El canadiense asesinado en Núñez sería un narcotraficante
Se trata de Naname Kataoka, abatido el mes pasado a metros de Ciudad Universitaria
Cuando ingresó en la Argentina afirmó ser turista. En el primer hotel donde se hospedó contó que era diseñador de piscinas. Pero su pasado dice otra cosa.
Naname Adam Kataoka, el ciudadano canadiense, descendiente de japoneses, asesinado a metros de Ciudad Universitaria el mes último, tendría un pasado vinculado con el narcotráfico y con pandillas criminales de origen asiático. Se sospecha que viajó al país para ganar dinero como sicario o para participar de otros ilícitos. Así lo informaron a La Nacion fuentes de la investigación. Kataoka, de 35 años, fue asesinado de dos balazos en las primeras horas del 28 del mes pasado en un playón para estacionar vehículos cercano a Ciudad Universitaria, en Núñez.
"En 2007 se fue de Canadá a Filipinas porque lo buscaba la policía de los Estados Unidos por problemas con drogas. Se sospecha que era un alto narco en Vancouver", explicó a La Nacion un investigador judicial.
El informante agregó: "Si bien no tiene antecedentes penales registrados, se lo investigaba como ex integrante de pandillas criminales de origen asiático".
Antes de viajar a la Argentina, Kataoka volvió por dos meses a Canadá. Sus relaciones y contactos en la Argentina aún son un misterio. No se le conocieron amigos o visitantes. Pero en la fiscalía descentralizada de Núñez-Saavedra, a cargo de José María Campagnoli, que junto con la División Homicidios de la Policía Federal investiga el asesinato, son optimistas acerca de resolver el crimen
El fiscal Campagnoli y sus colaboradores tienen la cooperación de la Policía Real Montada de Canadá y del FBI de los Estados Unidos.
El ciudadano canadiense de padres japoneses había llegado al país el 12 del mes pasado en un vuelo de Air Canada. Primero se alojó en el Hotel Babel, en Balcarce al 900, en San Telmo, donde estuvo hasta el 16 de octubre. Luego, durante tres días, se hospedó en el hotel Rivera Sur, en Paseo Colón al 1100.
"Los tres días que estuvo hospedado en Rivera Sur no salió de la habitación. Cuando se le acababan los cigarrillos, le pedía al conserje que le comprara", recordó un investigador. Kataoka era un gran consumidor de Marlboro Lights.
El 19 de octubre se cambió de hotel y se alojó en Paname, en Godoy Cruz al 2700, en Palermo. Dormía en la habitación 51. Había abonado en efectivo hasta el 1° de este mes.
"Si bien se manejaba siempre con dinero en efectivo, llamó la atención cómo varió el nivel de los hoteles donde estuvo alojado. El primero se trató de un hotel boutique de un nivel superior a los demás", contó un investigador. El día previo a su muerte, Kataoka estaba nervioso porque no podía conseguir alquilar un automóvil. Quería pagar el depósito en efectivo y no con la tarjeta de crédito, como es costumbre en estas negociaciones.
"Estuvo todo el día ansioso por conseguir un vehículo. Pero después de que conseguimos alquilar, hizo suspender la reserva porque dijo que lo iba a pasar a buscar un amigo", dijo días atrás a La Nacion Omar Viollaz, el empleado del hotel Paname que vio por última vez con vida al ciudadano canadiense.
Pero no lo pasó a buscar ningún amigo. Cerca de las 24 salió del hotel solo. Dos horas y media después apareció muerto. Tenía dos heridas mortales: un balazo que ingresó por la oreja derecha y salió por la frente; otro entró por el glúteo izquierdo y egresó por el abdomen. Los dos tiros fueron hechos en forma contemporánea con dos armas diferentes. Además tenía otras dos heridas que, en principio, podrían haber sido producidas por el roce de otros proyectiles.
Además, los investigadores de la fiscalía y los detectives de la Policía Federal encontraron que el cuerpo tenía guantes de látex en ambas manos. "Los peritajes determinaron que no había rastro de pólvora ni oro material", sostuvo un investigador.
En poder de Kataoka se encontró un teléfono Blackberry. Lo mismo sucedió en la habitación del hotel Paname, donde también se secuestró una netbook. Pero no hallaron armas ni proyectiles.
"Las últimas páginas de Internet que visitó eran de hechos criminales y de personas con pedido de captura. También había entrado en portales donde se ofrecen masajistas, pero no había contratado ninguna. Los teléfonos aún no se pudieron desbloquear porque se trata de modelos que no llegaron a la Argentina, entonces no sabemos qué llamadas hizo mientras estuvo en el país", afirmó una fuente con acceso al expediente.