El asteroide que terminó con los dinosaurios también generó un monstruoso tsunami a nivel mundial
Un estudio científico reveló que el impacto del objeto que chocó la Tierra provocó un fenómeno sísmico miles de veces más potente que los registrados en los últimos años
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Hace 66 millones de años, el asteroide Chicxulub, de unos 14 kilómetros de diámetro, impactó contra la Tierra en la zona de la península de Yucatán, México, y produjo la extinción masiva de los dinosaurios y del 75 por ciento de la vida terrestre, vegetal y animal. Ahora, una investigación demostró que el choque del objeto provocó un monstruoso tsunami que se extendió por todo el planeta.
El asteroide, que tenía el tamaño de una ciudad, impactó en aguas poco profundas en las proximidades de la península de Yucatán, en el Golfo de México. El choque provocó una serie de eventos cataclísmicos como la fluctuación de las temperaturas globales, columnas de hollín y polvo que llenaron el aire, incendios forestales provocados por trozos de material en llamas que volaban por el impacto y caían sobre la superficie en forma de lluvia de fuego. Además, en 48 horas, un tsunami mucho más potente que los que ocurrieron en los últimos años, dio la vuelta a todo el planeta.
Para poder comprender las consecuencias de este cataclismo específico, un grupo de científicos de universidades estadounidenses realizaron modelos a escala para simular la intensidad y el recorrido del tsunami producido por el asteroide. Los resultados de este estudio fueron publicados en la revista American Geophysical Union Advances, y se trata de la primera simulación global del tsunami que causó el choque de Chicxulub que se difunde en este tipo de publicaciones.
Los resultados del estudio aseguran que el tsunami fue extremadamente potente, a tal punto de generar olas de más de un kilómetro y medio de altura, arrasar los sedimentos del fondo oceánico a miles de kilómetros a la redonda del lugar del impacto -donde dejó un cráter de 100 kilómetros de diámetro- y borrar, con esto, el registro de sedimentos de lo que ocurrió antes y durante el impacto.
El recorrido del tsunami
El tsunami se extendió fuera del Golfo hacia el océano Atlántico, según el informe de los científicos, después de una hora del impacto. Cuatro horas más tarde, sus olas ingresaron al Pacífico; 24 horas más tarde, las ondas cruzaron el Pacífico desde el este y el Atlántico desde el oeste e ingresaron al Océano índico desde ambos lados.
Con este ritmo de avance, 48 horas después del impacto del asteroide, el tsunami había llegado a la mayoría de las costas del mundo. Además, a diferentes regiones de mar abierto del Atlántico norte, el Atlántico sur ecuatorial, el Pacífico sur y la vía marítima de América Central. Probablemente, las ondas recorrieron el lecho marino y removieron “sedimentos a más de 10 000 km del origen del impacto”, dice el informe.
“Cualquier tsunami históricamente documentado palidece en comparación con tal impacto global, dice el informe de los científicos, que estiman que el tsunami ocasionado por el asteroide hace 66 millones de años pudo ser hasta 30.000 veces más energético que el del 26 de diciembre de 2004, en el Océano Índico, que acabó con la vida de más de 230.000 personas. En cuanto al choque del Chicxulub, tuvo una energía 100.000 veces mayor que la de la erupción volcánica de Tonga, ocurrida este mismo año.
Brandon Johnson, uno de los autores del estudio y profesor de la Universidad de Purdue, en Indiana, usó un programa informático llamado hidrocódigo para hacer la simulación de los primeros 10 minutos luego del choque del Chicxulub, que incluyen la formación del cráter y el inicio del tsunami.
El programa tomó en cuenta el tamaño del asteroide y la velocidad, que estimaron de unos 43.200 kilómetros por hora en el momento en que chocó la corteza de granito y las aguas poco profundas de la península de Yucatán. Dos minutos y medio después del impacto, se creó una ola de 4,5 kilómetros de altura que fue disminuyendo a medida que el material que estalló caía de nuevo a la superficie. Pero al caer los escombros se creaban olas más caóticas, de acuerdo a lo que recreó el simulacro.
Diez minutos después del choque, una enorme ola en forma de anillo de aproximadamente un kilómetro de altura conocida como onda de borde empezó a trasladarse por el océano en todas las direcciones, desde un punto situado a 220 kilómetros del choque.
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