El docente, de transmisor a facilitador del conocimiento
Cuando hablamos de gestión de la educación tenemos que centrarnos en tres conceptos clave: calidad académica, rendición de cuentas y productividad. Los tres conceptos están siendo revolucionados por la tecnología.
La calidad académica es el más importante de todos. A partir de esta noción se estructuran los objetivos a los cuales adecuar los recursos disponibles. La productividad es un concepto que genera habitualmente mucho rechazo en los ámbitos educativos, especialmente en las universidades. Sin embargo, ningún enfoque realista puede perder de vista que los recursos nunca son infinitos. Por el contrario, siempre son escasos.
Las nociones de eficiencia y productividad están estrechamente relacionadas con el concepto de equidad. El anhelo como sociedad debe ser poder brindar acceso y una mejor educación a una parte cada vez mayor de la población. Con los mismos recursos hay que llegar a más alumnos. En estos ámbitos entra en juego la incorporación de las tecnologías como un medio para ganar en productividad y calidad tanto en la gestión como en la docencia universitaria.
¿Cómo podrían las nuevas tecnologías mejorar los procesos de enseñanza y aprendizaje? La gran mayoría de las actividades han revolucionado sus operaciones con las nuevas tecnologías. En educación, en cambio, los avances en este sentido han sido menos llamativos. Esto no ha sido así por falta de incorporación de tecnología, al menos en los últimos tiempos. Recientemente se han multiplicado en la región los programas basados en la entrega de computadoras a los alumnos.
Evidentemente, no basta con incorporar tecnología para cambiar las formas de enseñanza. La clave está en cómo se usa dicha tecnología. Y en este sentido el docente sigue y seguirá ocupando un rol fundamental. Ese rol es distinto al que desarrollaba en las formas más tradicionales de enseñanza, pero su mediación para que el aprendizaje se produzca continúa siendo crucial. Si antes el docente era un transmisor del conocimiento, con la incorporación de nuevas tecnologías se convierte en un facilitador del acceso al conocimiento. El docente debe ayudar ahora a aprender a buscar, discernir el valor y jerarquizar la información disponible. El punto de partida está en la reconversión de los docentes.
Para avanzar en este punto es conveniente tener en cuenta las características de las nuevas generaciones que están actualmente en la universidad: los Millennials y la Generación Z. Frente a las particularidades cognitivas de estas generaciones, la clase expositiva tradicional pierde eficacia como método de enseñanza. Las nuevas tecnologías, utilizadas con inteligencia, abren las puertas a un abanico muy amplio de posibilidades. En primer lugar facilitan el trabajo colaborativo y las tareas en forma paralela (multitasking), posibilitan el aprendizaje en acción, es decir, el "aprender haciendo", permiten el acceso a la información mediante el establecimiento de rápidas relaciones y también brindan nuevas posibilidades en todo lo que se refiere a la articulación entre el aprendizaje y el ocio a partir, por ejemplo, de los simuladores y los juegos orientados a la enseñanza.
La incorporación de herramientas de gestión empresarial y de nuevas tecnologías a los ámbitos universitarios presenta un potencial todavía poco explorado en nuestros ámbitos locales. El gran desafío no es de carácter técnico, sino cultural. Es lógico y esperable que en instituciones con tanta historia haya mecanismos conservadores, como sucede en la Iglesia ante el llamado "efecto Francisco". Si podemos vencer las resistencias al cambio, superar antiguos prejuicios e introducir algunas de las ventajas que tanto la gestión empresarial aplicada a la universidad como las nuevas tecnologías orientadas a la enseñanza ofrecen, podremos ver grandes progresos.