Tiene 23 años y creó un accesorio pensado para que las mujeres se sientan seguras en la calle: vende a toda América y España
Con el nombre “Mamá llegué”, Tamara Pons lanzó una línea de llaveros de defensa personal
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Durante una clase de educación física en un gimnasio de Ingeniero Budge, dos chicas se ejercitan. En el piso de arriba vive la hermana de la profesora con su marido. La música se encuentra en un volumen muy alto. De pronto, un ruido fuerte interrumpe la práctica; proviene de arriba: el hombre está golpeando a su esposa. “¿Alguna tiene un objeto o algo para poder defenderla?”, pregunta desesperada la profesora. Una alumna corre hacia su mochila y saca un llavero del que cuelgan distintos accesorios. Desengancha un gas pimienta color rosa y se lo entrega. La mujer pudo utilizarlo para incapacitar al golpeador y salvar a su hermana de la agresión.
“Creo que todas las mujeres estamos relacionadas con el hecho del acoso, del miedo a salir solas, de ser violentadas por un tercero. Tenemos naturalizado el tener miedo, el tener que cuidarnos porque en el día a día corremos muchos peligros”, sostiene Tamara Pons, de 23 años, dueña del emprendimiento “Mamá llegué”, que produce accesorios de defensa personal para que las mujeres puedan sentirse más seguras. El llavero utilizado en el gimnasio de Ingeniero Budge es parte de su producción.
Fue en noviembre de 2021 cuando Pons decidió embarcarse en este trabajo al que considera “bastante honorable” porque –explica– “no son productos que se vendan por interés lucrativo, sino que hay una intención honesta detrás: que las mujeres que se sienten débiles, inferiores o inseguras puedan salir y encarar la vida con mayor tranquilidad al llevar el llavero con ellas”.
“Salí a las 6 de la mañana de casa, no había luz en mi barrio. Tenía miedo, entonces me lleve el Kubotan, gas pimienta y manopla; me sentí más segura, acompañada”, cuenta una clienta de 24 años.
Pons recuerda que para crear su negocio se inspiró en un emprendimiento estadounidense, que vendía artículos de defensa personal para mujeres: “Realmente me pareció algo muy útil, nunca había visto algo así. Conocía el gas pimienta, pero nunca había visto un emprendimiento que se dedicara exclusivamente a elementos de defensa personal para mujeres”.
En la página de “Mamá llegué” se pueden encontrar seis estilos diferentes de llaveros, que tienen distintos accesorios. El llavero principal trae una alarma que tiene un sonido de 140 decibeles: se puede escuchar hasta tres cuadras. Pons afirma que es un elemento disuasivo y que puede servir para pedir ayuda o para asustar. También ofrecen el gas pimienta, una tarjeta navaja, una manopla con forma de “gatito” que es bastante dura y fuerte, así como un arma metálica de defensa personal japonesa con forma en punta que sirve para romper cristales o para golpe de defensa personal.
“Tenemos un rompecristal cortacinto, que es un elemento que usan mucho los bomberos, pero también se utiliza para lo que sería la prevención de un secuestro en un auto. A los llaveros les agregamos un llavero de la marca y un pompón para hacerlos estéticos”, detalla la joven.
De qué zonas son los clientes
Pons recuerda que un principio las personas que compraban los llaveros eran de barrios más precarios: “Donde hay más inseguridad o aquellos que figuran siempre en las noticias por episodios como asesinatos, robos o secuestros”.
Luego, cuando el emprendimiento fue creciendo, se sumaron clientes de muchas más zonas, no necesariamente destacadas por la inseguridad o la pobreza.
“Fue impactante ver cómo había gente de los lugares más importantes que uno creía que no iban a necesitar porque se mueven quizás en auto o tienen encargado, o viven en un edificio con seguridad o barrio cerrado”, comenta la joven. Hay clientes de Recoleta y Palermo, de barrios bonaerenses. “Desde el campo hasta la ciudad, de cualquier lado piden”, afirma.
“La inseguridad que siente la mujer no está vinculada a la seguridad de la zona, sino que es un miedo que tenemos sin importar si vivimos en el lugar más caro o no”, explica. Pero las operaciones no son solo nacionales, sino que también vendieron productos a Perú, El Salvador, México, Uruguay, Chile, España y República Dominicana.
Al ser consultada sobre si el público masculino también se acerca al emprendimiento, la respuesta fue afirmativa: “Ellos no compran el llavero, pero sí accesorios por separado como la alarma, el gas pimienta o las tarjetas navaja”.
En este sentido, comenta: “Los hombres no están exentos de la inseguridad o la violencia, tal vez no al mismo nivel que las mujeres, pero sabemos que también las sufren”.
“Compre todo el kit de accesorios para defensa personal hace varios meses y todavía no lo usé, pero me siento muy segura al llevarlo conmigo a todas partes”, confiesa Paula, una joven de 27 años que vive en La Matanza.
“Ahora me animo” es la frase más usada que utilizan las compradoras para agradecer a través de las redes sociales: “Ahora me animo a ir en tren sola”, “Ahora me animo volver del gimnasio sola de noche”; “Ahora me animo a ir al trabajo caminando en vez de tomarme un colectivo”, “Ahora me animo a tomarme un Uber sola”, “Ahora me animo a salir temprano de casa cuando no hay mucha luz”.
Más allá de un llavero
“Mamá llegué” tiene un experto asesor, que es instructor de tiro y profesor de defensa personal; fue militar y policía.
“Este año buscamos incorporar defensa personal como clase, como técnica, más allá del elemento que ofrecemos con los llaveros, para poder completar lo que es defenderse en la vía pública, seas del tamaño que seas, alta o chica”, cuenta Pons, ilusionada.
“Si no nos cuidamos nosotras, corremos el riesgo de no poder decir: ‘Mamá, llegué’”, lamenta Zoe García, vecina de Quilmes y clienta del emprendimiento.
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