Los chicos que nacieron después de 2010 enfrentarán en su juventud un mercado laboral en permanente mutación, en el cual la inteligencia artificial ya habrá sentado sus bases para ser un competidor importante; expertos en enseñanza universitaria plantean la necesidad de nuevos aprendizajes
MADRID.- Olivia Luján acaba de cumplir un año. Balbucea algunas palabras, se está animando a caminar y ya tiene una debilidad: los celulares y sus pantallas. Olivia es de la generación táctil. Va a una guardería donde tiene diez compañeros, pero todavía no sabe a qué colegio irá. Mucho menos qué carrera elegirá. Ni siquiera sabe cuáles serán sus opciones: según el Foro Económico Mundial, el 65% de los empleos actuales habrán desaparecido para cuando busque su primer trabajo. También las universidades habrán cambiado.
Con la tecnología cada vez más presente y la incorporación de las "habilidades humanas" y de big data en las profesiones, Olivia probablemente no obtenga la misma educación superior que su madre, que se recibió de contadora hace diez años.
La generación táctil -los chicos que nacieron después de 2010- y un mercado laboral que muta cada vez más rápido plantean los principales desafíos para las universidades. Cuánto debe durar una carrera, cuál es la dosis justa de tecnología en el aula y cuáles son las materias necesarias para comprender el mundo que viene son algunos de los ejes que se debatieron en EnlightEd, conferencia mundial que reunió en Madrid a expertos en educación, tecnología e innovación en la era digital organizada por la Fundación Telefónica, IE University y South Summit.
"En estos niños se están gestando características particulares que potencian los retos para las universidades: todo tiene que pasar por un dispositivo smart, tiene que ser fácil de usar y suceder en el menor tiempo posible. Del otro lado están las universidades, que no son muy reconocidas por adaptarse rápidamente a los cambios sociales", planteó Matías Cortiñas, gerente de innovación educativa de la Universidad Austral.
De las filminas a los proyectores para los profesores y de los cuadernos a las computadoras para los alumnos, la tecnología se fue incorporando en la educación a paso firme en las últimas décadas, pero su potencialidad aún es incalculable. La última novedad es el aprendizaje inmersivo a través de la realidad virtual (la representación de escenas que, a través de unos lentes, produce la sensación de su existencia real) y de la realidad aumentada (que complementa el entorno real con objetos digitales a través de un dispositivo).
"La realidad virtual permite que muchas personas estén alrededor del mismo objeto 3D aunque no estén en el mismo lugar. Es inmersiva, emocional y ayuda a mantener la atención del alumno", destacó Jolanta Golanowska, directora de innovación educativa de IE, universidad que avanza en un proyecto de clases por realidad virtual a través de una plataforma interactiva.
Así, la innovación llevará a una reconversión de las clases online, una oferta que existe desde hace décadas en la educación superior, pero que no logra reemplazar a las presenciales. Incluso ambos formatos conviven en la llamada "educación híbrida".
"Desde internet, un profesor puede dar clases a dos mil alumnos. Pero para entrenar y desarrollar la capacidad de pensar son necesarios un profesor y un ambiente. Eso no va a cambiar", reflexionó Carlos Iván Simonsen, presidente de la Fundación Getulio Vargas, de Brasil.
En esa línea opinó Sanjay Sarma, vicepresidente de open learning del Massachusetts Institute of Technology (MIT), una de las universidades de prestigio que abrieron sus clases al mundo digital con micromásteres: "La gente nos decía: '¿por qué regalan todo el conocimiento?'. La respuesta es que no es el conocimiento lo que hace al MIT, sino que es el acto de crear experiencias".
Es absurdo pensar que en un aula se da la misma tarea a todas las personas
La inteligencia artificial -la tecnología que permite a las computadoras resolver problemas utilizando algoritmos- también asoma como una herramienta del futuro en las universidades para la personalización de la educación .
"Es absurdo pensar que en un aula se da la misma tarea a todas las personas. La inteligencia artificial va a permitir que cada persona se centre el tiempo que necesite en los aspectos que necesite aprender", manifestó Juan Romo, rector de la Universidad Carlos III, de Madrid.
Universidad y empleos del futuro
De la misma manera en que Valeria, la madre de Olivia, no tuvo entre sus opciones estudiar para ser científica de datos o community manager cuando ingresó en la facultad y hoy convive con esos nuevos empleos, hay decenas de trabajos que todavía no se inventaron y que en una década podrían ser una salida laboral para la generación táctil.
Hace dos años, el Foro Económico Mundial consignó que "el 65% de los chicos que están entrando ahora en la primaria tendrán trabajos que todavía no existen", debido a lo que llaman la "cuarta revolución industrial".
Este año, la organización agregó que en los próximos cuatro años tendrán mayor demanda los empleos "que se basan y se destacan por el uso de la tecnología" -como los científicos de datos y los desarrolladores de aplicaciones-; los que aprovechan las habilidades humanas -como los de servicio al cliente o de innovación-, así como los relacionados con la comprensión y el uso de las tecnologías emergentes (big data y blockchain).
Con el objetivo de preparar a los estudiantes para esta nueva "revolución", las currículas deberán incorporar más materias de "habilidades humanas", incluir aptitudes digitales y romper con las carreras tal como las conocemos para estudiar interdisciplinariamente a partir de la resolución de un problema.
"La misión de la universidad va a ser que los alumnos sean 'a prueba de robots'", propuso Joseph Aoun, presidente de la Northeastern University Boston, y puso como ejemplo que en esa casa de estudios, los alumnos de Ciencias de la Computación estudian improvisación.
