¿El cerebro o la musculatura? Qué impulsó la creación de las razas de perros modernas
Un nuevo estudio científico analizó los genomas de más de 4000 cánidos, incluidos ejemplares de razas diferentes, mestizos, rurales semisalvajes y salvajes
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NUEVA YORK.– Cuando crearon las razas de perros modernas, los humanos modelaron a los caninos hasta convertirlos en especímenes físicos perfectamente adaptados para realizar una amplia variedad de tareas. El boyero bernés de la montaña tiene un cuerpo sólido y musculoso capaz de arrastrar cargas pesadas, mientras que los galgos tienen un marco esbelto y aerodinámico, ideal para perseguir venados. Y el compacto terrier Jack Russell puede meterse holgadamente en las madrigueras de zorros y tejones.
Ahora, un estudio a gran escala que acaba de ser publicado en la revista científica Cell sugiere que el comportamiento, y no solo el físico, ayudó a que esos perros fueran elegibles para determinadas tareas. El estudio descubrió que las razas que fueron creadas para un rol similar –ya fuese arrear ovejas o espantar aves– tienden a agruparse en linajes genéticos distintivos, cada uno de los cuales está caracterizado por diferentes combinaciones de tendencias conductuales.
“Gran parte de la cría moderna se enfocó básicamente en el aspecto del perro”, dice Evan MacLean, experto en cognición canina de la Universidad de Arizona, que no participó del estudio. “Pero antes de que los seres humanos empezáramos a criar a los perros por su aspecto, los criábamos por sus rasgos de conducta”, agrega.
El estudio también descubrió que muchas de las variantes genéticas que separan a estos linajes entre sí parecen ser las que regulan el desarrollo cerebral, y muchas parecen anteceder a la creación de las razas modernas. Tomados en conjunto, esos dos hallazgos permiten inferir que la asombrosa variedad de razas creadas en tiempos modernos tuvo que ver, al menos en parte, con el control y preservación de rasgos de conducta deseables que ya estaban presentes en los perros antiguos.
“El diseño de todos los perros es básicamente el mismo, pero para lograr que realicen ciertas tareas específicas hay en enfatizar algunos rasgos”, sostiene Elaine Ostrander, experta en genómica canina del Instituto Nacional de Investigaciones del Genoma Humano, Estados Unidos, y autora principal del nuevo estudio. “Se ajusta un gen hacia arriba, se ajusta un gen hacia abajo”, explica.
Bridgett von Holdt, bióloga evolutiva de la Universidad de Princeton, que no participó del estudio, opina que la nueva investigación “es un verdadero hito en el campo de la genómica y la conducta caninas”, y añade que será “un verdadero incentivo para todos los que trabajan en ese campo”.
De todas maneras, para algunos científicos todavía quedan muchos interrogantes; por ejemplo, saber si los humanos se propusieron deliberadamente la creación de razas con tendencias de conducta específicas. “No tenemos demasiada evidencia de que haya habido una selección intencional”, dice Elinor Karlsson, experta en genómica canina de la Universidad de Massachusetts, que no participó del estudio.
De todos modos, Karlsson elogia el estudio y destaca que sus hallazgos coinciden con su propia investigación, que también concluyó que muchos factores genéticos que dan forma al comportamiento de los perros modernos se remontan a tiempos inmemoriales de la historia canina.
“El estudio realmente aprovecha la historia realmente compleja de las razas de perros y esas diferencias relativamente sutiles, pero reales, de su comportamiento, para explorar cómo la genética y las variaciones genéticas pueden dar forma a esos rasgos de comportamiento”, suma Karlsson.
Muestra
Los investigadores analizaron los genomas de más de 4000 cánidos, incluidas muestras de más de 200 razas de perros diferentes, así como de perros mestizos, perros rurales semisalvajes y cánidos salvajes, como lobos y coyotes.
Los científicos usaron herramientas informáticas para trazar las trayectorias genéticas de los perros antiguos hasta convertirse, por ejemplo, en perros de pastoreo genéricos y luego en sus razas distintas, como el border collie o el pastor alemán.
Descubrieron que los perros domésticos puede dividirse en 10 linajes distintos, que generalmente incluyen razas que se desarrollaron para realizar trabajos similares. El linaje de los terrier, por ejemplo, incluye a las razas diseñadas para cazar alimañas, mientras que el linaje de los sabuesos incluye las razas que rastrean por el sentido del olfato, y no por tener muy desarrollada la visión.
