El alegato de Santiago Silvoso que indignó a los padres de Macarena Mendizabal
Mientras la defensa de Santiago Silvoso leía su alegato, José Luis Mendizabal, padre de Macarena, quien sufrió irreversibles daños el 5 de abril de 2015 tras ser embestida por Silvoso, debió retirarse de la sala descompensado por la indignación que le provocaba lo que estaba oyendo. Adriana Aruj, madre de Macarena, se mantuvo al lado de su abogado, Roberto Schlägel, pero no podía contenerse: por momentos se desprendían de su boca palabras de bronca al escuchar el alegato del acusado. Su abogado intentaba contenerla. A los minutos decidió levantarse e irse al fondo de la sala del Tribunal Oral Criminal N° 24.
"Estos asesinos al volante impunemente destrozan familias y causan daños irreversibles y uno encima tiene que escuchar que son inocentes y que sus abogados piden su absolución, es demasiado", se quejó Adriana en diálogo con LA NACION.
Los Mendizabal no sabían que en la audiencia de ayer Silvoso también alegaría. Pensaron que solo lo harían ellos (la querella) y la fiscalía. Pero se encontraron con que la audiencia que había comenzado a las 9 se estiraría hasta la tarde por este motivo. "Cuando José Luis empezó a escuchar que la defensa hacía una comparación entre los daños que había sufrido Maca y los que había sufrido Silvoso más los que habían sufrido las familias dijo: ‘Esto es muy fuerte’, se levantó y se fue", contó Adriana.
"Le hablé a la jueza desde el corazón"
"Por lo menos tuvimos la posibilidad, tal como lo contempla la ley de víctimas, de poder hablar y hacer nuestro descargo. José Luis leyó esa carta que habíamos armado y me sentí acompañada por las madres del dolor, Viviam Perrone y otra mamá, y también por Matías Bagnato, que pudieron estar en la audiencia", continuó.
Perrone, que perdió a su hijo en 2002, fue quien le aconsejó a Adriana que tomara valor y le hablara a la jueza en la jornada de ayer. "Me dijo: ‘Vos también tenés que hablar, este es el momento’". Porque a la carta la habíamos armado los dos, pero yo me iba a mantener en reserva. Le respondí que no tenía nada escrito y me contestó que hablara desde el corazón, pero que no me quedara con las ganas de decir lo que sentía. Fue lo que hice".
Sobre lo que le dijo a la jueza María Cecilia Maiza, Adriana contó: "Me salieron las palabras desde el corazón y espero haber tocado el de la jueza porque es a ella a quien me dirigí todo el tiempo. No me dio nerviosismo hablar y poder defender a Maca y terminé mi relato diciendo que a Maca le había prometido justicia y que, ya que ella no podía estar ahí, yo era su voz".
Minutos antes, José Luis había leído su carta, que contaba pormenorizadamente todas las operaciones y complicaciones que debió atravesar Macarena. Por ejemplo, que debieron removerle alrededor del 40% del hueso del cráneo y que estaba desde el día del accidente en estado vegetativo. "A lo largo de las audiencias escuché a mucha gente decir que tanto no se acordaban [del accidente] porque había pasado mucho tiempo y, debo admitir, sentí una envidia sana por no acordarse. Para nosotros esa posibilidad no existió nunca", expresó. "Para nosotros la vida quedó paralizada ese 5 de abril y a partir de ahí nada volvió a ser lo mismo (...) los daños de esta tragedia son incalculables (...) este pedido de justicia es una deuda que como mamá y papá tenemos con ella". La última frase de la carta fue contundente: "Ojalá Dios pueda perdonar a este hombre porque nosotros todavía no pudimos".
El alegato de Silvoso
Por la tarde le llegó el turno a Silvoso. Schlägel señaló cuáles fueron los puntos de su argumento que indignaron a la querella. A lo largo del juicio oral, los Mendizabal intentaron acreditar a través de la prueba testimonial que esa fatídica madrugada de Pascuas de 2015 Silvoso pasó el semáforo en rojo, que venía en zig-zag a más de 100 kilómetros por hora, que pasó a quienes iban en la misma dirección que él con una maniobra peligrosa por la derecha y que el auto en el que iba Macarena iba circulando a baja velocidad, con el semáforo en verde. Silvoso intentó dar por tierra con todo ello.
