Drogas: implican a personal de una línea aérea nacional
Se trata de Southern Winds; están detenidos el gerente comercial y el jefe de base en Ezeiza
El gerente comercial de una línea aérea argentina y el jefe de base de la misma empresa en Ezeiza están detenidos, acusados de contrabando de estupefacientes a España, tras haberse descubierto, el 17 de septiembre de 2004, en el aeropuerto internacional de Barajas, cuatro valijas con casi 60 kilos de clorhidrato de cocaína. Las valijas llevaban como única identificación etiquetas que decían “Embajada Argentina en España”.
Según altas fuentes judiciales y de la Policía Federal, esa carga puesta en España está valuada en un millón y medio de euros. Algo así como seis millones de pesos.
Los detenidos son el gerente comercial, Fernando Pablo Arriete, y el jefe de base en Ezeiza de la empresa, Claudio Baudino, mientras que en calidad de prófugo quedó Walter Beltrame, de 22 años, también empleado de la misma compañía aérea, encargado de atención a los pasajeros frecuentes e hijo del comodoro Alberto Edgardo Beltrame, actual jefe del Aeropuerto Internacional de Ezeiza, según se desprende de la página oficial de la estación aérea.
En tanto, Juan Maggio, presidente de Southern Winds (SW), la empresa aérea del caso, que declaró como particular en forma espontánea, tiene un pedido de indagatoria por ser responsable de todo lo que ocurra en la compañía aérea dado su cargo.
La historia comenzó, como se dijo, el 17 de septiembre del año último. Cuatro valijas con calcomanías que decían Embajada Argentina en España, despachadas sin pasajeros, quedaron dando vueltas en la cinta del aeropuerto internacional de Barajas sin que nadie las reclamara.
Luego de un tiempo prudencial, uno de los encargados de Barajas llamó a la empresa SW en España para avisar que debían retirar la carga. El empleado Claudio Cañoto, de SW, recibió la llamada, pero dijo que no podía ir al aeropuerto, razón por la cual el guardia civil a cargo abrió las valijas: encontró 60 kilos de clorhidrato de cocaína.
Las valijas "marca Eminent y Samsonite, del tipo Troller o Carryon", según se lee en el expediente, habían sido cargadas con prioridad en el compartimiento preferencial de la tripulación para que bajaran primero. Uno de los investigadores de la causa sospecha que las valijas debían bajar en la pista, donde alguien que tenía la otra parte de los tickets las retiraría. Quiso el destino que terminaran en la cinta.
Según la causa, que tramita en el juzgado en lo penal económico de Carlos Liporace y ante la fiscal María Gabriela Ruiz Morales y al que LA NACION tuvo acceso, el expediente comenzó en la Argentina un mes después de descubierta la carga, en octubre último, cuando Cristián Maggio, uno de los titulares de la empresa SW, se presentó a declarar ante la fiscalía federal de Guillermo Marijuán -que no estaba de turno- acompañado por su abogado, el ex fiscal de esa misma fiscalía Eamon Mullen y en calidad de testigo de identidad reservada. Mullen y José Carlos Barbaccia fueron apartados de la causa AMIA, se retiraron de la Justicia y ahora asisten a SW.
¿Cómo se supo que Maggio fue el denunciante? Cuando un testigo solicita ese beneficio, la declaración en sede judicial queda en un sobre lacrado en poder del juez, en este caso, y las copias tienen tachada la identidad. Pero a la fiscalía dicho sobre llegó abierto, lo que consta en el expediente.
Maggio dijo ante la Justicia que Beltrame había dado la orden de despachar las cuatro valijas sin pasajeros a partir de un pedido de dos viajeros frecuentes, los españoles, Elena Toimil Batán y Ramón González Villar, que ya estaban en Madrid. Actualmente la pareja está presa en España por contrabando de droga en otra causa.
En su denuncia, Maggio dijo que Beltrame estaba en Madrid cuando llamó para que las valijas pasaran sin problemas, intentando hacer negocios para SW, que no pudo precisar. Señaló que cuatro días antes del viaje, cuatro personas que dijeron ser de la embajada argentina en España habían pedido despachar valijas sin pasajeros, cosa que les fue negada.
Maggio abundó y explicó que el 16 de septiembre se presentaron otras personas para pedir el despacho de valijas y que Beltrame se comunicó desde España con Baudino, a sabiendas de su jefe, Arriete, para asegurarse de que los bultos salieran. En una de las declaraciones, Arriete dijo al juez que Juan Maggio, titular de la empresa y hermano de Cristián, el denunciante, estaba al tanto de todo lo que se hacía en la empresa. El vuelo de las valijas, el 6420, coincidió con el viaje del vicepresidente y apoderado de la empresa SW, Enrique Montero. Meses después, Montero declaró que sólo el día anterior a su exposición había tenido noticias del contrabando de drogas, pero no dijo a los fiscales que había estado en Madrid en esa fecha.
La fiscal pidió entonces la indagatoria de Juan Maggio y la indagatoria y detención de Montero por considerar que, dado el cargo, no podía ignorar la existencia de la droga. Pero Liporace no hizo lugar a la diligencia requerida.
LA NACION se comunicó con la vocera de SW, Encarnación Ezcurra, quien dijo que Mullen, actualmente de vacaciones, hablaría de la causa judicial la semana próxima. También se comunicó con el comodoro Guillermo Losada, vocero de la Fuerza Aérea, para averiguar cómo es la seguridad en el aeropuerto internacional de Ezeiza y por qué las filmaciones de ese día, según consta en el expediente, no existen porque el sistema tuvo cambios y se borraron. La respuesta fue que estaba en secreto de sumario, pero LA NACION supo que el secreto fue levantado.
"Maniobra extraña"
- MADRID.- Fuentes del aeropuerto de Barajas se abstuvieron de hacer comentarios formales sobre la causa en la que están detenidos funcionarios de la compañía SW; sin embargo, consignaron que "la maniobra es extraña". "Es bastante arriesgado suponer que alguien podría levantar semejante carga de droga de la cinta distribuidora de equipaje y salir con ella sin ser descubierto", explicaron las fuentes. Agregaron que en el caso de que una maleta quede en la cinta sin que nadie la reclame, se la destruye de inmediato, de modo que no habría margen para que alguien se interpusiera y la rescatara de ese destino.