Disputaron un partido de fútbol para celebrar la diversidad sexual
Con la entrada de los jugadores a la cancha esta vez no sonó el Himno Nacional, sino un tango de Fifí, una orquesta que aboga por la diversidad sexual. Y en vez de las clásicas camisetas de equipos de fútbol, se usaron remeras blancas y negras que tenían la estampa de la bandera del arco iris que simboliza el orgullo gay. Bajo el eslogan "¡Pateando a la discriminación y a la violencia!", ayer, en uno de los gimnasios del estadio River, se disputó un partido de fútbol en el que participaron representantes de embajadas, de ONG y de la Secretaría de Derechos Humanos porteña y nacional. El juego se disputó 24 horas después de que se conmemoró el Día internacional contra la discriminación por orientación e identidad sexual.
"Eso de que el fútbol es un problema de hombres y de que la mujer que juega es lesbiana es lo que tratamos de romper. Son prejuicios que rodean el ámbito deportivo", explicó minutos antes de entrar a la cancha Ariel Velázquez, de 33 años, presidente de la Asociación Civil Gays Apasionados Por El Fútbol (Gapef). "Para nosotros es muy importante visibilizar todo lo relativo al ámbito deportivo, sobre todo en el fútbol, que es un ámbito sumamente machista", agregó.
Los jugadores que usaron las camisetas blancas eran representantes de las embajadas de Bélgica, Holanda, Suecia, Israel y Canadá. Sus rivales, enfundados en camisetas negras, eran los integrantes de organizaciones como la Federación Argentina de Lesbianas, Gays, Bisexuales y Trans (Falgbt), Gapef, la Asociación de Travestis, Transexuales y Transgéneros de Argentina (Attta), la Casa Trans, La Fulana y la Fundación Huésped.
"Somos equipos mixtos", explicó Velázquez. Y agregó: "El mío, de camisetas negras, está integrado, en su mayoría, por varones gays. Pero también hay un jugador heterosexual y jugadoras lesbianas y trans".
"La lucha contra la discriminación se gana con pequeños grandes gestos todos los días", dijo en el breve acto que se hizo al comenzar el partido el secretario de Derechos Humanos y Pluralismo Cultural de la Nación, Claudio Avruj. Después, jugó como arquero.
Paola de la Cruz Suárez fue la mujer trans que pateó la pelota directo al arco y logró que el funcionario no pudiera atajarla. "Estar acá es dar un paso importante dentro del ámbito de la comunidad LGTB [Lesbianas, Gay, Bisexuales y Trans]. Para mí, es un verdadero golazo a la sociedad".
El equipo de los jugadores con camisetas negras ganó el partido por ocho goles contra seis. Jelle van der Meulen, el participante holandés que metió cuatro goles, se mostró un tanto triste por haber perdido. Sin embargo, dijo que estaba contento por haber "pateado contra la discriminación".
Para los organizadores, el partido apostó a visibilizar la diversidad sexual, sobre todo ante la irrupción en los últimos días de un comercial de la empresa TyC Sports en relación al Mundial, que despertó críticas por su contenido homofóbico, y la difusión de cuestionados consejos que elaboró la AFA, para "conquistar mujeres rusas".
Leandro Cahn, director de la Fundación Huésped, sostuvo que el comercial tenía dos problemas: por un lado, banalizaba la gravísima situación de la comunidad LGTB en Rusia y, por el otro, confirmaba estereotipos propios del fútbol como que es el único espacio donde los varones se pueden abrazar, sentir, llorar o sufrir. Fuera de esos lugares, agregó, a esas actitudes se las considera comportamientos propios de personas gays. "Me parece importantísimo poder integrar el fútbol a la diversidad y la diversidad al fútbol", concluyó Cahn.
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