Diseñar, construir y testear: la fórmula del éxito de una escuela de Campana
Buena parte de los alumnos de 4°, 5° y 6° año de la Escuela Técnica Roberto Rocca tiene un sueño en común: el Campeonato Argentino de Autos Ecológicos (ECO Desafío) en el que presentarán un vehículo con motor eléctrico diseñado, construido, probado y conducido por ellos mismos.
Trabajan en ese desafío, que se expondrá entre octubre y noviembre próximo, dentro del Aprendizaje Basado en Proyectos (APB) que distingue a esta escuela del Grupo Techint. A la tensión positiva del sistema de aprendizaje interdisciplinario, se suma un hito fundamental para 2019: la primera promoción de egresados con altos estándares de conocimiento; no tienen repitentes.
El APB permite integrar dos o más disciplinas cada año escolar y que todos los alumnos puedan participar del proceso completo, lo que les permite adquirir conocimientos desde lo teórico y lo práctico, además del vínculo social entre ellos porque deben tomar muchas decisiones dentro del mecanismo de aprendizaje.
Los alumnos de 4°, 5° y 6° año de electrónica y de electromecánica, las dos especializaciones de la escuela, comparten los conocimientos de procedimientos técnicos, sistemas tecnológicos, máquinas eléctricas, diseños y procesamiento mecánico.
Participar en el Campeonato Argentino de Autos Ecológicos (ECO Desafío), la competencia anual que organizan desde 2012 A Todo Motor y el Automóvil Club Argentino y de la que participan escuelas técnicas de todo el país, implica un trabajo entre todos los alumnos de esos tres años muy complejo: participaron de un concurso interno de diseño y de hasta selección del nombre con el que lo bautizarán. Además, antes de exhibirlo, el vehículo será probado por los propios alumnos en las calles internas de la escuela.
Esta competencia tiene un año más que la escuela Roberto Rocca, del Grupo Techint, que fue creada en 2013 para preparar para el trabajo y la educación superior a los jóvenes de Campana. Ya tienen pruebas estandarizadas de matemática y lengua y los alumnos de 7° año harán prácticas profesionalizantes en la planta industrial de TenarisSiderca. En 2019, también participarán por primera vez de las pruebas Aprender, que miden el conocimiento en lengua y matemática de los alumnos del último año del secundario.
Prácticas profesionalizantes
"Se cumplen 200 horas de prácticas industriales reales con tutores de planta y en 7° año se toma el mismo examen que a las personas que se van a contratar como operarios de planta en TenarisSiderca", explica Ludovico Grillo, director de la escuela Roberto Rocca. En los talleres y laboratorios, además, se usan los mismos elementos de protección personal y de trabajo que en la empresa dedicada a la producción de caños sin costura.
Si bien es de gestión privada y el Grupo Techint ha invertido un total de US$40 millones, incluida la construcción, el equipamiento y los gastos operativos entre 2013 y el año actual, el 100% de los 340 alumnos tiene algún tipo de beca que puede ir del 50% al 100%.
"Tenemos dos desafíos: ser buenos a nivel académico para que los estudiantes puedan seguir sus estudios universitarios y, si optan por trabajar como técnicos, que puedan desarrollarse con altos estándares laborales".
De los 340 alumnos, el 17% son mujeres y para mejorar el paso del nivel primario al secundario se amplió de cinco a 13 semanas el curso de preparación focalizado en lengua y matemática para el ingreso a primer año. Por año, hay 60 vacantes aunque para el curso de admisión se inscriben unos 250 chicos. "Además de mejorar sus conocimientos específicos, aprovechamos el curso para conocer el perfil del alumno, porque nos interesa la potencialidad de los chicos".
Entusiasmo estudiantil
"Cuando pensás todo lo que tenés para hacer, no querés faltar nunca", afirma Pedro Siri, que con "un 9.50 o algo así" es uno de los mejores promedios de la escuela, donde cursa su tercer año. Su entusiasmo confirma la estadística, el índice de ausentismo estudiantil es del 4% y el de docentes, apenas el 1%.
Si bien Brisa Irigoitia, de primer año, forma parte del 17% de chicas que estudia en esta escuela, sostiene que "la relación con los chicos es buena". Y se muestra entusiasmada por asistir a un establecimiento técnico: "Me gusta armar algo y después verlo terminado". Antonella, de 4° año, comparte su alegría. "Entré a esta escuela porque era algo nuevo y me llamaba la atención. Nunca antes había hecho nada técnico, pero me gustó armar un proyecto propio y poder mostrarlo en casa".
Franco Montenegro integra el grupo de estudiantes más ansioso por el futuro. Será de los primeros egresados de la escuela. Sorprende al anticipar que seguirá una especialidad no tan vinculada con lo aprendido en estos años. "El año pasado hicimos cálculos sobre estructuras y me decidí por ingeniería civil".
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