Dos semanas después: por qué aún preocupa el brote de legionella en una clínica de Tucumán
Los expertos advirtieron, en un congreso de la especialidad, que aún se desconoce la magnitud de las personas afectadas
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El alcance del brote de legionella en un sanatorio de Tucumán todavía es incierto, con más de 150 casos en estudio y la posibilidad de que esa cifra aumente hasta el lunes próximo, cuando se cumplan las dos semanas desde el desalojo del edificio en las que esta infección causante de neumonía puede dar síntomas en las últimas personas que estuvieron expuestas, según se informó hoy durante la segunda jornada del XXII Congreso de la Sociedad Argentina de Infectología (SADI).
“Aún no tenemos idea de la magnitud del brote”, dijo Gustavo Costilla Campero, profesor de Salud Pública de la Facultad de Medicina de la Universidad Nacional de Tucumán y jefe del Servicio de Infectología del Hospital Ángel Cruz Padilla, en la capital provincial.
El especialista señaló que la investigación del brote sigue en curso y todavía hay que responder varias preguntas, como cuál fue la o las fuentes de la infección y qué tipo de legionella está detrás de las seis muertes asociadas que se informaron oficialmente. Y, hoy, nadie arriesgó tiempos para saberlo durante la presentación que Costilla Campero compartió con Mónica Prieto, jefa del Laboratorio de Bacteriología Especial de Anlis Malbrán; Analía Mykietiuk, jefa del Servicio de Infectología del Instituto Médico Platense y referente en legionelosis de la SADI, y Armando Chamorro, ingeniero especializado en diagnóstico de edificios enfermos y director del Laboratorio de Calidad de Aire del Instituto de Arquitectura y Urbanismo de la Universidad Nacional de San Martín.
Costilla Campero resaltó la rápida notificación de los casos desde Tucumán. “La demora, tal vez, fue la semana previa cuando se iban presentando los casos clínicamente, que no se tenía diagnóstico –evaluó ya diálogo con LA NACION–. Pero desde que se notificó y se activaron los protocolos de vigilancia y derivación de muestras, se pudo llegar a los pocos días con la identificación [de la bacteria].” Señaló que con la ampliación de la definición de caso, se incorporaron más personas a la investigación epidemiológica con los criterios de sospecha. “El número potencial de personas expuestas no está cerrado: son más de 150 las personas en estudio de manera retrospectiva”, detalló. Eso incluye personal de salud, pacientes, cuidadores y otros que visitaron la clínica durante agosto y los primeros días de este mes.
“La amplitud del brote no se cerró porque todavía falta terminar de evaluar casos que están en seguimiento, sospechosos –explicó–. El último día de exposición potencial, con la fuente activa, fue el 3 de septiembre, cuando se desalojó el lugar. Hay que contar entre 10 y 16 días como período de incubación. Todavía, a 13 días, estamos en ese período en el que podría presentarse alguna persona con síntomas asociados con este brote. El lunes, si no aparecen nuevos casos sospechosos, ya se podría descartar que se incorporarán más afectados, excepto las personas en seguimiento con estudios serológicos pareados.” Esta prueba consiste en tomar dos muestras de sangre, con un intervalo de entre dos y cuatro semanas, para luego analizar juntas.
“Nos falta poder precisar todavía el tipo de agente [que causó la enfermedad]: sabemos que es legionella, hay dificultades diagnósticas para tipificar la bacteria aislada, lo que puede demorar un tiempo, y no tenemos los resultados de las muestras ambientales de la evaluación de la institución [por el sanatorio] que se hizo la semana pasada. Por lo tanto, nos queda pendiente también conocer la fuente del brote, que en las instituciones de salud puede tener uno o múltiples orígenes.”
El caso
Los casos en el sanatorio Luz Médica se conocieron públicamente el 30 de agosto cuando falleció un médico por neumonía bilateral. Otros cinco trabajadores de la salud estaban internados con un cuadro similar. La prueba de rutina (panel respiratorio) fue negativa para Legionella pneumophila, como también para el virus de Covid-19 y otros agentes infecciosos conocidos.
