El combate entre humanos y ratas es una lucha sin cuartel
Los roedores, que tienen de 50 a 80 crías por año, son los mamíferos más prolíficos
Son una plaga difícil de combatir. La prolífica descendencia es su única arma para defenderse, por demás eficaz, para garantizar la subsistencia. Fueron temidas a fines del siglo XIX por la peste; en el siglo pasado la pampa húmeda sufrió la endemia de la fiebre hemorrágica argentina, y en el sur de nuestro país, los años 90 padecieron el hantavirus. Hoy están de nuevo en el banquillo de los acusados. Esta vez, de la mano de la leptospirosis.
Perfectos reservorios de virus y bacterias, las ratas son grandes transmisoras de enfermedades. Anidan en terraplenes, en las costas del río, en terrenos baldíos, en las cloacas o en galpones, y las cuevas están comunicadas entre sí, como angostos laberintos.
Cualquier material es apto para construir el nido: restos de tela, arpillera, papeles, hilos, sogas, diarios viejos. Si bien su hábitat natural es el campo, este roedor es también cosmopolita. Pastizales y basurales son grandes criaderos de roedores, refugios ideales para anidar.
"Se las rebuscan muy bien en todos lados", aseguró el veterinario Alejandro Gonzalo, del área de Especies no Tradicionales de la Facultad de Veterinaria de la UBA.
Buenos Aires está plagada de ratas: se dice que hay siete por cada porteño. Aunque el director general de Control de Calidad Ambiental del gobierno porteño, Diego Martínez, sostuvo que no se puede saber a ciencia cierta cuántas hay realmente. Algo que surge del sentido común.
Ni Mickey ni Jerry
Lejos de despertar una sonrisa, como sus pares Mickey Mouse o Jerry, de los dibujos animados, estos roedores causan gran preocupación, ya que transmiten una amplia gama de males. La doctora Delia Enría, del Instituto de Enfermedades Virósicas Humanas Julio Maiztegui, de la ciudad de Pergamino, sostuvo que en algunos casos se conoce perfectamente cuál es su participación y en otros tantos se sospecha que podrían jugar un papel en el contagio.
Se sabe que son transmisores de enfermedades virales, como la fiebre hemorrágica argentina, el hantavirus o el arbovirus. Entre las bacterianas, la leptospirosis y la peste.
"En la Argentina hace tiempo que no hay notificación de peste silvestre o urbana. Se piensa que también están relacionadas con la transmisión de ricktesias, una serie de enfermedades que provocan desde cuadros febriles hasta infecciones en la piel y comprometen grandes sistemas, como el cardíaco", informó la especialista en virología.
En el caso de la leptospirosis, que hoy mantiene en vilo a una gran parte de la población, las ratas infectadas eliminan a través de la orina la bacteria Leptospira interrogans, que puede vivir largo tiempo, hasta semanas, en ambientes húmedos, como en el barro o en el agua, e ingresa en el organismo humano a través de las mucosas de la boca y la nariz, por las heridas o las escoriaciones en la piel.
Para tranquilidad de los que cuidan a hamsters o cobayos como mascotas, la doctora María Isabel Falace, del Servicio de Bacteriología Sanitaria del Instituto Malbrán, aseguró que no presentan riesgo alguno siempre y cuando no estén sueltos en lugares donde pueda haber leptospiras.
"Los roedores que se venden como mascotas nacen, viven y mueren dentro de una pecera. No tienen posibilidades de contacto con las bacterias", agregó el veterinario Alejandro Gonzalo. Igualmente, Delia Enría hizo hincapié en la necesidad de la tenencia responsable, con periódico control veterinario.
En los últimos días se han denunciado cientos de casos de leptospirosis, una enfermedad bien descripta para la medicina, pero poco conocida entre la gente. ¿Acaso este brote es más fuerte que los anteriores? La especialista del Malbrán opina que no, que como han tomado estado público los médicos están más atentos y realizan más diagnósticos de laboratorio para confirmar el mal.
"Si la persona está inmunológicamente competente (con buenas defensas) , puede pasar como un cuadro gripal y nunca enterarse de que tuvo leptospirosis. Se trata de una enfermedad absolutamente controlable. No es una epidemia, como algunos dicen, es un foco", aseguró María Isabel Falace.
La desconfianza y la astucia son dos de los rasgos que hacen aún más difícil erradicar estos roedores. Las ratas de ciudad no deben enfrentarse a sus predadores naturales, como las de campo, donde constituyen una presa fácil para aves rapaces, lechuzas, zorros o gatos monteses.
En la ciudad, en cambio, se las tienen que ver con trampas, gases tóxicos y cebos envenenados. Pero no caen fácilmente en estas triquiñuelas: son desconfiadas por naturaleza y su táctica defensiva es multiplicarse por millones.
Si alguien lo sabe perfectamente, son los que las combaten a diario. Una tarea nada sencilla y que requiere estar dotado de una gran paciencia. Carlos Varela, titular de la empresa de desinfección North Green, es uno de ellos.
"Si tienen sus nidos dentro de cuevas al aire libre, se les tiran cartuchos con gas venenoso y se las mata seguro. Eso es sencillo -dijo el desratizador-. El problema es cuando están en galpones o dentro de las viviendas, porque esos productos también son tóxicos para las personas, así que hay que usar otras técnicas."
En estos casos, los cebos envenenados son los indicados. Se empapan pedazos de queso, manzana o semillas de trigo en drogas sobre la base de bromadiolone, un anticoagulante. El veneno se difunde a través de la circulación sanguínea y la rata queda "seca" en 24 horas, según el especialista. Los anticoagulantes hacen que el animal muera desangrado: "En 24 horas sólo queda el cuero".
