El "detrás de escena" del descubrimiento
Cuando eran las diez y cuarto de la mañana de ayer en Londres, Fred Spoor, profesor de anatomía evolutiva del University College, terminó su presentación en el Congreso Europeo de Paleoantropología diciendo: "Habiéndose cumplido el embargo [la prohibición de dar a conocer un trabajo científico antes de su publicación], ya podemos anunciar que se presenta hoy el análisis de un nuevo homínido, Homo naledi". Y pasó a proyectar fotos del nuevo ancestro humano.
Lo cuenta Fernando Ramírez Rozzi, paleoantropólogo argentino graduado en la Facultad de Ciencias Naturales de La Plata, doctorado en paleontología humana en el Museo de Historia Natural de París y actualmente investigador del Centro Nacional de Investigaciones Científicas (CNRS) francés, que estuvo en el lugar.
Ramírez Rozzi conoce bien a Berger e incluso codirigieron los trabajos de uno de sus alumnos. "El sitio Rising Star es espectacular por la cantidad de fósiles que alberga -dice, desde la capital británica-. El año pasado, Berger abrió un concurso para que todos aquellos que quisieran pudieran participar en la excavación. Es una persona muy particular, que despierta muchas críticas, pero tiene un olfato increíble." Al parecer, el autor del hallazgo, que tiene un contrato de por vida con National Geographic, mantiene enemistades históricas con sus colegas. Los once trabajos que originó el descubrimiento de A. sediba todavía no pudieron ser publicados. Y el hallazgo de H. naledi no fue aceptado por ninguna de las "grandes" revistas porque los restos no pudieron ser datados.
Para Ramírez Rozzi, que no hace mucho fue considerado el "explorador de la semana" por la National Geographic a raíz de sus investigaciones en los pigmeos baka, publicadas en Nature, "este descubrimiento patea el tablero".
"Hay cambios impresionantes en paelontología humana que nos llevarán a revisar muchas de nuestras presunciones en torno del género homo -subraya-. Mucho de lo que se pensaba sobre el bipedismo o la capacidad craneana va cayendo por tierra. Por ejemplo, hay quienes piensan que monos del Mioceno pudieron tener marcha bípeda arborícola [estaban parados en las ramas de los árboles]. Y otros, que habría que definir mejor lo que es el bipedismo humano. Es un descubrimiento genial, sin duda. Por suerte los fósiles están asociados, porque si no, se hubiera hablado de diferentes especies."