El 26% de los estudiantes secundarios tiene al menos 20 faltas: el inusual motivo que aducen para justificarlas
Así surge de un relevamiento del Observatorio de Argentinos por la Educación sobre base de las pruebas Aprender de 2022; para los docentes, el dato es alarmante porque complica los procesos de aprendizaje
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El 26% de los alumnos que cursan el último año de secundaria reconoce haber tenido en 2022 al menos 20 inasistencias. Aunque no hay casi disparidad entre los distintos niveles socioeconómicos, en las provincias hay grandes diferencias: el 36% de los estudiantes de Buenos Aires y el 31% de Tierra del Fuego tuvieron el máximo de faltas. Problemas de salud y “falta de ganas” lideran las justificaciones de los chicos. Para el 49% de los directores escolares el ausentismo es hoy el principal problema en el proceso de enseñanza y aprendizaje. La ausencia de datos oficiales aleja aún más las posibles soluciones.
Los datos surgen del informe “Ausentismo estudiantil en secundaria: percepción y dimensiones” del Observatorio de Argentinos por la Educación. El estudio está basado en las respuestas que alumnos de quinto año y directores de secundaria dieron en las pruebas Aprender 2022.
Uno de los datos más alarmantes del relevamiento señala que uno de cada cuatro alumnos argentinos de quinto año faltó el 14% del total de días de clases durante 2022.
La información surge luego de que un 26% de los alumnos reconoció en las últimas pruebas Aprender –que se tomaron el 19 de octubre de 2022– que tuvo 20 inasistencias o más en los 142 días que, hasta esa fecha, llevaban de clases. Por su parte, un 18% señaló haber estado ausente entre 15 y 19 días. Según los especialistas, los significativos números tienen su correlato con lo que los chicos aprenden.
“El informe es importante porque pone el foco en un problema muy grave que impacta en la calidad de los aprendizajes”, dijo Bruno Videla, docente de nivel secundario y coautor del informe. Y agregó: “Es además un problema que viene creciendo y al que no se le está dando la suficiente atención”.
Para el 49% de los directores de secundaria –según las respuestas que dieron en las pruebas–, el ausentismo estudiantil es hoy el principal problema en el proceso de enseñanza. Le siguen en importancia las faltas de los docentes (un 48% de los encuestados), la inadecuación de las instalaciones o infraestructura (37%) y la impuntualidad de los alumnos (36%).
“La enseñanza y el aprendizaje son un proceso continuo. Toda ausencia del estudiante tiene un impacto negativo que será mayor a medida que aumentan las inasistencias”, dijo Flavio Pinto, director de secundaria en el Colegio Almafuerte de Munro. Y sumó: “Las faltas aisladas por quedarse dormido o no sentirse preparado para dar un examen, entre otros, manifiestan ausencia de motivación hacia la propuesta educativa”.
En la misma línea, Claudia Armellini, directora de la Escuela Pública N°37 de Berazategui, señaló: “La asistencia es un factor primordial para la continuidad. El ausentismo de los estudiantes es un problema de todos los años y tiene diferentes causales. Algunos de ellos son la falta de acompañamiento y el desinterés en que caen los jóvenes cuando no encuentran una relación entre su propia realidad y aquella que la escuela le muestra”.
Justificaciones
Entre las cuestiones que explican las faltas de los jóvenes, el informe señala problemas de salud (62% de los encuestados), falta de ganas (38%), imposibilidad de llegar a horario (29%) y complicaciones para arribar a la institución –por mal clima o no contar con transporte– (26%). Un 37% de los alumnos afirma que las faltas en 2022 se debieron a otros motivos.
Para Gustavo Zorzoli, exrector del Colegio Nacional de Buenos Aires y presidente de la Fundación Educar en Ciencias, la escuela –en general y en particular la secundaria– ha abandonado hace mucho la asistencia como un valor en sí mismo. “Las nuevas generaciones creen que estar o no estar en el aula da lo mismo. Los adultos lo confirmamos al instrumentar un andamiaje generalizado de excepciones que desnaturaliza la norma”.
