en 2030 en la principal causa de muerte por cáncer en las personas de entre 20 y 50 años. Los autores sugieren reforzar los programas de detección precoz en los adultos jóvenes, como ya se ha hecho en Estados Unidos, donde a partir de los 45 años se recomienda realizar pruebas para buscar sangre oculta en las heces. En España, estos test se hacen a partir de los 50 años.
Por Manuel Ansede
©EL PAÍS, SL
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