Poco importa cuál sea el sabor del cebo, porque lo que en realidad les llama la atención es el olor del veneno, como si fuera una feromona, que las atrae sexualmente. De acuerdo con Varela, "el problema es que son muy inteligentes y cuando las demás se dan cuenta de que una rata comió algo y murió, ya no comen. Por eso hay que controlar si siguen comiendo y, si no, cambiar los cebos."
Si bien estos animales se regodean en los basurales, no les hacen asco a las zonas residenciales. "En este momento abundan las ratas en todos lados -dijo el desratizador-. Nos llaman de restaurantes, mercados y departamentos o casas de Belgrano, San Isidro, Vicente López, Martínez o La Lucila, donde las viviendas no son precisamente precarias."
Crías por millón
Existen dos grandes especies de ratas de ciudad, según el biólogo y ecólogo de la Universidad de Río Cuarto y presidente de la Sociedad Argentina para el Estudio de los Mamíferos (Sarem), Jaime Polop.
"La rata parda hace su cueva en zonas bajas, al lado de paredes en el exterior, en los bordes de los cursos de agua o en los terraplenes del ferrocarril. Y la rata negra nidifica en altura, en los galpones, entre los tirantes", explicó Polop.
De hábitos nocturnos, pesan entre 400 y 500 gramos, aunque los machos adultos pueden llegar hasta los 600. Viven entre 10 y 12 meses, pero ese tiempo es más que suficiente para tener crías. En la ciudad, las ratas encuentran condiciones aptas para reproducirse prácticamente todo el año, lo que no ocurre en el campo.
"La preñez dura 22 días; a los 45 días ya están nuevamente aptas para parir y tienen entre 8 y 12 ratitas por camada. A su vez, sus crías pueden quedar preñadas a los 21 días. ¡Imagínese lo que es la descendencia de una sola pareja en un año! Es una de las especies que más se reproducen, dentro de los mamíferos", dijo Polop.
Estos animales son omnívoros, comen productos de origen vegetal y animal y prefieren las sustancias grasas, por eso hay que tener cuidado cuando se les dejan huesos con carne a los perros,ya que ejercen una irresistible atracción para las ratas.
Tienen una gran capacidad para maniobrar su cuerpo: donde cabe una moneda de un peso, allí puede pasar una rata, aseguró el especialista: "Hay que evitar que entren en la casa. Se meten por las bajadas de agua, por las roturas de paredes o ventanas, ventiluces o por los zócalos".
Múltiples reclamos
Por el brote de leptospirosis se duplicó la cantidad de reclamos al Gobierno de la Ciudad para que desratice baldíos y casas abandonadas.
"Continuamente hacemos operativos de desinfección y desratización en la vía pública, en las escuelas, en los barrios carecientes y en espacios verdes. Los estamos reforzando. En las casas abandonadas, el problema es que existe todo un procedimiento legal para poder entrar. Hay que intimar al propietario a que desratice y sólo en caso de incumplimiento se desinfecta la vivienda, a costa del dueño", dijo Diego Martínez, de la Dirección de Control de Calidad Ambiental del gobierno porteño.
Aunque la leptospirosis puede resultar mortal para los seres humanos, es raro que uno de estos roedores muera de esta enfermedad.
"La mayoría de las ratas establece una especie de defensa o resistencia a la bacteria -dijo el veterinario Alejandro Gonzalo-. La enfermedad pasa en forma silenciosa y el animal sobrevive."
Qué se sabe sobre la leptospirosis
La enfermedad: la produce una bacteria llamada Leptospira interrogans y fue descripta por primera vez en 1886. Es una enfermedad infecciosa aguda que se presenta mundialmente, aun en países desarrollados, y suele ser padecida por animales: perros, vacas y roedores, entre otros.
Contagio: las fuentes más comunes de infección son los terrenos y las aguas contaminados con la orina de animales infectados. El germen entra en el organismo a través de lesiones en la piel, mucosas (ojos, boca) o por la ingestión de fluidos o sólidos contaminados.
Síntomas: la mayoría de las personas sufre formas leves o asintomáticas. Sólo entre el 5 y el 10% padece formas severas que requieren internación. Se manifiesta entre los 2 y los 20 días de producido el contacto. Los primeros síntomas simulan una gripe, luego sobreviene un período de uno o dos días sin fiebre. En la segunda fase se manifiesta la inflamación de distintos órganos, como hígado y riñón, el sistema nervioso, ojos, etcétera.
Tratamiento: se utilizan antibióticos con penicilina, ampicilina o tetraciclinas.
Prevención: las personas expuestas al contagio por tiempos no prolongados pueden prevenir la enfermedad tomando un antibiótico (doxiciclina) una vez por semana. Las medidas para disminuir la posibilidad de infección son: lavar o desinfectar áreas y elementos contaminados, evitar bañarse en arroyos o lagunas con agua contaminada, controlar los roedores y usar botas y guantes en trabajos rurales, con animales o con residuos.
Red Solidaria: ante la creciente preocupación en barrios humildes, la organización realizará hoy una "asamblea solidaria", en el comedor Los Piletones, con madres y padres de familia. Se convoca a especialistas para que aporten sus conocimientos y metodologías para enfrentar la enfermedad. Consultas por el 4761-7994.
Información: para mayores detalles se puede llamar gratis al 0800-222-2247, del Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires.