Dramático pronóstico: un símbolo de la ciudad de Santa Fe, invadido por una vegetación sin precedentes
Las aguas del lago del Parque del Sur sufren una descomposición lenta e irreversible por la proliferación de Pistia stratiotes
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SANTA FE.– Uno de los símbolos que distinguen a la capital santafecina, el lago del Parque del Sur, está enfermo y sin asistencia. Sus aguas sufren una descomposición lenta e irreversible, ya que se trata de un sector cerrado de unas seis hectáreas, habilitado en 1966, que no expulsa ni incorpora agua del riacho cercano, ya que los separa la avenida de circunvalación.
El fenómeno es consecuencia directa de la proliferación en los últimos meses de un tipo de vegetación acuática que crece exponencialmente, cuyo nombre científico es Pistia stratiotes y conocida popularmente como lechuga, lechuguilla o repollito de agua.
“Hoy, la vegetación cubre un 75% a 80% del lago. El gran problema que venimos advirtiendo es que por la cantidad de esos componentes, si decantan al fondo del lago, no se producirá fotosíntesis, es decir, el proceso químico que se produce en las plantas, las algas y algunos tipos de bacterias cuando se exponen a la luz del sol, después de lo cual se desprende oxígeno”, explicó el presidente del Club El Quillá, tradicional institución asentada en la margen este del lago, Enrique Serrao.
Sucede que la falta de oxigenación del agua provoca mortandad de peces y también bloquea a las plantas sumergidas nativas, alterando la distribución y desarrollo de las comunidades de plantas acuáticas autóctonas.
Serrao, quien recuerda orgulloso que en esas aguas entrenó Pedro Antonio Candioti (1893-1967), el nadador argentino que pasó a la historia como campeón mundial de permanencia en aguas abiertas, cumpliendo raides de hasta 100 horas de nado ininterrumpidas, y a quien se lo conoció como “El tiburón del Quillá”.
“El problema mayor lo tendremos cuando estas plantas se sumerjan porque entrarán en proceso de descomposición y posiblemente el olor cubrirá gran parte de los barrios del sur de la ciudad. Según pudimos verificar, cada planta pesa aproximadamente medio kilo. Imagínese si todo el lago termina en esta situación”, agregó, preocupado, el dirigente deportivo.
Ante una consulta de LA NACION, reconoció que “no hay sistema para retirar esta vegetación. La municipalidad realizó semanas atrás un operativo con dos camiones. Se retiraron repollitos desde la orilla y se enviaron a una planta compostadora a las afueras de la ciudad. Pero el operativo se abortó por razones de costos”.
Serrao recordó que, al comienzo de la década de 2000, se instalaron bombas para retirar el agua del lago hacia el río y viceversa. “Pero esa operatoria no duró mucho tiempo porque se robaron las bombas, los tableros y otras instalaciones para tal fin y nunca fueron repuestos”, apuntó.
El mayor problema para la institución que preside consiste en la imposibilidad de concretar las prácticas de sus deportistas de canotaje. El caso más conocido es el del atleta olímpico local Rubén Rézola. También están impedidos de realizar trabajos los que entrenan con kayaks.
En víspera de los actos centrales por los 450 años de la fundación de la ciudad capital, desde el municipio santafecino se indicó que se sigue con atención la evolución de la situación. “No es un tema fácil de resolver porque presenta complejidades y se necesitan recursos. Pero esperamos dar respuestas en las próximas semanas”, dijo esta tarde a este medio un vocero del Departamento Ejecutivo Municipal.
En tanto, en proyecto se encuentra la instalación de cinco bombas para expulsar agua y luego facilitar el ingreso desde el riacho Santa Fe, con el propósito de oxigenar ese espejo.
Según informes a los que se tuvo acceso esta semana, se aguarda un aporte del gobierno provincial para atender el requerimiento.
La opinión de un ambientalista
Por su parte, para Jorge Capatto, un incansable defensor del medio ambiente, “el crecimiento de plantas acuáticas en los cuerpos de agua cerrados, sean naturales o artificiales como este lago, hasta cubrirlos completamente o casi totalmente, es algo habitual”.
“Por una cuestión matemática, cuando la gente se da cuenta ya está la superficie ocupada por la vegetación flotante, lo que no es de extrañar”, destacó.
Capatto recomendó “no utilizar ningún tipo de herbicidas ni otros productos con diferente toxicidad”, y avaló la remoción mecánica de la vegetación flotante, que puede ser en forma manual o mediante una maquinaria adecuada”.
Fechas imborrables
El Parque del Sur, denominado “General Manuel Belgrano”, fue inaugurado en diciembre de 1940. Su proyección comenzó a principios del siglo XX, cuando a partir de una ordenanza municipal de 1910 se destinó un predio de unos 30.000 metros cuadrados para su construcción.
El paseo cuenta con casi 30 hectáreas en las que confluyen grandes espacios de jardines, lagos, calles y una avenida asfaltada. En el circuito se observan ombúes, lapachos y jacarandás, entre otras especies. Cobija en esa extensión lo que se denomina el “casco histórico”, que reúne el templo y convento San Francisco, el Museo Etnográfico, el Museo Histórico Provincial (casa de Diez de Andino) y la Casa de Gobierno.
El 10 de febrero de 1943, es decir tres años después de la habilitación del parque, las autoridades locales dejaron inaugurado el balneario.
Aún se recuerda que el club El Quillá disponía de un pontón que ingresaba hasta la mitad del lago, que era bien aprovechado por los socios para disfrutar de las por entonces cristalinas aguas del lago. Era la época cuando funcionaban las bombas que permitían la circulación de las aguas del riacho Santa Fe por la zona.
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