EE.UU. intentó frenar un acuerdo para la lactancia
NUEVA YORK.- Se esperaba que la resolución para fomentar la lactancia materna fuese aprobada rápidamente y sin trabas por los cientos de delegados gubernamentales que se reunieron hace unos meses en Ginebra para la Asamblea Mundial de la Salud, una rama de las Naciones Unidas. Basados en décadas de investigaciones, la resolución dice que la leche materna es más saludable para los chicos y que los países deben esforzarse por limitar el marketing inexacto o engañoso sobre los sustitutos de leche materna. Pero la delegación de los Estados Unidos, haciendo propios los intereses de los fabricantes de fórmulas de leche para bebés, pateó el tablero de las negociaciones.
Los funcionarios norteamericanos intentaron diluir la resolución retirando los párrafos que llamaban a los gobiernos a "proteger, fomentar y apoyar el amamantamiento" y otros que pedían a los planificadores políticos restringir la publicidad de productos alimenticios que según expertos pueden tener efectos nocivos para los pequeños.
Cuando ese intento falló, la delegación norteamericana pasó a las amenazas, relataron diplomáticos y funcionarios de otros gobiernos que participaron en las discusiones. Ecuador, que tenía planeado implementar de inmediato la medida, fue el primero en encontrarse en una encrucijada.
Estados Unidos fue directo: si Ecuador se negaba a dejar de lado la resolución, Washington le aplicaría castigos comerciales y le retiraría su ayuda militar. Ecuador bajó rápidamente la cabeza.
Los defensores de la salud se esforzaron para encontrar otro sponsor de peso para la resolución, pero al menos una docena países, en su mayoría naciones pobres de África y América Latina, dieron un paso atrás, argumentando que temían represalias, según comentaron funcionarios de Uruguay, México y Estados Unidos.
"Nos quedamos pasmados y muy tristes", dijo Patti Rundall, directora de políticas del grupo británico Baby Milk Action, que asistió a la Asamblea Mundial de la Salud, órgano de decisiones de la OMS.
"Equivale a un chantaje, porque Estados Unidos tiene de rehén al mundo e intenta revertir casi 40 años de consenso sobre la mejor manera de proteger la salud de los recién nacidos y de los niños pequeños", dijo Rundall.
Los intentos norteamericanos resultaron infructuosos: fue Rusia la que dio el paso y aplicó la medida. Estados Unidos no se atrevió a amenazarla. El Departamento de Salud y Servicios Humanos de Estados Unidos (HHS), que lideró los intentos de modificar la resolución de la OMS, dijo que no tuvo nada que ver con las amenazas contra Ecuador.
"El borrador original de la resolución ponía cargas innecesarias sobre las madres que buscaran alimentar a sus hijos", contestó un vocero del HHS. "No todas las mujeres pueden amamantar y deberían tener la opción y el acceso a alternativas para la salud de sus bebés, y no ser estigmatizadas por las formas que encuentran para hacerlo", concluyó el vocero, que pidió conservar su anonimato.
Aunque los lobistas de la industria de alimentos para bebés asistieron a las reuniones de Ginebra, los grupos defensores de la salud infantil dicen no tener evidencias directas de que presionaran a Washington para que aplicara tácticas de disuasión tan virulentas. Esa industria, que mueve unos US$70.000 millones anuales y que está dominada por un puñado de empresas norteamericanas y europeas, ha visto derrumbarse sus ventas en los países desarrollados a medida que más mujeres deciden amamantar.
Funcionarios de salud pública internacional y diplomáticos extranjeros remarcaron el contraste con el gobierno de Obama, que apoyó las políticas de la OMS para fomentar el amamantamiento.
Durante las deliberaciones, algunos delegados norteamericanos hasta sugirieron que Estados Unidos podría cortar sus aportes a la OMS, según varios negociadores presentes. Washington es el mayor contribuyente individual de la OMS. En 2017, aportó US$845 millones, un 15% del presupuesto de la organización.
Ilona Kickbusch, directora del Centro de Salud Global del Instituto de Estudios Internacionales y del Desarrollo de Ginebra, dijo que hay temores de que el gobierno de Trump pueda causarles un daño duradero a instituciones internacionales de la salud como la OMS. "Están generando ansiedad en el mundo, porque si no pueden acordar el multilateralismo en cuestiones de salud, ¿en qué multilateralismo van a estar de acuerdo?", se preguntó.
"No es cuestión de convertirse en héroe para nadie, sino que nos parece mal que los grandes países se lleven por delante a los países pequeños, especialmente en cuestiones que son importantes para el resto del mundo", dijo un delegado ruso, que pidió no ser identificado por no estar autorizado para hablar con los medios.
Traducción Jaime Arrambide
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