Los investigadores señalan que si bien algunos de los linajes tienen rasgos físicos que los definen, esas características no alcanzan por sí mismas para explicar esta clasificación. “Si pensamos en el linaje de los sabuesos, hay razas que tienen patas cortas o largas, diferentes formas de cola o pelaje de colores diferentes”, recuerda Emily Dutrow, becaria postdoctoral en el Instituto Nacional de Investigación del Genoma Humano y también autora del estudio, como parte de un equipo de investigación que también incluyó a James Serpell, profesor emérito de la Facultad de Medicina Veterinaria de la Universidad de Pensilvania.
Para identificar los rasgos de conducta que mejor definían cada linaje, los investigadores analizaron encuestas de comportamiento completadas por los dueños de más de 46.000 perros de pura raza.
Aunque hubo mucha superposición –ninguna raza tiene el monopolio de la capacidad de entrenamiento–, en general las razas creadas para trabajos similares tendían a tener rasgos de comportamiento similares. Y cada linaje se caracterizó por su propio patrón de tendencias conductuales.
Los perros de pastoreo, los terriers y los sabuesos, por ejemplo, mostraron niveles relativamente altos de lo que se conoce como “miedo no social”, como temor a los ruidos fuertes o a los objetos extraños. Esa mayor sensibilidad a los estímulos ambientales, dicen los investigadores, parece ser de utilidad para esos tres tipos de trabajo canino.
De todos modos, se manifestaron diferencias: los terriers mostraron niveles más altos de “persecución depredadora” que los perros pastores, mientras que los pastores obtuvieron puntuaciones más altas en capacidad de entrenamiento.
“Entre los perros hay una diversificación de comportamiento muy significativa”, dice Dutrow.
El linaje de los sabuesos obtuvo baja puntuación en la capacidad de entrenamiento, pero en su informe los investigadores señalan que en realidad “eso es coherente con la selección de rasgos ventajosos para un estilo de trabajo independiente, centrado en seguir los instintos y no en buscar señales humanas”.
Para identificar los fundamentos genéticos de estos rasgos que definen cada linaje, los investigadores realizaron un estudio de asociación de todo el genoma, en búsqueda de variantes genéticas específicas que fueran inusualmente comunes en ciertos linajes.
ADN
Y la gran mayoría de estas variantes asociadas al linaje aparecieron en tramos de ADN que no codifican proteínas, sino que regulan la expresión de genes que codifican las proteínas. Muchos también parecen regular los genes relacionados con en el desarrollo del cerebro.
“Cuando analizamos los genes involucrados en la diferenciación de los linajes de perros, vimos que gran parte de esos genes están relacionados con el neurodesarrollo, lo que sugiere que la selección de características cognitivas y conductuales probablemente haya sido muy relevante”, indica MacLean.
En el estudio, las razas de pastoreo de ovejas se caracterizaron por variantes genéticas asociadas con un proceso de desarrollo neurológico conocido como “guía de axones”, que garantiza que las neuronas estén correctamente conectadas entre sí. Algunas de estas variantes genéticas también están específicamente asociadas con genes relacionados con la ansiedad y los comportamientos maternales, incluida la recuperación de crías en ratones.
Una hipótesis aún no probada, señalan los científicos, es que el impulso de arrear ovejas de los perros pastores circula por la misma vía neuronal relacionada con el impulso de las madres animales de cuidar a sus crías.
“Ver a estos ratones, estas madres reuniendo a sus crías, es como ver a un border collie pastorear ovejas”, relata Ostrander. “De ahí la hipótesis de que tal vez ese es el comportamiento ancestral que ha sido cooptado y conservado”.
De todos modos, muchas de las variantes estrechamente asociadas con linajes específicos también aparecieron, en niveles más bajos en otros linajes, o incluso en lobos grises, lo que sugiere que son anteriores a la cría de razas modernas.
Además, que haya diferencias entre los linajes caninos no significa que la raza de un perro defina su comportamiento, señala Karlsson.
“Eso no implica que todos los perros perdigueros vayan a recuperar la pelota o que todos los pastores sean totalmente diferentes de un perro perdiguero. Muchos perros no ajustan a lo que esperamos en función de su raza. Y justamente por eso es tan divertido tenerlos como mascotas”, puntualiza Karlsson.
Por Emily Anthes
(Traducción de Jaime Arrambide)
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