Diferencias geográficas
A lo largo del territorio nacional, según muestra el informe, existen grandes disparidades. Las provincias con mayor porcentaje de alumnos con más de 20 faltas en 2022 fueron Buenos Aires (36%), Tierra del Fuego (31%), ciudad de Buenos Aires (28%) y La Pampa (27%). Por su parte, San Juan (9%), Santiago del Estero (12%) y Jujuy (13%) son las jurisdicciones que mostraron la proporción más baja.
“Es un problema desigual entre provincias que claramente, en cada caso, debe ser atendido”, dijo Martin Nistal, coordinador de investigación del Observatorio de Argentinos por la Educación y coautor del informe. Y agregó: “El ausentismo crónico de los estudiantes es la antesala de un abandono escolar de forma definitiva. Tener sistemas de información nominales, con la trayectoria día a día de cada estudiante, en cada provincia es fundamental”.
En la Argentina cada jurisdicción define el límite de faltas que pueden tener los alumnos en los distintos niveles. “Los regímenes académicos –que incluyen las políticas de ausentismo- son potestad de las provincias”, dijeron voceros de la Secretaría de Educación de la Nación.
Ante la consulta de LA NACIÓN, el Ministerio de Educación porteño señaló que dentro de su jurisdicción los chicos pueden tener hasta 25 faltas. Por su parte, la Dirección General de Cultura y Educación de la provincia de Buenos Aires indicó que en su territorio los chicos pueden alcanzar hasta 28 inasistencias. En ambos casos, afirmaron que luego de llegar a esos límites, los chicos no dejan de ir a la escuela, sino que deben recuperar contenidos o rendir materias.
Niveles socioeconómicos
La cantidad de inasistencias no parece estar asociada al nivel socioeconómico de los estudiantes, según el informe. Un 24% de los alumnos que están en el quintil de mejor poder adquisitivo tuvo 20 faltas o más y un 22%, entre 15 y 19 inasistencias. Por su parte, el quintil de menores recursos tuvo 26% y 18%, respectivamente. La ausencia de diferencias significativas es para Videla preocupante: “Si la causa fuera una cuestión socioeconómica bastaría con poder modificar un contexto particular para lograr alguna mejora”.
Todos los especialistas remarcan el problema de no contar con datos públicos que permitan dar cuenta de la magnitud real del problema. “Para que esto cambie es fundamental tener un sistema que permita tanto contabilizar las inasistencias como tener alertas tempranas que permitan detectar qué chicos corren riesgo de abandonar la escuela”, dijo Nistal.
“En la Argentina no hay datos nacionales oficiales sobre ausentismo estudiantil ni docente”, dijo Claudia Romero, doctora en Educación, investigadora de la Universidad Torcuato Di Tella y autora del libro Claves para mejorar la escuela secundaria. “Lo que hay son aproximaciones. Ahí radica parte del problema que hoy está latente en las secundarias”.
Según destacó la especialista, las pruebas PISA ubican a la Argentina entre los países con mayor ausentismo y llegadas tarde de alumnos y docentes del mundo. Para ella, hay tres cuestiones que determinan las faltas: “En primer lugar, hay correlación entre el ausentismo estudiantil y el docente: ‘Para qué voy a ir si el profe falta y no hacemos nada’, dicen los chicos. El segundo problema es que las inasistencias hoy no determinan que un alumno quede libre. Con el fin de retener a los alumnos, se perdonan o se negocian. La última de las cuestiones es que la escuela no logra ser atractiva. Por eso, gran parte de los estudiantes no le encuentran sentido”. Y destacó: “La escuela secundaria debe ser una prioridad en la educación argentina”.
Dificultades en el aprendizaje, en el desarrollo emocional y en el futuro son algunas de las consecuencias que, según Eugenia Orlicki, analista del Observatorio de Argentinos por la Educación y coautora del informe, subrayan estudios internacionales. “Los países desarrollados destacan que el ausentismo tiene efectos negativos en el desempeño escolar. También eleva el riesgo de repetición y de abandono”. Según explica, a medida que el alumno empieza a faltar, “se desconecta”. Con ello aumenta la probabilidad de no terminar la secundaria. “Además, al no poder seguir los contenidos, se frustran y eso afecta lo emocional”.
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