El boom de la cerveza artesanal invadió Mar del Plata y hasta Pico Mónaco tiene su propio bar
Emprendedores independientes, nuevas fórmulas, sabores exclusivos, elaboración personalizada y locales de diseño convirtieron a la ciudad en una de las capitales cerveceras del mundo
Mar, playas, sierras, nutrida actividad teatral durante todo el año, joyas arquitectónicas con estilo propio, exquisita gastronomía… Mar del Plata lo tiene todo. Y, desde hace un tiempo, ofrece a sus habitantes y visitantes una variada oferta cervecera que la convierte en una capital internacional en la materia.
El boom de la cerveza artesanal se empoderó de la Ciudad Feliz y se esparce a una velocidad inusitada generando un fenómeno de límites infinitos impulsado por fanáticos que la convirtieron en una bebida cool y promovieron una industria pujante que, en muchos casos, comenzó con una mínima inversión. “Creo que si bien llevamos algunos años de ventaja respecto de otras ciudades, el fenómeno de la cerveza artesanal en Mar del Plata tomó fuerza a partir de un gran trabajo conjunto que realizamos entre los diferentes colegas cerveceros y junto con los hobbistas que siguen alimentando de pasión todo este movimiento, que lejos de ser una moda, es un cambio de hábitos de consumo”, explica Pablo Rodríguez de Antares, una de las marcas más exitosas y de notable expansión.
Mar del Plata se convirtió en un polo de atracción para los amantes de la consagrada bebida generada a base de lúpulo, cebada y levaduras. Del latín cervesia, el extracto tiene una historia de siglos, al punto que los egipcios ya la consideraban entre una de sus infusiones preferidas. Hasta se dice que Martín Lutero impulsaba su consumo porque, según las palabras que se le atribuyen, quien bebe duerme pronto y si se duerme, no se peca.
Tal es el grado de acelerada expansión, que, en la mayoría de los casos, las marcas marplatenses hoy cuentan con cadenas de sucursales en todo el país con espacios tematizados de impecable diseño y sus diversas variantes son solicitadas en destacados mercados internacionales.
La calle Olavarría, paralela a la comercial Güemes, es uno de los polos donde se emplazan casi todas las marcas. Allí se instaló La Paloma Brewing Company, el bar de cervezas que tiene como a uno de sus socios al tenista Pico Mónaco, lo que lo convirtió en centro de atracción de famosos.
Para Cristian Logambino, socio fundador de Glück Cervecería y Biarritz del Sur Brewing Co.: “El fenómeno de la cerveza en Mar del Plata se debe a que la ciudad fue una de las primeras en contar con fábricas en el país y que todos los que comenzamos nos propusimos el objetivo de cuidar el producto y priorizar la calidad de nuestras cervezas. Si el producto es bueno y cuidado, la gente responde. Y más en una ciudad en la que la cultura cervecera viene en ascenso desde hace años. La gente que busca calidad y variedad, la encuentra”.
En este sentido, Javier Arena, de Rambla Cerveza Artesanal, observa atentamente la conducta de creadores y consumidores: “El paladar marplatense está entrenado cada día más y nos obliga a mejorar constantemente. Esto nos posiciona a nivel nacional con un gran producto. Algo clave es que la mayoría de nosotros estamos en contacto con el proceso día a día. Y, obvio, nos encanta lo que hacemos”.
La mirada atenta de los creativos responsables otorga ese plus de lo artesanal al servicio del sabor y la calidad. Y los aparta de una factoría despersonalizada e industrializada que los haga perder identidad y la innovación que los paladares agradecen. Y mucho. Es que ese es el fuerte de este tipo de cervezas. “Calidad y estilos varios fue la clave, comenzó un cambio cultural”, confirma Juan Federico Echeverry, responsable de la marca Cheverry.
Todos coinciden en atribuirle a Antares, nacida en diciembre de 1998, la responsabilidad de instalar un producto novedoso que modificó los hábitos de consumo y abrió la puerta para otros emprendedores. Hoy, la cerveza marplatense goza de reputación internacional a partir de los mercados de distribución y de la llegada a la ciudad de expertos de todo el mundo que posicionan cada fórmula artesanal en la vanguardia internacional. Tal es así, que casi todas las compañías han obtenido distinciones en competencias, muestras y degustaciones en diversas latitudes. Mar del Plata genera hoy más de 500 mil litros por mes, un tercio de la producción nacional.
Sello propio
Responsables de la evolución son las compañías que han crecido a partir de utilizar fórmulas propias que se han perfeccionado y sofisticado con sabores innovadores y hasta algo exóticos que se apartan de la fórmula tradicional.
“Después de casi dos décadas de aprendizaje, que continúa, creo que nuestros mejores exponentes son la India Pale Ale y el Barley Wine, algunas de estas últimas añejadas en barricas de roble”, explica Pablo Rodríguez, de Antares.
