"El Cordobazo", revuelta y signo de los tiempos
Una instantánea de los efectos que trajo la insurrección y la violencia en las calles
29 de mayo de 1969
Una ciudad agotada en sus nervios, transida de dolor ante los acontecimientos producidos durante la jornada anterior, vio como un estimulante para lograr cierta tranquilidad la llegada del amanecer. Pero muchos fueron los habitantes que no habían dormido, velando una espera de dramáticos sucesos que no se concretaron sino esporádicamente desde la medianoche. No obstante, la acción en pocas treguas de los francotiradores había mantenido en zozobra los espíritus y extendió hacia distintos lugares de la capital cordobesa, ya fuera del radio estrictamente céntrico, el estado de mayor angustia e hizo que la población, desde antes del anochecer, se recluyera en sus domicilios. Por lo demás, el toque de queda, impuesto desde las 20.30 hasta las 6.30 por las autoridades del comando del III Cuerpo del Ejército, acentuó la consigna que la inmensa mayoría de los habitantes acató sin vacilar. En la recapitulación de lo acontecido durante el día anterior, sOlo asomaba el rostro de una verdadera tragedia para Córdoba, puesto que por todos los lugares del centro de la capital quedaban las señales del vandalismo, el saqueo y el desastre.