¿El aprendizaje remoto es tan efectivo como estar presente en el aula? Un informe global tiene la respuesta
Se trata de un exhaustivo relevamiento mundial difundido por la UNESCO, UNICEF y el Banco Mundial
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De todas medidas por la pandemia —barbijo obligatorio, cuarentenas y distanciamiento—, ninguna generó tanta polémica como la decisión de cerrar las escuelas. En el clímax del confinamiento del año pasado, 1600 millones de alumnos de 188 países de todo el mundo tuvieron que quedarse en sus casas, y unos 700 millones de esos estudiantes pertenecen a distritos escolares que cerraron total o parcialmente sus aulas. Para aprender durante todo ese tiempo, la generación de la pandemia debió recurrir a la computadora, el celular, el televisor o la radio, y la preocupación de los padres no se hizo esperar: ¿El aprendizaje remoto es tan efectivo como estar presente en el aula?
Y según los datos más recientes, en líneas generales la respuesta es que no.
Un informe global exhaustivo difundido la semana pasada por la UNESCO, UNICEF y el Banco Mundial viene a sumarse al creciente cuerpo de evidencia que parece confirmar que los estudiantes sufrieron una pérdida pedagógica inmensa durante la pandemia. Las proyecciones sobre ese revés educativo no son malas sino pésimas, y los más golpeados, de una manera desproporcionada, son los niños carenciados y marginados de todo el mundo, tanto en los países pobres como en los países ricos.
Las proyecciones más pesimistas —que se desprenden de los datos de una gran variedad de países— alimentan el temor de que ese déficit de aprendizaje termine profundizando aún más esa desigualdad preexistente, tanto entre países como en el interior de cada país, y que no sea fácil de revertir en muchos años. La brecha de aprendizaje que deja la pandemia no solo puede ahondar las disparidades entre países y clases sociales, sino entre las diferentes generaciones: los que en 2020/2021 estaban en edad escolar y los que no.
“Temo que dentro de 15 años estaremos leyendo cientos de informes académicos para tratar de dimensionar y entender el impacto negativo en términos de bienestar, productividad e ingresos, por el simple hecho de pertenecer a la generación que tenía entre 5 y 18 años en 2021″, dice Jaime Saavedra, director global de educación del Banco Mundial.
La pérdida de meses y meses en las aulas puede tener un impacto negativo de por vida. El nuevo informe estima que la “generación de la pandemia” podría llegar a perder 17 billones de dólares en ingresos futuros por ese déficit educativo, muy por encima de los 10 billones que se calculaban el año pasado. Y el peor panorama surge de los cierres de escuelas que duraron más que las estimaciones anteriores, y de evaluaciones que muestran que el aprendizaje remoto dejó mucho que desear.
Entonces, ¿quién perdió más?
Especialmente en los países de ingresos bajos y medios, cuanto más tiempo estuvo cerrada la escuela, peor fue la pérdida de aprendizaje. Los cierres excepcionalmente largos en Latinoamérica y Asia, dicen los autores del estudio, golpeó de manera desproporcionada a los alumnos de la región. Y algunos datos incluso sugieren que las niñas perdieron más que los varones.
Otra conclusión es que la calidad del aprendizaje a distancia es importante y varía mucho. En muchos países de ingresos bajos y medios, los docentes recibieron escasa o nula ayuda para a la enseñanza remota, y para colmo, sus alumnos son niños y adolescentes con acceso limitado o nulo a computadoras portátiles, celulares, y en algunos casos, ni siquiera a la electricidad. Como resultado, se estima que entre marzo de 2020 y agosto de 2021, la proporción de niños de países de ingresos bajos y medios que no pueden leer y comprender un texto simple a los 10 años se habría disparado, pasando de estimaciones del 56% al 70%, según cifras actualizadas después de la publicación del informe.
Los datos provenientes de países en desarrollo de todo el mundo confirman algunos de los peores temores. Una encuesta realizada en dos estados mexicanos mostró pérdidas de aprendizaje significativas en lectura y matemáticas en estudiantes de entre 10 y 15 años. La proporción de alumnos de 10 años que no pueden leer o comprender un texto simple aumentó un 15% entre los más ricos y un 25% entre los estudiantes más pobres.
Rendimiento escolar
Un estudio realizado en el estado brasileño de San Pablo reveló que en promedio, los alumnos que recibieron enseñanza remota aprendieron solo el 28% de lo que habrían incorporado con clases presenciales normales. En comparación con 2019, los exámenes de 2021 en el estado de San Pablo mostraron déficits de aprendizaje generales, y los niños pequeños fueron los que más perdieron. Los resultados de los exámenes de matemáticas para los estudiantes de quinto grado cayeron drásticamente, barriendo de un plumazo toda una década de costosos avances en el rendimiento escolar.
Los datos disponibles sobre la brecha de género en la pérdida educativa son algo contradictorios, pero hay evidencia preocupante de que a las niñas les habría ido peor. Las niñas, que tradicionalmente superaban a los niños en niveles de lectura, sufrieron caídas relativamente más pronunciadas. Se descubrió que en Nigeria, por ejemplo, los padres prohibían a sus hijas el uso de Internet, y que no solían ayudar a sus hijas con la tarea tanto como a sus hijos.
En cuanto a matemáticas, durante 2020 los niños de escuela primaria de Etiopía aprendieron solo un 30% o un 40% de lo que habrían incorporado en un año normal, y también se profundizó la brecha de aprendizaje entre los estudiantes urbanos y los rurales.
Los niños de las naciones ricas también sufrieron grandes pérdidas educativas, especialmente los menos favorecidos económicamente. En Bélgica, los resultados de las pruebas estandarizadas también muestran una caída del aprendizaje, con déficits más pronunciados entre los estudiantes más pobres. La evidencia proveniente de todo Estados Unidos muestra importantes pérdidas de aprendizaje en matemáticas y lectocomprensión. En Texas, durante 2021 solo el 30% de los alumnos de tercer grado alcanzó o superó el nivel de matemáticas correspondiente a su grado, frente al 48% de 2019.
El nuevo informe es la evidencia más reciente del impacto del cierre de escuelas en países que tenían todo a su favor. Los Países Bajos, por ejemplo, tuvieron una cuarentena relativamente corta de ocho semanas y amplio acceso de la población a internet, condiciones óptimas para el aprendizaje remoto. Sin embargo, un estudio que comparó los puntajes de las pruebas escolares antes y después de la pandemia y reveló un impacto equivalente a la pérdida de un 20% del año lectivo: exactamente la misma cantidad de tiempo que las escuelas permanecieron cerradas. Y los resultados de los niños provenientes de familias con menos educación fueron un 60% peores.
“Los hallazgos del estudio implican que los alumnos avanzaron poco o nada mientras aprendían desde sus casas, y sugieren pérdidas aún mayores en países con una infraestructura más débil o cierres de escuelas más prolongados”, escribieron los autores del informe.
Sin embargo, hay motivos de esperanza. En San Pablo, por ejemplo, los funcionarios de educación dicen que los chicos han comenzado a recuperar parte del terreno perdido, gracias a la implementación de diversas soluciones creativas, como extender el horario escolar y redoblar el énfasis en los contenidos básicos de lectura y matemáticas.
(Traducción de Jaime Arrambide)
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