El día después en la playa donde el rayo terminó con cuatro vidas
Cientos de personas se acercaron hoy al balneario Áfrika para ver cómo quedó el lugar tras la caída del rayo
VILLA GESELL.- Estupor, resignación, dolor, curiosidad. Cientos de personas se acercaron hoy al balneario Áfrika para mirar en vivo y en directo las consecuencias físicas y tangibles de la caída del rayo de ayer, que mató a cuatro personas e hirió a otras 20 .
Familias enteras, niños, adolescentes, parejas jóvenes. Hombres y mujeres de todas las edades, la mayoría en traje de baño, se arrimaron al lugar: quisieron entender lo increíble, el poder implacable de la naturaleza.
Sillas y reposeras dadas vuelta, la lona de una carpa rota, enroscada, corrida; hileras de carpas vacías. En el centro de la escena, donde todas las miradas se posan, un racimo de flores sobre una reposera. La postal de la muerte absurda.
Los veraneantes que hoy pasaron por el parador Áfrika no salían de su asombro. "Es increíble", "de no creer", "desolador", "me da escalofríos", "estaba a menos de media cuadra", "podrían haber sido mis hijos", "fueron una luz y un ruido espeluznantes"," nunca vi una cosa así".
A la vez, muchos manifestaron una cierta resignación: repetían, una y otra vez, que no es posible detectar de antemano adónde caerá un rayo. "Fue la naturaleza", "con el poder de la Tierra no se jode", "hay que pedirle a Dios que nos bendiga". Y con cierta culpa, deslizaban frases como "estamos como aplacados", "seguimos con las vacaciones pero hay algo de luto", "fue muy conmovedor todo".
Hoy, Gesell está alterada. Sobrevuelan sensaciones propias de un hospital, de una sala velatoria, de un cementerio... pero no de la playa.
"No hay explicación"
"Todo el mundo está muy triste y conmocionado por la noticia", sostiene Graciela, puntana, quien veranea en Gesell junto a su marido, Patricio. "Le pedimos a Dios por sus familias, para que el Señor les dé fuerza. Es la naturaleza, son cosas de la naturaleza, que pasan, no hay explicación", plantea.
"Esta noticia nos ha entristecido mucho, realmente, sí. Son gente nuestra, nos duele mucho", desliza, entre lágrimas. "Podrían haber sido nuestros hijos", agrega, en referencia a los chicos que murieron.
"Nos fuimos shockeadas"
Hace diez años que Cintia veranea en Gesell. Ayer llegó a la playa tarde; estaba nublado pero todavía no había viento de tormenta. Cuando empezó a llover, se refugió junto a dos amigas en "la cabinita del guardavidas", a 50 metros de Áfrika, adonde cayó el rayo. "Vimos una luz blanca, un flash, y al toque se sintió una explosión que nos dejó sordas", cuenta.
"Griterío, guardavidas corriendo, cuatriciclos, ambulancias. Nos sabíamos [por qué]. Cuando pasa la tormenta, logramos salir de la playa... Estaba todo inundado, nos acercamos al sector de la [calle] 123 y vimos cuando sacaban a la gente quemada...", detalla. "Nos fuimos shockeadas", añade.
"Todo el mundo está conmocionado, revolucionado. Esto es histórico, nunca sucedió algo así. Y hoy la gente está más aplacada. Si bien uno sigue disfrutando de las vacaciones, queda algo también, como de... luto", asegura.
"Mi nieto no puede entender lo que ha pasado"
Una mujer que ayer a la tarde estaba en la playa pero se fue "en cuanto empezó a llover" y vio "cuando se iluminó todo, un trueno espantoso" desde la casa, hoy se acercó a Áfrika. Explica por qué: su nietito "no puede entender lo que ha pasado".
"Mi nieto pregunta mucho, qué es, no puede entender, por más que le explico, no puede entender. Entonces digo, «bueno, vamos, vemos y vamos charlando». Y vamos tratando de explicarle lo inexplicable", ahonda.
Qué pasó
Ayer, a media tarde, en medio de una tormenta intensa, un rayo sacudió al balneario Áfrika , en la playa de Gesell a la altura del Paseo 124, cerca del muelle. Cuatro personas murieron y otras 21 resultaron heridas.
En la arena, todo fue pánico. En medio del diluvio, truenos y rayos, guardavidas, empleados del parador y simples veraneantes improvisaron un operativo de rescate, pero Gabriel Rodríguez, de 20 años, oriundo de Henderson; Nicolás Elena, de 19 años, de 9 de Julio, y el puntano Agustín Irustia, de 17 años, murieron en el acto .
Priscila Ochoa , también de 17 años y de San Luis, murió en el Hospital General de Agudos Dr. Illia, a pocas cuadras de la playa, tras pasar la noche en terapia intensiva.
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