"Los testigos fueron todos contestes, coincidentes en que esto fue así. Hubo cuatro autos que vieron el hecho, uno es el de los amigos de Macarena que venían detrás de ella, y otros dos venían desde Aeroparque en dirección a General Paz. La defensa de Silvoso trajo al juicio a un cuarto coche, un cuarto testigo, con un remisero que fue quien ayudó a sacar a Macarena del auto. En la instrucción este hombre había dicho que Macarena no llevaba cinturón y lo traen al juicio por ese motivo, pero nos encontramos con la sorpresa de que el tipo declara que se había detenido en el semáforo porque estaba en rojo y que ahí pasa Silvoso y se la lleva puesta a Macarena. Es decir que la prueba testimonial es contundente", expresó el letrado.
Según contó, la defensa alegó supuestas contradicciones de los testigos. "Los comparaban diciendo: ‘Este dijo que Santiago venía haciendo zig-zag pero este otro no lo dijo, otro dijo que iba a más de 100 kilómetros por hora pero no dijo que pasó en rojo’. Es una estrategia indignante porque hubo testigos que se presentaron espontáneamente, que fueron convocados a través de las redes sociales. Tuvimos que rastrear durante un largo tiempo a siete testigos que pudieran declarar por haber presenciado el accidente", recordó.
Según Schlagel, la jurisprudencia establece que cuando los testigos presentan contradicciones en puntos que no son fundamentales no ponen en juego la credibilidad sino que la refuerzan, porque eso indica que no se pusieron de acuerdo en decir una misma versión. "Luego la defensa volvió a sostener que Silvoso no había tomado alcohol y que el test de alcoholemia fue erróneo porque había vomitado antes, lo cual no está probado", agregó.
"La verdad es que fue duro. Es difícil aguantar todo eso. Criticaron a la querella, a los padres de Macarena y a mí diciendo que yo hice un análisis parcial de las testimoniales. Yo en mi alegato señalé que ellos critican a los testigos que dijeron que pasó en rojo pero: ¿por qué no trajeron ellos a alguno que pueda sostener que cruzó en verde?", continuó. "El alegato duró mucho tiempo, como dos horas, y escuchar todo esto nos puso mal a todos".
Los Mendizabal pidieron ayer que se condene a Silvoso por el delito de lesiones gravísimas con dolo eventual con una pena de 10 años e inhabilitación absoluta por ese tiempo más tres años más. La fiscalía pidió tres años de prisión efectiva y cuatro años de inhabilitación por el delito de lesiones gravísimas culposas. La sentencia será el próximo martes.
"La fiscal considera que hubo culpa con representación, porque dice que el acusado se representó el resultado pero pensando que iba a poder evitarlo. Dice que como él también se lesionó no puede haberse representado ese resultado y actuar igual porque en ese caso no habría actuado. Nosotros creemos que hubo dolo eventual porque se representó que pudiera ocurrir el ilícito pero no le importó y obró igual. La de la fiscal es una posición común en los tribunales pero para mí es inaceptable porque en este caso las hizo todas: venía borracho, haciendo maniobras peligrosas, a 100 kilómetros por hora, pasó en rojo y encima es piloto de carreras. Si no hay dolo eventual en este caso, no lo hay en ninguno", indicó.
La palabra del acusado
En contacto con LA NACION, el abogado de Silvoso, Víctor Varone, expresó que su defendido siempre estuvo a disposición de la Justicia y que espera una sentencia justa. "Si hubo dos conductores implicados los dos tienen que llegar a instancia de juicio", señaló, en alusión a Ramiro Sala Giménez, quien conducía el auto de Macarena y que fue sobreseído en la etapa de instrucción. Cabe destacar que Sala Giménez se negó a hacerse el test de alcoholemia ese día y que siempre dijo no recordar nada de lo sucedido en el accidente. "La maniobra imprudente y temeraria la produjo Sala Giménez", acusó Varone.
Y expresó: "Silvoso siempre cumplió con todo y hasta en exceso, porque podría haber vuelto a manejar desde septiembre del año pasado pero prefirió no hacerlo y nunca fue a retirar su registro de conducir al juzgado". Por otro lado, según el abogado, por una cuestión procesal ya no es posible cambiar la carátula a dolo eventual, tal como lo pide la querella. También criticó a la fiscal al decir que esta no aplica una agravante que se legisló en 2017 para determinadas cuestiones (dado que el hecho sucedió en 2015) pero sí para pedir una pena de cumplimiento efectivo.
"Santiago no tiene multas de tránsito ni alcoholemias positivas en su haber. Es la primera vez que se le imputa un delito", continuó Varone al intentar justificar que no se le imponga una pena de cumplimiento efectivo a su cliente. Además, señaló que no se pudieron probar ninguna de las circunstancias que se le imputan a Silvoso. "Por ejemplo, la velocidad a la que iba con el auto, tanto los peritos oficiales como los de parte sostuvieron que era de un promedio menor a la de circulación del lugar", cerró.
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