Efecto pandemia: 7 de cada 10 argentinos dijo que sería voluntario de un ensayo clínico
Según una encuesta de la Cámara Argentina de Especialidades Medicinales, por la llegada de coronavirus aumentó un 50% el conocimiento de la investigación clínica y el rol clave que cumple la sociedad
- 5 minutos de lectura'
Siete de cada 10 argentinos dijo que sería voluntario en un ensayo clínico para alguna vacuna o tratamiento médico. El dato surge de una encuesta realizada en noviembre por la Cámara Argentina de Especialidades Medicinales (Caeme). Antes de la pandemia, la gente dispuesta a participar de un ensayo para la investigación científica en el país era un 50% menos.
El coronavirus y sus consecuencias parecen haber impactado de lleno en la voluntad de la gente. El muestreo de la Cámara se hizo a nivel nacional, de forma online, entre el 19 y el 26 de noviembre de 2021 e incluyó 850 hombres y mujeres de entre 16 y 65 años.
La encuesta reflejó un consenso del 83% en que el desarrollo de la investigación clínica es positivo para el país. En general, los participantes consideraron que los ensayos benefician a todos los actores, aunque la percepción de la opinión pública es que se favorece más a las farmacéuticas por sobre los pacientes; el 80% considera que beneficia mucho o bastante a las instituciones de salud, el 78% a los pacientes, el 76% a los profesionales de la salud, el 75% a la población general y el 65% a la economía del país.
Otro de los resultados que arrojó la encuesta es que el 30% de los consultados afirmó tener bastante o mucha información sobre los estudios clínicos. Esto representa una suba de más del 50% respecto a la era prepandemia, donde solo el 18% dijo conocer sobre qué eran los ensayos y cómo se llevaban adelante. Otra revelación de la encuesta tuvo que ver con las fuentes de información. En la era de las redes sociales y la información a un clic de distancia, el 73% mencionó al médico como principal fuente para hablar sobre estudios clínicos.
También se preguntó bajo qué circunstancias participarían de un ensayo y si serían voluntarios en estos trabajos cuando se busquen tratamientos o curas para enfermedades graves/terminales o que hoy no tienen tratamiento. En ese caso, 6 de cada 10 dijo que participaría aun estando sanos “para ayudar al avance de la ciencia”, que en parte es lo que se vio con los miles de voluntarios que se enrolaron en los estudios de vacunas contra la Covid-19.
Además, entre los consultados, 8 de cada 10 sabía que los voluntarios firman un consentimiento informado, pero 31% no estaba al tanto de que pueden retirarse del estudio en cualquier momento. En tanto, el 81% declaró conocer el rol de la Administración Nacional de Medicamentos, Alimentos y Tecnología Médica (Anmat) y la regulación estricta y estandarizada de los protocolos internacionales, 78%. Sin embargo, casi 4 de cada 10 desconocían que estos ensayos también son aprobados y monitoreados por comités de ética independientes.
“Democratizar la información”, una de las claves
Tras conocer los resultados, Georgina Sposetti, que es doctora, directora y fundadora de “Un ensayo para mí”, el sitio donde están reunidos todos los ensayos que se realizan para distintas enfermedades, dijo que el conocimiento ayuda a los pacientes y voluntarios a derribar mitos. “Es democratizar la información disponible en un lenguaje amigable, darles herramientas a los pacientes para que puedan evaluar con autonomía e información segura la posibilidad de participar de un estudio clínico. Una enfermedad puede convertirse en una oportunidad, solo hay que encontrar cuál y participar de un ensayo clínico puede ser una de ellas”.
Por su parte, Susana Baldini, directora médica de Caeme, que reúne a los laboratorios farmacéuticos de innovación, y organizaciones de investigación a través de la Cámara Argentina de Organizaciones de Investigación Clínica (Caoic), sumó: “Hace tiempo que queríamos tener una lectura más clara de lo que la gente piensa realmente sobre los estudios clínicos. Porque considerábamos que la desinformación y los prejuicios venían siendo superados por los datos, por la contundencia de los avances en medicina y por la difusión creciente de esta práctica”.
Según Baldini, los resultados sirvieron para entender que es importante “desarrollar una campaña informativa sobre la investigación clínica, su alcance, sus procesos y la evidencia que refuta viejos mitos, porque a mayor información, más empoderamiento, menos prejuicios y más convencimiento de su valor para las personas y el país”.
En tanto, Sposetti habló de la importancia de las evaluaciones independientes que se hacen de los ensayos para evitar alteraciones. “La evaluación independiente que hacen estos comités interdisciplinarios previene cualquier desvío en los procedimientos, tanto voluntario como involuntario. La seguridad de los participantes es y tiene que ser la prioridad siempre, porque esto es lo que les da la tranquilidad a los enrolados, a los investigadores, a todos los involucrados y a la comunidad en su conjunto.
Por su parte, Karina De Lazzari, presidente de Caoic recordó: “Aunque no es una actividad exenta de riesgo, para llegar a probar en humanos una molécula determinada, esta ya pasó por fases preclínicas en el laboratorio, donde se testeó rigurosamente su seguridad para que la ecuación riesgo-beneficio sea positiva y las fases posteriores permitan confirmar la hipótesis original de que ofrece un beneficio superador a lo conocido, ya sea en términos de seguridad como de eficacia”.
Otras noticias de Coronavirus en la Argentina
Más leídas de Sociedad
Las razones. El tradicional colegio porteño que es Monumento Histórico Nacional y que esconde joyas históricas
Impronta. Estas son las primeras medidas que decidió Jorge Macri para los colectivos traspasados a la órbita de la Ciudad
Nuevo fenómeno. Las tradwife: las influencers de los muchos hijos, la comida casera y algunos negocios millonarios
Alerta a la comunidad celíaca. La Anmat prohibió una marca de fideos “sin TACC” que causó una reacción alérgica en una niña