Efecto “Maligno” Torres Gil: el medallista olímpico que inspira a los chicos a practicar el BMX Freestyle
Ante el triunfo del argentino, hoy los circuitos de este deporte se llenaron de jóvenes que celebraron el hazaña
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Tras obtener un puntaje de 94,82 puntos en la final, José “Maligno” Torres Gil obtuvo la medalla dorada de BMX Freestyle en los Juegos Olímpicos 2024 de París. El estilo Park –que compitió en el evento deportivo de Francia– es uno de los tantos que hace muchos años se práctica en la Argentina con bicicletas Motocross o BMX, su contracción, de ruedas de 20 pulgadas de diámetro. Quienes lo practican valoran el logro de hoy del argentino y en él se inspiran.
“Hoy vine temprano porque me inspiró ‘Maligno’”, dice Agustín López, de Ramos Mejía, mientras se toma un descanso entre ejercicio y ejercicio. Tenía pensado llegar tipo 17 con sus cinco amigos. Sin embargo, luego de ver el triunfo de Torres Gil, preparó su BMX para entrenar más temprano. Llegó al Skatepark de la Plaza República de Haití, ubicado en avenida Dorrego 3600, pasado el mediodía y, según señaló, planeaba quedarse hasta la noche. Poco más de una hora le lleva volver a su casa pedaleando. “Temblé mientras miraba el televisor. Para mí era como la final del Mundial”, indicó el joven de 25 años, que hace 11 práctica la disciplina. Y sumó: “Hizo una pasada hermosa. De lo que hizo en la final, lo que más me gustó fue el 720 Whip. Así se llama cuando das dos vueltas en el aire girando el cuadro de la bici”, argumenta.
Los días que tiene francos como hoy, López aprovecha para practicar en la calle y también, saltos en las pistas. Aunque en la plaza porteña tomaba velocidad en las rampas y con agilidad daba vueltas de 360 grados, reveló que el estilo que más le gusta dentro del Freestyle es el Street. “En la BMX me siento muy seguro. Me encanta fluir sobre ella. Para hacerlo bien se necesita constancia”.
Dentro del BMX Freestyle, “Maligno” Torres Gil compitió en el estilo Park, una modalidad que se practica en rampas de altura y que es la única que está presente en los Juegos Olímpicos. Flatland (sobre piso), Dirt (en tierra) y Street (en pavimento) son otros de los estilos que también se practican con el rodado 20.
“Vine por la Expo Rural y aproveché a traer mi bici para practicar acá: en Lincoln no tenemos lugares así”, dice Oliverio Aldaz, que trabaja en gastronomía en su ciudad natal. “Tenemos un skatepark, pero es más pequeño. También usamos las escaleras de las escuelas y las de la municipalidad”, señala el joven de 24 años. Cuenta que empezó a los 16 y que pocas cosas conserva de su bici original: “Se van desgastando y rompiendo en las caídas”. Y respecto del deporte, suma: “Me gusta la adrenalina que generan los saltos y la necesidad de autosuperación que genera”. Una de las cosas que más disfruta es el entorno social que de él deriva: “Te ven probando un truco dos horas y cuando te sale todos te aplauden”.
Aldaz cuenta que participó en algunas de las competiciones más amateur que se organizan en la provincia de Buenos Aires: “El SN Extremo de San Nicolás para nosotros es muy importante. Junín Jump, también”.
Dos BMX dan vueltas a alta velocidad sobre la pista del Parque Saint Tropez de Costanera Norte: demuestran de alguna manera que las parejas pueden compartir también el amor por el rodado 20. “Fui campeón en las principales competencias de BMX”, señala Andrés Martorelli para aludir a los X-Games, un evento de deportes extremos, que desde hace muchos años se celebran a nivel mundial. Según indica, compitió en Brasil y ganó el oro en 2003. “Empecé a los 14 años como un juego. En ese momento, 30 años atrás, no había lugares preparados para practicar: andábamos por la calle y saltábamos montículos de tierra, escaleras y paredes”, dice el hombre que hoy, como actividad secundaria, entrena a niños en BMX en un country de Escobar.
“Lo de ‘Maligno’ vale doble porque en la Argentina no hay centros de entrenamientos adecuados para practicar. No hay ningún lugar con goma espuma ni preparados para evitar lesiones y golpes”, indica Martorelli. Y suma: “Este es un deporte de riesgo y que genera mucha emoción y adrenalina”.
“Empecé en 2020 para sobrellevar el encierro de la pandemia”, cuenta Milagros Romano, que tiene 24 años, y en uno de los entrenamientos conoció a Martorelli, su novio. “Nos conocimos en un skatepark. Él me estimuló a que me animara a bajar de las rampas”, dice la joven que, según señala, entrena tres veces por semana.
Por la tarde, también en el parque de Núñez, un grupo de personas se dirigía a las rampas de entrenamiento. Un chico de tres años avanza sobre el pavimento con una bicicleta similar a las BMX, pero más pequeña y sin pedales. “Nadie en la familia tiene el fanatismo que tiene él por las dos ruedas”, dijo Ana Insaurralde, mamá de Milo, de Benavidez. Cuenta que está mañana vio el triunfo de “Maligno” Torres Gil en la televisión y sintió entusiasmo: “Por supuesto, vamos a acompañarlo si eso le gusta”.