El deseo de vivir "afuera"
Vivir "afuera", con seguridad y lejos del estrés cotidiano. El eslogan de venta se volvió recurrente a mediados de los 90 para instalar una tendencia que fascinó a muchos argentinos que decidieron dejar el departamento del centro para instalarse en un ámbito más saludable cerca de lo natural. Aunque hay que aclarar que entre las urbanizaciones hubo algunas pioneras y que colocaron su piedra fundamental varias décadas antes.
La fuerza de la tendencia dio lugar a emprendimientos más lujosos o sencillos, pero todos ofrecieron una opción donde vivir en familia de manera confortable. Los que cuentan con más capacidad de ahorro pudieron tener una casa en un barrio cerrado y, a su vez, mantener su departamento, de modo de asegurarse los fines de semana al aire libre, asado mediante, y encuentro de familias y amigos.
Al margen de estas cualidades, uno de los aspectos que también atrajeron a los que eligieron vivir en estos emprendimientos fue contar con vigilancia. Esta imperiosa necesidad es la misma que existe en cualquier parte. En la ciudad muchos consorcios contemplan este servicio para protegerse de los hechos delictivos. De acuerdo con la evolución del concepto de barrio cerrado, la brecha que separaba un límite entre una comunidad o un pequeño pueblo de un lado y el emprendimiento del otro fue cediendo por la búsqueda de integración entre ambas comunidades. Entre otros aspectos se buscó zanjar esas diferencias con oferta laboral, propuestas de servicios y otras actividades para esas comunidades de escasos recursos. Al margen de estas iniciativas muy favorables y que por fortuna continúan, las urbanizaciones cerradas, ¿podrían ser abiertas?
No parece posible, porque no han sido concebidas de tal manera. Por otra parte, no hay que olvidar que son parte de la propiedad privada, lo que implicó para ese desarrollo una inversión previa que permitiera sostener una elección de vida en zonas alejadas de la ciudad.
Los countries o los barrios son parte de una realidad que ha evolucionado de forma positiva y que además de ese gran impulso inicial dio lugar a la creación de ejes o polos laborales. Vivir y trabajar "afuera", en la mayor armonía posible, en un ámbito seguro y confiable. Una opción concreta, inapelable.
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