Con esa información, se definieron inicialmente los casos como neumonía bilateral de origen desconocido y esto generó una alarma internacional por su similitud con los primeros informes de los contagios en Wuhan, China, al inicio de la pandemia de Covid. A los tres días, se comprobó que, en realidad, se trataba de un brote de un “antiguo” conocido en el país. Ahora, el interés de internacional reside en la definición del tipo que lo causó (si es una variante conocida o no de Legionella pneumophila u otro tipo) y cómo fue la exposición.
“La legionella está entre nosotros y es un diagnóstico del que hay que sospechar. Es una causa frecuente de neumonía adquirida en la comunidad”, insistió Mykietiuk, según su experiencia en la investigación de un brote de 2013 en el Hospital de Carmen de Areco y un estudio internacional en el que se llegó a diagnosticar la infección en el 14% de los participantes argentinos por estudio serológico. En Carmen de Areco, el brote sumó 14 casos, según recordó la infectóloga, entre personal de una unidad cerrada del hospital y pacientes internados: cuatro fallecieron. El relevamiento de las instalaciones permitió detectar la presencia de la bacteria en un tanque de agua.
Mykietiuk recordó que una característica de esta infección es que causa enfermedad grave, con alta mortalidad. Como Chamorro, señaló también que no es exclusiva de los centros de salud. Esta bacteria ambiental, que prefiere los lugares húmedos y cálidos para proliferar, también aparece en hoteles, cruceros, hidromasajes, atomizadores, torres de enfriamiento, mangueras que quedan al sol, máquinas de hielo, entre los lugares que el ingeniero definió como “peligrosos”.
Con su equipo, Chamorro está monitoreando una torre de 34 pisos, construida en 2016, en la ciudad. En un monitoreo preventivo de rutina en termotanques y torres de enfriamiento, según relató, se encontraron niveles de presencia de la bacteria en agua por encima de los umbrales fijados y a partir de los que pueden ocurrir brotes. “Para los centros de salud, en cambio, el nivel de tolerancia es cero”, sostuvo el experto. Erradicar la bacteria en esa torre de departamentos demandó un proceso de 45 días.
“Hay que evaluar las instalaciones peligrosas y los ocupantes –apuntó–. En los centros de salud, hay que pensar en los puntos de riesgo más probables.”
Enseñanzas
Para Costilla Campero, el brote de la clínica de Tucumán dejará varias “enseñanzas” sobre cómo actuar, desde autoridades hasta directivos de instituciones y la comunidad en general. “La legionelosis, como se planteó hoy, no es algo nuevo, emergente, sino que estaba entre nosotros y no se estaba viendo, quizás por falta de un método diagnóstico o de criterios clínicos que, ahora, vamos a tener que revisar –sostuvo en diálogo con LA NACION–. Este brote, que como destacaron los panelistas hoy es parte del aumento de casos que está ocurriendo desde 2020, con la pandemia de Covid-19, demuestra la importancia de empezar a considerar la salud ambiental, dentro del concepto de Una Salud, que nos dice que la salud humana no depende solo de sus propias prevenciones, sino de una adecuada salud ambiental y animal. En la población en general también tomó valor la importancia los cuidados del agua, el aire, el suelo.”
Durante la presentación, que fue la primera de la segunda jornada del congreso de la SADI con gran convocatoria, se señaló la inquietud que este brote también generó en la comunidad médica sobre el manejo clínico de los pacientes y qué antibióticos utilizar, lo que el especialista en salud pública y epidemiología de Tucumán atribuyó a la alta mortalidad que tuvo este brote.
“También deja algunos cuestionamientos de los brotes notificados en instituciones de salud, edificios públicos y hoteles –agregó–. Pero, como planteó el ingeniero, hay que contar con un manual de procedimientos para tener edificios saludables con los controles adecuados. Las autoridades deben auditar y supervisar que las condiciones de calidad de todos los centros asistenciales, los edificios públicos: que en sus puntos o lugares de riesgo tengan un manejo y mantenimiento correctos para la prevención.”
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