Efecto La Palma: cuáles son los volcanes más peligrosos de la Argentina
En el país, a diferencia de la isla española, hay presencia de volcanes muy explosivos, pero no de lava sino de cenizas y roca fundida
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Casi 700 hectáreas arrasadas, grupos de animales aislados y más de 7000 personas evacuadas. Son algunas de las consecuencias que conllevó la erupción del volcán de Cumbre Vieja (La Palma, España) desde hace 25 días. Los vecinos de las localidades cercanas se vieron obligados a desplazarse de sus casas por una catástrofe natural que aún hoy continúa devastando la zona. En las últimas horas, un mar de lava recorrió las montañas del volcán.
¿Podría suceder esto en la Argentina? En el país, a diferencia de la isla española, hay presencia de volcanes muy explosivos, pero de cenizas y roca fundida, no de lava. Así lo explicó el doctorando en ciencias geológicas, docente e investigador del Conicet y de la Universidad Nacional de San Juan Gustavo Ortiz.
“El vulcanismo que podemos encontrar en nuestra cordillera andina es muy diferente al de La Palma debido a las condiciones geológicas de cada territorio. En la Argentina no existen volcanes en los que la lava recorra grandes distancias y tenga la capacidad de ser tan fluida. Sí tenemos volcanes muy explosivos, con alto contenido en gases y emisión de cenizas”, explicó a LA NACION.
“Por lo tanto, en la Argentina no podría ocurrir algo como lo que ha sucedido en La Palma; pero sí se produjeron erupciones de volcanes que dejaron pueblos enteros sepultados por la gran cantidad de emisión de cenizas, como el Copahue”, detalló.
Paola Orozco, especialista en geoquímica de volcanes, señaló que la mayor presencia de volcanes que presentan actividad en el país se sitúa desde Mendoza hasta la Patagonia, y desde el norte de Catamarca hasta Jujuy. “Estas zonas (el orógeno andino), forman parte del anillo de fuego [Cinturón de Fuego del Pacífico], donde convergen la placa de nazca en la Argentina y la placa sudamericana del lado de Chile. Esa convergencia genera un choque de placas, roca fundida y roca sólida, que libera una energía que forma los orógenos o montañas. Hay mucha sismicidad y, por ello, mucho vulcanismo del lado de la cordillera”.
¿Cuáles son los volcanes con mayor riesgo y nivel de peligrosidad? Si bien no hay ninguno que en la actualidad de indicios de posible erupción, pueden presentarse otros factores que exigen prestar atención a su evolución y que podrían alertar en un futuro. Los expertos dieron su clasificación a LA NACION: el semáforo verde implica una situación normal del volcán; el amarillo, indicios de sismicidad; el naranja, mayor sismicidad y emisión de gases; y el rojo, el inicio de la erupción.
1. Copahue, Neuquén
El volcán Copahue, ubicado en la provincia de Neuquén entre la frontera de Chile y la Argentina, tuvo su última erupción el 22 de diciembre de 2012. Los 500 habitantes de la ciudad de Caviahue tuvieron que ser evacuados tras su activación, que originó numerosas crisis volcánicas. Además, en los últimos 250 años se registraron 12 erupciones, destacándose las de 1992 y 2000. Actualmente se encuentra en luz verde en cuanto a nivel de alerta.
“A mi criterio, es el más peligroso, porque está asociado a dos poblaciones cercanas. Un volcán puede ser ‘muy peligroso’ en cuanto a posibilidades de erupción, pero no comprometer vidas humanas o pérdidas económicas importantes debido a que al radio en el que puede afectar no existen edificaciones. Copahue erupcionó siete veces en las últimas dos décadas, aunque no hay indicios de que vaya a volver a suceder próximamente, pero sí deberíamos prestarle especial atención dado que hay proximidad con varias ciudades y hay activos centros turísticos y de deportes como el ski”, indicó Andrés Folguera, geólogo e investigador del Conicet.
Desde la erupción de este volcán, el Ministerio de Ciencia, Tecnología e Innovación inició, junto al Instituto Nacional de Prevención Sísmica (INPRES) y otros organismos científicos del país, una gestión de monitoreo de los volcanes del país para reducir al mínimo el riesgo que se pueda generar en consecuencia de los desastres naturales. “Esta investigación facilitó la detección de las señales relacionadas con el movimiento de fluidos de las cámaras magmáticas”, señaló la directora del INPRES, Patricia Alvarado.
