Dicen que el sospechoso actuó solo
NEUQUEN.- Después de tres días de investigación, para la Justicia parece fortalecerse la teoría de que los hermanos César y Cayetano Correa, y Juan Carlos Trafipán fueron asesinados por un homicida solitario. Con esto, todos los cañones apuntan hacia Julio Enrique Aquines, el único detenido que hasta ahora tiene el caso.
Ayer por la tarde, inesperadamente, Juan Carlos Urra, uno de los chicos de 11 años atacados por el asesino y que sobrevivió de milagro, pidió declarar ante el juez Eduardo Badano y repitió casi el mismo relato que, a pocas horas del crimen, hizo su amigo Claudio Painebilú, el otro sobreviviente de la tragedia: que los cinco muchachos fueron atacados por una sola persona.
Fuentes judiciales consultadas por La Nación dijeron ayer que la hipótesis del asesino solitario no sólo es la más firme, sino que es altamente probable que sea la que se ajuste a la verdad en este caso.
Ayer, Aquines fue sometido a exámenes psicológicos y psiquiátricos, que se completarán con un estudio neurológico tendiente a determinar si el detenido tiene una lesión cerebral y, en tal caso, establecer si las características de la eventual malformación podrían haber provocado en el imputado algún grado de irracionalidad que lo hubiera llevado a ejecutar el ataque.
Las mismas fuentes dijeron que la presencia de un presunto tumor en el cerebro de Aquines sería el elemento en el que el defensor oficial Armando Márquez centraría la defensa del imputado. Los informantes dijeron que el defensor profundizaría esa línea para demostrar que Aquines no pudo comprender la criminalidad de sus actos y que, por lo tanto, es inimputable.
A las 18, la sala de Pediatría del hospital Castro Rendón se conmovió con la presencia del juez Badano. Hasta allí llegó por pedido de Juan Carlos Urra, el sobreviviente que recibió trece heridas de arma blanca y que, más restablecido, ayer fue puesto en la misma habitación que su amigo Claudio Painebilú.
Relato calcado
Durante una hora, el magistrado escuchó al niño. Su relato pareció calcado del que Painebilú dio a pocas horas de ocurrido el triple crimen.
Tras la declaración de Urra, el magistrado se dirigió presuroso hacia la escena del crimen, un islote sobre el río Limay situado en las adyacencias de la colonia Valentina Sur.
En el lugar, el magistrado recorrió el sendero por el que, se presume, el asesino se acercó a sus víctimas. También revisó una zona de arbustos en la que el domingo la policía encontró un cuchillo y la réplica de una pistola con la que el homicida habría amenazado a los chicos.
En el lugar indicado por Urra, los uniformados que acompañaron a Badano hallaron cordones de zapatillas y una cinta, con los que los muchachos habrían sido amarrados. También se encontró una media que pertenecería a uno de los menores.
Todos estos elementos serán enviados a analizar y se sumarán a los otros elementos recolectados tanto en el lugar del hecho como en la casa de Aquines.
En una semana estarían listos los resultados de los estudios de ADN que se efectúan sobre los restos orgánicos de las víctimas y del presunto victimario.
También fue ordenado un estudio de semen del acusado, para contrastarlo con restos encontrados en el cuerpo de uno de los chicos masacrados. De resultar positivos estos exámenes, la suerte de Aquines estaría echada.