Dora Barrancos: "La estructura científica es muy patriarcal"
Para la especialista en estudios de género, aunque se avanzó mucho, el mundo de la investigación todavía es difícil para la mujer
Una de las dos únicas integrantes del directorio del Conicet, Dora Barrancos, se define como una pampeana "de pura cepa". Socióloga y especialista en estudios de género, Barrancos es una aguda analista del papel de la mujer en la ciencia.
-Doctora Barrancos, las mujeres literalmente invadieron los laboratorios y otros ámbitos de investigación. ¿Están en igualdad de condiciones con los hombres?
-En los últimos cinco años ha habido un salto notable. En los noventa, las mujeres eran un 43 o 45% de los investigadores. Hoy, un 52% de los científicos del Conicet son mujeres, una cifra notable. Y también comparándola con Europa, porque los laboratorios en cualquier país del mundo tienen un paisaje netamente femenino, pero no en todos los lugares el reconocimiento a la labor femenina es muy pacífico.
-Ése es el tema más ríspido: ingresan muchas mujeres, pero no ascienden como sería deseable.
-El Conicet tuvo una presidenta mujer (la doctora Marta Rovira), una vicepresidenta mujer (la doctora Noemí Girbal), y en este momento somos dos en el directorio. Pero, aunque hemos mejorado, debe decirse que sí hay un problema de reconocimiento en los peldaños más altos. Para que tenga una idea, en los inicios de los noventa, el número de mujeres en el nivel superior no pasaba del 16 o 17%, y hoy hay 25% de mujeres. Lo mismo puede decirse de la tasa de participación femenina en el nivel principal. Ha habido un cambio importante, si bien la base sigue siendo el escenario en el que están sobrerrepresentadas.
-¿Cuáles son las principales trabas que enfrenta una mujer que quiere dedicarse a la ciencia?
-En primer lugar, la propia condición generalizada. Una científica tiene que criar chicos, "gerenciar el tratado doméstico" [hacer las compras, ocuparse de la casa]... Luego están la posibilidad de sostener una carrera. A menudo, las científicas lo primero que tienen para decir es que jamás fueron discriminadas. Les cuesta reconocer las dificultades, los traumatismos, las regularidades con que debieron sostener su posición. Además, las científicas eligen generalmente formar pareja con científicos, pero la mayor parte de las veces quien hace la carrera es el marido. Recuerdo que cuando estaba en la junta del Conicet, el representante de Física trajo un caso muy interesante. Era una mujer de 52 años que no había ingresado, y cuando tuvo que fundamentar el pedido dijo algo así: "Es muy complejo, pero muy sencillo. Pasó más de la mitad de su vida acompañando a su célebre marido por distintos laboratorios".
-En muchos casos, las investigadoras jóvenes se quejan de que no se contemplan alternativas indelegables en la vida de una mujer.
-El Conicet tomó medidas positivas para paliar circunstancias que hacen muy asimétrica la vida de varones y mujeres en el mundo científico. Una de ellas fue el aplazamiento del informe reglamentario para personas que acaban de alumbrar. Por otro lado, hemos incorporado excepciones por edad para los ingresos, según se tenga uno, dos o tres hijos.
-Más allá de las normas, ¿hay discriminación encubierta?
-La estructura modelar científica es muy constitutiva del orden patriarcal. Y a veces hay juegos muy sutiles. Nos debemos investigaciones.
¿Las mujeres son más esforzadas que los hombres?
-Esa sorda competencia que no siempre se visibiliza lleva a que sean muy esforzadas. Eso hace que hoy estén egresando de la universidad más rápidamente y con mejores notas. No es porque las mujeres seamos más inteligentes. Es porque sabemos que las dificultades son mayores, que vamos a tener obstáculos.