Y agregó: “Cuando se incrementa la frecuencia sísmica y ello se correlaciona con información como cambios en la morfología, aumento de fluidos y gases, abombamiento; son indicios de que alguno de los volcanes se puede poner en actividad inminente”. Lo denominan ‘enjambre sísmico’ y, gracias al semáforo de nivelación, otorga una ventaja a la población para prepararse por si la situación empeora.
2. Planchón-Peteroa, Mendoza
“El volcán Planchón-Peteroa se encuentra activo, emitiendo gases y fumarola continuamente, pero por el momento permanece en semáforo verde porque no hay indicios de que vaya a acrecentarse el riesgo de erupción”, señaló Ortiz. Este volcán generó la avalancha de rocas más extensa registrada recientemente en el valle del río Claro, Chile, hace 12.000 años y la última actividad eruptiva registrada fue hace 10.000.
En ello coincide Folguera: “A pesar de que el Peteroa no pone en riesgo a poblaciones tan cercanas, en la Cordillera de los Andes los volcanes pueden alternar la actividad lávica y la explosiva, incluso con mayor peligrosidad que el de La Palma. Pero el escenario sería completamente distinto, ya que no hay 80.000 personas viviendo sobre la falda del volcán”.
Además de la emisión de gases, los expertos detectan como indicios de posible erupción el aumento de la sismicidad en la base y el interior del volcán o un mayor nivel de roca fundida. “La naturaleza nos muestra todos los días alguna evidencia. El tema es estar atentos y no perderlos de vista. Debemos desarrollar una mirada prospectiva para saber cuándo y cómo prepararnos”, agregó Alvarado.
3. Volcán Lanín, Neuquén
El investigador del Conicet destacó este volcán por estar muy próximo a una zona turística, como es el parque nacional de Neuquén. “Además, ha mostrado una serie de explosiones en los últimos miles de años, no constatadas en el lapso de vida humana, pero relativamente recientes”, contó.
“La roca fundida y la emisión de gases, a pesar de ser un componente beneficioso para el suelo en algún momento posterior al vulcanismo, ya que aportan minerales y elementos metálicos que lo hacen más fértil, son nocivos para la salud, ya que aspirar vidrio molido puede afectar gravemente al sistema respiratorio”, señaló Ortiz. Además, complican el tránsito aéreo ya que desgasta las turbinas de los aviones.
4. Laguna del Maule, Mendoza
En tanto, el registro de la actividad explosiva del complejo volcánico Laguna del Maule (sur de Mendoza), con una importante recurrencia de eventos explosivos, se registra principalmente en la Argentina, desde hace un millón de años. Los estudios geológicos y geofísicos del Observatorio Argentino de Vigilancia Volcánica, perteneciente al Ministerio de Desarrollo Productivo de la Nación, registran que se podría producir una reactivación, por lo que el semáforo se sitúa en alerta amarilla.
Folguera destacó que actualmente este complejo volcánico es foco de atención de numerosos grupos de investigación de todo el mundo. “Este tipo de volcanes entran en erupción cada decenas de miles de años y es mucho menos frecuente la actividad, pero muchísimo más violenta. Tiene productos lávicos muy jóvenes, de apenas 20.000 años, pero se está inflando a velocidades muy altas”, aportó.
“La alerta amarilla no quiere decir que todavía se esté lejos de una crisis volcánica. La velocidad de inflación es de centímetros por año”, señaló el geólogo. El especialista indicó que Maule, junto a Yellowstone, Estados Unidos, son los dos centros volcánicos que se inflan más rápido en la Tierra hoy. Si hubiera una explosión, sería un escenario muy catastrófico, pudiendo emitir material a decenas de kilómetros de distancia”, añadió.
Similitudes
Los expertos coinciden en que el volcán situado en territorio argentino que presenta mayores similitudes al de Cumbre Vieja sería el de Payún-Matrú, en Mendoza. “Presentó erupciones recientes, pero está alejado de las poblaciones. Otros volcanes que consideran a tener especial atención son Cerro Bonete Chico (La Rioja), Tupungatito (Cordillera Andina), la caldera volcánica de Cerro Galán (Catamarca) y Tromen (Neuquén), entre otros.
Orozco pone especial énfasis en este último. “Está considerado apagado, pero los últimos análisis de lavas y cenizas muestran una actividad de hace menos de mil años, por lo que continúa activo. Existe el riesgo, pero con la tecnología actual, monitoreando la actividad de los volcanes, es posible registrar movimientos de la tierra, cuando hay cierta cantidad de vibraciones, y alertar a la población para evacuar”, apuntó.
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