"Todos nosotros vamos a ser obsoletos", definió Aoun. La vorágine de cambios en el mercado laboral obligará a las personas a actualizarse constantemente, en el denominado lifelong learning (aprendizaje para toda la vida).
La misión de la universidad va a ser que los alumnos sean 'a prueba de robots'
Esto demandará a las universidades ofrecer cursos más cortos y también a las empresas a incorporar la educación en las oficinas para adaptar a sus empleados a nuevos perfiles.
"Hay que transformar el lugar de trabajo en un espacio de aprendizaje, porque cada diez o quince años hay que reinventarse y estudiar otra cosa en la que puedas trabajar por los próximos diez o quince años", explicó Nick van Dam, jefe de aprendizaje de la consultora global McKinsey.
En la Argentina
El debate global sobre la educación superior de la próxima generación tiene su réplica a nivel local, con avances, pero con obstáculos impuestos por las grandes estructuras de las instituciones tradicionales y en algunos casos por cuestiones presupuestarias.
La tecnología tiene presencia en las universidades argentinas a través de campus virtuales para interactuar con los alumnos y clases online para complementar las presenciales, y también con el uso de nuevas herramientas.
"La educación virtual a nivel global seguirá en pleno crecimiento, y es esperable que en la Argentina suceda algo similar, a ritmos no exponenciales, pero tomando velocidad en el corto y el mediano plazo", opinó Cortiñas.
"Poco a poco, las cátedras van incorporando el uso de impresoras 3D, la simulación, la realidad virtual y la realidad aumentada, aunque con muchas restricciones de orden económico", señaló a LA NACION María Catalina Nosiglia, secretaria de asuntos académicos de la Universidad de Buenos Aires (UBA). Esa casa de estudios, por ejemplo, ya incorporó el uso de tecnología 3D en la cátedra de Anatomía, o de laboratorios remotos con realidad aumentada en la Facultad de Ingeniería.
La inteligencia artificial también es un proyecto a largo plazo en otras universidades del país. Claudia Romero, directora del área de educación de la Universidad Torcuato Di Tella (UTDT), destacó que "permitiría elaborar programas absolutamente personalizados" y que existen las condiciones para practicarla, pero que "el gran desafío es que las instituciones de educación superior, que son muy poco flexibles, se pongan a trabajar en esta dirección".
Del otro lado, Fabio Tarasow, coordinador del Proyecto Educación y Nuevas Tecnologías (PENT) de Flacso Argentina, se mostró escéptico ante esta tecnología: "Si bien parece muy prometedor pensar en una inteligencia que nos guíe en el camino como un docente todopoderoso, en realidad el aprendizaje es algo que construye el individuo a partir de sus interacciones con las otras personas".
Poder reconocer el conocimiento de los alumnos a medida que lo van adquiriendo sin esperar a que hayan pasado cuatro o cinco años será algo valorado por esta generación
Aunque en la Argentina también se avecinan tiempos de cambio para la oferta de las universidades, todavía "no se observa una reacción en las universidades en cuanto a la transformación de esas currículas tan rígidas", según Romero.
"La flexibilidad en la currícula será otro desafío, ya que cada vez más las empresas contratan por habilidades y no por títulos. Poder reconocer y respaldar el conocimiento de los alumnos a medida que lo van adquiriendo sin esperar a que hayan pasado cuatro o cinco años será algo valorado por esta generación", señaló Cortiñas.
Desde el colegio
Entre la guardería y la universidad, a Olivia la esperan muchos años de educación: el jardín, la primaria y la secundaria. Roxana Morduchowicz, doctora en Comunicación y autora del libro Ruidos en la web, señaló que la escuela tiene sus propios desafíos. Hay que cambiar los objetivos (de distribuir información a enseñar a pensarla), sus consignas (no pedir cosas que se encuentren con un clic) y su manera de evaluar (no medir la memoria del alumno).
En ese sentido, ante una generación que tiene un saber instrumental de la tecnología -cómo se usa-hay que impartir el saber crítico, "que comprendan el lugar de las tecnologías en la vida actual, que no hay nada neutro, que el primer link no necesariamente es el más autorizado y que sepan investigar". "Si no hay una buena enseñanza primaria y secundaria, el chico que llega a la universidad llega con estos baches", completó.
Glosario para la enseñanza que se viene
- Aprendizaje inmersivo: Es aprovechar la tecnología en la educación a través de la creación de experiencias con el uso de realidad virtual, aumentada o videos 360. Ofrece un contexto auténtico, con un enfoque lúdico, para mantener la atención y retener conocimientos
- Inteligencia artificial: Es la combinación de algoritmos que permite a las máquinas resolver problemas. En la educación, se aplica para la personalización, es decir, para acompañar a cada estudiante con sus tiempos y procesos de aprendizaje
- Educación permanente: Es un nuevo paradigma que entiende la educación como una "construcción continua de la persona" para que pueda adaptarse a los cambios en el mercado laboral y reinventarse a lo largo de su carrera
- Aptitudes humanas: Son las habilidades propias de las personas (la innovación, la empatía, el trabajo en equipo), que serán cada vez más valoradas en el mercado laboral frente a la robotización y deben tener presencia en todas las carreras
- Educación experiencial: Es el método pedagógico para "aprender haciendo". Parte del concepto de que la teoría llega después de la práctica (en el mundo real o virtual). Un ejemplo en las aulas es darles bitcoins a estudiantes de finanzas para que aprendan a manejarlos
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