“Efecto mariposa”: Así funciona la estrategia porteña para vacunar a las personas en situación de calle
El programa tiene la intención de que esta pequeña intervención genere otros cambios y oportunidades para personas que viven en condiciones de extrema vulnerabilidad
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En un nuevo paso para enfrentar la pandemia y avanzar con el alcance del plan vacunatorio, el Ministerio de Salud de la ciudad de Buenos Aires lanzó el programa Efecto Mariposa para vacunar a todas las personas en situación de calle. En alusión al proverbio chino que dice que “el leve aleteo de las alas de una mariposa se puede sentir al otro lado del mundo”, el programa tiene la intención de que esta pequeña intervención genere otros cambios y oportunidades para estas personas que viven en condiciones de extrema vulnerabilidad.
“Al ponerle ese nombre, pensamos en un programa que trascienda la vacunación y abra nuevos caminos para estas personas”, aclara Gabriel Battistella, subsecretario de Atención Primaria del Ministerio de Salud de la ciudad de Buenos Aires. Médico de familia y con una trayectoria de 30 años al frente de un centro de salud municipal en el barrio de La Boca, conoce bien el territorio en el que se mueve y confía plenamente en el trabajo articulado con referentes de organizaciones como la mejor estrategia para llegar a la mayor cantidad de gente posible.
“Mi función siempre fue enlazar al sistema de salud a todos los actores de la sociedad fuera del techo sanitario. Gracias a esto que está armado hace años, podemos llevar adelante el programa Efecto Mariposa”, explica. Desde hace dos meses, alrededor de 200 personas del Ministerio de Salud, fundaciones, organizaciones, comedores barriales, Caritas, el Hogar de Cristo, el PNUD (Programa de Naciones Unidas para el Desarrollo), el instituto Gino Germani y el Ministerio de Desarrollo Humano vienen trabajando en estrategias y capacitaciones para llevar adelante el programa que comenzó el jueves 15 de julio en distintas postas de la ciudad y ofrecer la posibilidad de vacunarse y de recibir contención y alimentos a alrededor de 600 personas hasta ahora. “Hay una movida comunitaria muy fuerte que nos quedó del Plan Detectar. Tenemos los referentes de las viviendas colectivas, de los hoteles de inquilinatos en Barracas, en la Boca, en los comedores de los barrios. Es fundamental esta red para llegar a todos”, agrega.
La mayoría de las personas ya vacunadas son muy jóvenes, no superan los 30 años y son personas con consumo problemático. Por esta razón, el eje más importante de este programa es el rol del “acompañante par”. Se trata de un referente de cada barrio o comunidad que proviene de la misma situación de vulnerabilidad y que, al haber salido de ella, vuelve para que otros también lo logren. Conocen las condiciones de extrema pobreza e insalubridad en las que viven y, “gracias a eso, logran ingresar al territorio con la confianza y la empatía que el Estado nunca conseguiría generar”, explica el subsecretario de Atención Primaria. Los acompañantes pares van con personal del Ministerio de Salud para llevar el registro de las personas vacunadas y así volver a contactarlas en dos semanas para la segunda dosis, ya que la mayoría recibió la vacuna AstraZeneca.
Coordinación
Cada una de las 600 personas que ya pasaron por las postas de vacunación conmueve a los equipos de profesionales que los reciben en las fechas previamente coordinadas con cada organización, para poder calcular la cantidad de vacunas a aplicar. “En caso de necesitar más vacunas, porque la gente que se acerca excede el número calculado, tenemos rápido acceso a más dosis”, explica Battistella. No cuentan con una agenda rígida sino que irán abriendo las postas semana a semana, de acuerdo a los pedidos de las organizaciones. “Esto durará mientras dure la vacunación y lo vamos a acompañar con una estrategia de búsqueda activa en los barrios populares, en comedores, en las escuelas donde van a retirar la comida, en todos los lugares donde se junte gente y sabemos que no se vacunó”, agrega.
Dos meses antes del 15 de julio que inició el programa, el Ministerio de Salud capacitó a los acompañantes pares de cada comuna, barrio, hogar, comedor y organizaciones. Profesionales de enfermería, medicina, trabajo social, psicología, comunicación y derecho brindaron talleres en los que les informaron sobre el Covid-19, las medidas de cuidado e higiene personal y, sobre todo, la importancia del acceso a la vacunación. Battistella remarca lo fundamental de esta capacitación: “Los empodera, les das una responsabilidad y ellos te la paran de pecho. No hubo que explicarles el para qué de todo esto, lo entendieron enseguida”.
Cuando llegan a las postas, muchas reacciones son de miedo, de duda, de rechazo a algo que no conocen. Lejos de los medios de comunicación y sin celulares, la gente en situación de calle muchas veces ignora el grado de alcance de la pandemia porque no está expuesta al bombardeo mediático ni a la grieta en torno a la vacunación. Si aceptan vacunarse es por el trabajo previo del acompañante par que les explicó los riesgos de no hacerlo.
El programa Efecto Mariposa empezó sin fecha de cierre porque nadie puede prever el futuro de la pandemia. La idea fue seguir sumando población vacunada y, como efecto colateral, el propósito también es abrir nuevas oportunidades en esa situación de vulnerabilidad. “Cuando te metés en estas historias, te das cuenta de cuánto falta, como Estado, poder ayudarlos a generar un proyecto de vida. Nada de lo que hagas conforma. Son cosas que existen desde siempre pero que esta pandemia puso a la vista y podés mirarlo, intervenirlo o hacerte el sota”, concluye Battistela.
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