Dióxido de cloro: su consumo empieza a activar alarmas de salud pública
Se vende online sin restricciones y, en las redes sociales, se difunden sus propiedades contra todo mal, mientras se aconseja por WhatsApp para prevenir o aliviar los síntomas de Covid-19 en chicos y adultos por igual. Aun cuando el dióxido de cloro no tiene indicación médica alguna ni figura entre los tratamientos aprobados para el nuevo coronavirus, su promoción silenciosa como "solución milagrosa" está activando alarmas de salud pública.
Mientras que en Neuquén avanza la investigación para determinar si la muerte de un chico de cinco años está asociada con el consumo de 750 ml de ese producto que sus padres admitieron haberle dado el viernes pasado, en Jujuy murió un hombre de 50 años que había bebido un litro y medio de agua con dióxido de cloro diluido por el que pagó $ 5000 y le había recomendado un médico naturista, según relataron familiares a medios locales.
En Mendoza, por lo menos dos mujeres necesitaron atención por síntomas gastrointestinales graves en los últimos meses; las dos usaban solución de dióxido de cloro (CDS, por su nombre inglés) o MMS, por solución mineral milagrosa en inglés.
En el Hospital Posadas, que es centro de referencia en intoxicaciones, no había registro de consultas sobre este producto hasta antes de la pandemia. En 2016, la Anmat emitió un alerta sobre sus efectos nocivos y la actualizó hace dos semanas.
"No hemos tenido consultas por exposición al dióxido de cloro, ya sea por contacto o ingestión, pero sí empezamos a recibir preguntas sobre su utilidad o eficacia antiCovid para chicos y adultos, pero más con la intención de evitar problemas de salud. Esto nos dice que la población está en contacto con información sobre ese producto. En otro momento, no teníamos consultas sobre su uso", dice Mariano Díaz, médico pediatra especialista en toxicología del Centro Nacional de Intoxicaciones del Posadas y del Hospital de Niños Ricardo Gutiérrez.
Agrega en diálogo con LA NACION que es importante en este momento que la población, y en especial los padres, ya que el producto se promociona a través de las redes sociales o sitios online para bebés y chicos, que el CDS "no previene ni evita Covid-19 y no hay evidencia científica que lo respalde como medicamento o tratamiento, por lo que su venta y utilización con ese fin es ilegal".
El fin de semana, tras conocerse la muerte del menor de cinco años de Neuquén, la Sociedad Argentina de Pediatría se pronunció en contra de su consumo: "El menor peso de los chicos en relación con los adultos y la inmadurez de su metabolismo aumenta el riesgo cuanto menor es su edad", explicó la entidad.
Ni Covid-19 ni otros problemas
Son variados los efectos para los que promueven esta sustancia química de uso industrial y desinfectante. Con la pandemia, sumaron a la infección por el nuevo coronavirus. Hasta ahora, no hay datos que lo respalden, a diferencia de sus riesgos digestivos, hematológicos, renales, cardiovasculares y respiratorios, de acuerdo con autoridades sanitarias y regulatorias, entidades científicas y expertos.
Pero por los testimonios de los casos documentados en el país, hay médicos que pasan por alto esas advertencias sin importar la edad del paciente. "Repudiamos la utilización inescrupulosa del dióxido de cloro por parte de presuntos profesionales de la salud que, ante la angustia y la incertidumbre de las familias en estos momentos de pandemia por un agente infeccioso nuevo, sin terapéuticas curativas farmacológicas, recomiendan sustancias no solamente ineficaces, sino además con reconocidos efectos tóxicos", expresó la SAP en su comunicado.
Carlos Damin, que es profesor titular de toxicología de la Facultad de Medicina de la UBA y presidente de Fundartox, es igualmente enfático. "Los médicos tenemos un juramento y deberíamos ajustarnos a la ciencia y lo que estudiamos bajo esas reglas. Lo que no fue demostrado bajo métodos científicos, no debería ser recomendado. Por lo tanto, los médicos no deberían recomendar lo que no está aprobado para ser utilizado como medicamento", sostiene ante la consulta de LA NACION.
Uno de los argumentos para promocionar el uso es el refuerzo del sistema inmunológico y la oxigenación celular para mejorar las funciones del organismo. Pero Díaz aclara que, al ser un oxidante, el dióxido de cloro puede causar quemaduras de las mucosas del tracto digestivo. "Otra cosa son los antioxidantes, que evitan el envejecimiento celular en las dosis en que están aprobados –precisa–. Esta sustancia que se ofrece como mágica o milagrosa tampoco actúa como un suplemento vitamínico, ni un antibiótico ni un antiviral."