Cristian Logambino destaca dos niñas mimadas de Gluck: “La Wee Heavy km 213, que es una cerveza roja de medio-alta graduación y con mucho caramelo en aroma y sabor; en el mundo cervecero siempre la IPA es la más buscada y, quizás, para los que se inician buscan estilos más suaves o no tan amargos y en nuestro caso ofrecemos La Honey Glück, elaborada con miel de la ciudad”.
Para Javier Arana, de Rambla, la diversidad de estilos es uno de los fuertes: “Golden, IPA, Honey, Stout, pero creemos que nuestra joyita es la Scottish”.
Kaiser Wilhelm (último Rey de Prusia), Ray Bradbury, Frank Zappa, Benjamin Franklin, Charles Bukowski, Martin Luther King, Jack Nicholson, Sid Vicious, Winston Churchill, Thomas Jefferson, Edgar Alan Poe, y J.P. Donleavy fueron y son algunas de las personalidades amantes de la infusión esparcida a uno y otro lado del mundo.
Por los caminos de la Pinta
Varios son los circuitos donde se instalaron las principales marcas. La zona de Córdoba y Castelli se modificó al ritmo de los pubs. La calle Olavarría, paralela a la comercial Güemes, es uno de los polos donde se emplazan casi todas las marcas. La calle Alem, en la zona de Playa Grande, dejó de lado las discos para dar paso a las cervecerías y restó. Algo similar sucede en la Av. Constitución, al norte de la ciudad, donde otrora brillaban los espacios bailables, ahora las cervecerías abren grandes salones de diseño para ofrecer barras tan atractivas como los productos que ofrecen.
En el polo de la calle Olavarría, también se instaló La Paloma Brewing Company, el bar de cervezas que tiene como a uno de sus socios al tenista Pico Mónaco. El lugar se convirtió en refugio de celebridades. Y, obviamente, cuenta con la visita frecuente de Carolina "Pampita" Ardohain, novia del dueño de casa.
Pero no todas las experiencias tienen finalidad comercial. La afición de los marplatenses por la cerveza es tal que algunos grupos de amigos se juntan para degustar fórmulas propias que elaboran para consumo propio. Tal es el caso de varios profesores de un colegio secundario privado.
Los emprendedores coinciden que el público es sumamente variado y que dependiendo del horario se va modificando el rango etario. Desde ya, entrada la madrugada, el segmento de gente de 25 a 35 años copa la parada. Pero, durante la primera noche, los de más de 45 son los que llevan la voz cantante.
Orígenes
“Nuestra curiosidad por la cerveza artesanal nació hace algunos años cuando descubrimos una vieja receta familiar que circulaba de generación en generación. Es así como nos involucramos en el mundo cervecero que nos cautivó, hasta convertir esta vocación en una pasión que nos llevó a fundar Cheverry”, dice Juan Federico Echeverry.
Algo similar sucedió con Antares, según explica Pablo Rodríguez: “La marca nació como resultado de la transformación del hobby de elaborar pocas cantidades en un garage. Leo y Mariana elaboraban cerveza en su casa del Grosellar, pero al mismo tiempo con Leo hicimos toda la facultad juntos y nos recibimos el mismo día de ingenieros químicos”. Así, el trío dio el puntapié inicial al fenómeno.
“Gluck nace en el 2012 cuando abrimos nuestro primer local. Con mí hermano Max hacíamos cerveza artesanal en escalas muy pequeñas, y apostamos a abrir una cervecería en la ciudad que trajera sabores de otras ciudades, como Buenos Aires. Luego de dos años y medio como multimarca, trabajando productos de otros, le dimos forma al sueño de producir cerveza a gran escala inaugurando nuestra fábrica propia. Para homenajear a la ciudad la llamamos Biarritz del Sur, que es como le decían a Mar del Plata a comienzo del siglo XX. Hoy, Biarritz del Sur es la fábrica oficial de Glück Cervecería”, explica Cristian Logambino.
Rambla también nació como una aventura de amigos sin fines comerciales. Hasta que algo sucedió y el hobby se convirtió en un emprendimiento exitoso.
South Beer Cup
Así se denomina al destacado programa cuya séptima edición se realizará desde el 24 mayo en la ciudad. Pablo Rodríguez, en su carácter de presidente de la Cámara de Cervezas Artesanales de Mar del Plata, es uno de los responsables de la organización: “Es el evento más importante de cervezas artesanales de Sudamérica. Cuenta con cinco áreas de desarrollo: la competencia propiamente dicha, que es lo mas importante, donde alrededor de 200 cervecerías de Sudamérica participamos enviando un millar de muestras para competir en las mas de 50 categorías, en la búsqueda por alcanzar el podio; por otra parte, se dictan charlas técnicas y formativas; se desarrolla una exposición de proveedores; se ofrecen festivales abiertos al público con participación de 60 cervecerías argentinas y degustaciones de la mayoría de los competidores; y tours por fabricas y locales gastronómicos cerveceros”.
El Vll South Beer Cup puede ser una buena excusa para visitar la siempre bella Mar del Plata y degustar una de sus nuevas joyas: la cerveza artesanal que, como los famosos alfajores, ya forma parte de los circuitos de degustación ineludibles que ofrece la Ciudad Feliz.
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