Eduardo Plá: adiós a un dúctil artista de las formas y las nuevas tecnologías
"No somos simples mortales, sino creadores de nuestro propio destino." La frase de Eduardo Plá toma hoy una profunda dimensión tras conocerse su repentina muerte, por un cuadro cardiorrespiratorio.
Hace pocas semanas, el artista plástico había celebrado sus 40 años de actividad con la presentación de un libro que compendia toda su trayectoria, en la que se destaca su atracción por las formas y la utilización de los medios digitales.
Había nacido en Buenos Aires, en 1952, pero residió durante más de 20 años en varias ciudades de Europa y de los Estados Unidos. Su regreso al país se produjo en 1996.
Su formación incluía estudios de arquitectura, de comunicación audiovisual, de diseño y urbanismo efectuados en la Argentina, entre 1970 y 1974, y posteriores en Europa, como el máster de dirección artística del Istituto Europeo di Design en Milán, Italia, en 1984.
Siempre será recordado por las obras impactantes que giraron en torno de instalaciones esféricas y en la experimentación digital que lo llevó a adelantarse en el uso de las nuevas tecnologías aplicadas al arte.
Tan adelantado estaba en las nuevas tecnologías que en 1995 hizo una retrospectiva de sus trabajos digitales realizados en Milán.
Brindó su visión personal sobre grandes símbolos del mundo y de nuestro país como Las mil caras de María y las mil caras de Jesús, un panel de tres metros por tres metros que a la distancia permitía ver los rostros religiosos pero que estaban compuestos por 800 pinturas icónicas del arte universal. Ambos rostros se exhibieron en Villa Meda, Milán, en 2000.
Con esa misma técnica, dio su versión de íconos populares como Carlos Gardel, Eva Perón, Diego Armando Maradona, Jorge Luis Borges, Ernesto Che Guevara, Isabel Sarli y Charly García. La exposición de esos mosaicos digitales recorrió Nueva York, Ginebra, Shanghai, Barcelona, Roma y Buenos Aires entre 2000 y 2005.
Muchos recordarán la proyección multimedia e instalación holográfica en el lago del Planetario porteño que desarrolló en 2005 para participar de las actividades por los 20 años de arte digital.
Las esferas, en distintos tamaños, materiales e interpretaciones, incluidas las Pelotas de Playa, que exhibió en Le Club, en Punta del Este en 2003, son uno de los sellos identificatorios de su vínculo con el arte.
"Utilizo mucho la quinta dimensión, que son los sueños, donde ya no existe el tiempo, donde uno abandona el cuerpo y vuela al pasado, al presente y siempre se despierta en el futuro, es decir, el otro día. De esta dimensión he tomado un montón de inspiración para muchas de mis muestras. Con todo esto trabajo y trato de alguna manera de trasladarlo a mis obras", había explicado a LA NACION en agosto pasado.
Entre muchas exposiciones por el mundo de Eduardo Plá pueden recordarse la Tercera Bienal Internacional de Arte de Pekín; en 2008, la III Bienal del Mercosur, en 2001, en Porto Alegre, Brasil; Los paralelos del mundo, en 2007, Punta del Este, y el Art Tour Peninsular, en 2006, que incluyó Bomarzo y Lisboa.
En coincidencia con el año del Bicentenario, Eduardo Plá desarrolló cuatro esculturas lumínicas en Puerto Madero y jugó con gracia y maestría con las cápsulas del café Nespresso para crear un Cabildo de rojos y amarillos impactantes que se exhibió durante la noche de los Gallery Nights en la puerta del Hotel Sofitel.
En el Centro Cultural Recoleta expuso Retratos Bicentenarios, integrada por siete imágenes gigantes de Gardel, Julio Bocca, Julio Cortázar, Borges y Juan Manuel Fangio -íconos populares cada uno en su disciplina- y sumó al Cabildo de cápsulas de café la Bandera Nacional.
Familiares y amigos acompañarán sus restos hoy en una ceremonia en el Jardín de Paz, en Pilar.