Concentración sin control
Un riesgo no menor es las concentraciones de producto tras la preparación casera o los goteros en los que se vende el CDS. "Si tuviera la dilución que dicen, no sería tóxico pero tampoco efectivo –dice Damin–. Pero un medicamento tiene que poder reunir dos características: ser efectivo y que no cause daño. Como el dióxido de cloro no pasó por ninguna prueba, nunca se demostró que sirva y, depende la dosis, sabemos que es tóxico. Por lo tanto, no hay motivo para recomendarlo."
Como la nafta o la lavandina, es una sustancia efectiva para lo que se debe usar, como blanqueador en la producción del papel o textiles o la desinfección de edificios, entre otros. "Pero a nadie se le ocurre apelar a que la gente las tome –insiste Damin, que también es jefe de Toxicología del hospital Fernández–. Primero, que lo demuestren".
Hace una semana, en una reunión virtual de la Unidad de Cambio Climático y Determinantes Ambientales de la Salud de la Organización Panamericana de la Salud (OPS) se consideró "preocupante" en la región la información de los países sobre la CDS. Bioquímicos, toxicólogos y farmacéuticos, entre otras especialidades, repasaron los riesgos. En la reunión participó Sergio Saracco, toxicólogo especialista en medicina legal y jefe del Departamento de Toxicología del Ministerio de Salud de Mendoza.
Tras aclarar que "es un desinfectante que no se comercializa por los canales farmacéuticos porque no es un medicamento", describió la versión más común que se está vendiendo online. Consta de dos sustancias químicas que se mezclan para obtener CDS: clorito de sodio en agua destilada y un ácido activador.
"No existe a la fecha ninguna evidencia científica que apoye su eficacia y seguridad o demuestre su utilidad para tratar alguna enfermedad", sostuvo el especialista mendocino, que recientemente confirmó a medios provinciales que por lo menos dos mujeres fueron atendidas en la provincia por consumir CDS.
"La etiqueta de estos productos ilegales engañosamente afirman que los vómitos y las diarreas son comunes después de ingerir el producto y sostienen que son reacciones que ponen en evidencia que está haciendo efecto –sostuvo ante el auditorio virtual–. Es una afirmación totalmente falaz que no tiene ningún sustento y es engañosa porque pone aun en más riesgo a las personas que creen que están teniendo un resultado cuando en realidad están siendo intoxicados."
Sin respaldo
A mediados del mes pasado, la OPS desaconsejó públicamente el uso de productos con dióxido de cloro, clorito o hipoclorito de sodio y sus derivados "en pacientes con sospecha o diagnóstico de Covid-19, ni en ningún otro caso".
Ya en abril, 11 sociedades científicas de América Latina se habían anticipado con una alerta sobre estos preparados de uso oral o por inhalación que "pueden poner en peligro la salud y, a la vez, retrasar la atención médica oportuna", como habría sucedido con el hombre que murió en Jujuy.
En el texto, que firmaron la Asociación Toxicológica Argentina, la Asociación Argentina de Medicina Respiratoria y las sociedades de Toxicología y Ambiente, Medicina del Trabajo y Medicina Legal de Córdoba, se aclaró que "pueden provocar cuadros digestivos irritativos severos, con náuseas, vómitos y diarreas, además de graves trastornos hematológicos, cardiovasculares y renales, entre otros. Su inhalación, a través de nebulizaciones, por ejemplo, también implicaría riesgo de broncoespasmo, neumonitis química y edema de glotis".
Además, se advirtió sobre "las concentraciones permitidas de dióxido de cloro" para el agua de consumo o los alimentos. "Son miles de veces menores a las recomendadas como terapéuticas o profilácticas de Covid-19 –se aclaró–. Las soluciones preparadas artesanalmente, en los hogares, a partir de clorito de sodio y un ácido, pueden alcanzar concentraciones mayores, siendo por lo tanto mucho más tóxicas".
La semana pasada, en tanto, la Anmat actualizó su alerta previa de que no se trata de un medicamento aprobado dada "la circulación de información en redes sociales y medios digitales". Al conocerse la muerte del chico de cinco años en Neuquén, el Ministerio de Salud de la Nación recordó que no autoriza el uso de dióxido de cloro para Covid-19 ni otras enfermedades.
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