Días y noches de cuarentena: donan un mural para homenajear al personal de salud a dos años de la pandemia
Aficionados del país, Chile, Uruguay y Colombia colaboraron con la obra que 40 voluntarios ayudaron a instalar en un pasillo junto a la guardia general del hospital Penna; se inaugurará el 21 próximo
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Una guarda de 22 metros de largo con 90 casitas, una junto a la otra, hechas con trocitos de vidrios, cerámicas, botones, metales y hasta una llave, ya adorna la pared color verde esmeralda de uno de los pasillos del Hospital Penna de la ciudad. Aficionados al muralismo y al mosaico del país, Chile y Uruguay trabajaron los días y las noches en cuarentena para esta obra colectiva. A dos años de la pandemia de Covid, su inauguración formal en los próximos días será para homenajear al personal de salud.
“Es nuestra vida en estos dos años y un agradecimiento a quienes dedicaron su tiempo, su trabajo, a cuidar a la población”, dice la artista Karina Zinik, que fue organizando desde 2020 cada pieza que recibía por correo en su taller del barrio porteño de San Cristóbal.
Desde noviembre de ese año, la guarda de 30 centímetros de alto fue creciendo. Es una sucesión de fachadas de las casas donde los participantes pasaron estos meses con algún detalle que permite adivinar el lugar. “Hay gente que me empezó a mandar lugares turísticos de cada pueblo o localidad”, recuerda Zinik.
Con pequeños trozos de espejos, vidrio, vajilla, venecitas, cerámicos, piedras, metales y gemas dispuestos sobre una malla de fibra de vidrio con imaginación forman una sucesión de imágenes, en general de colores fuertes, que recrean escenas de día y de noche. La consigna era simple: tenía que tener el tamaño de una hoja A4 (21 por 29,7 centímetros), incluir adoquines o piedras abajo y una franja superior de dos centímetros para crear la continuidad de una gran guarda al unirlas. A la mitad de los interesados, Zinik les pidió incluir el cielo de día y, a la otra, de noche. El resultado es la sucesión de los días y las noches en distintas localidades del país.
Clases virtuales, tarea colectiva
La artista, por la cuarentena, empezó a organizar cursos online de seis clases para aprender a usar esos materiales, combinarlos, pegarlos a la malla que facilita su transporte y colocación. Los transmitió por Facebook Live y cada vez tenía más participantes hasta de países vecinos.
“De pronto, me encuentro sola, en el taller, sin nada por hacer, en crisis –contó a LA NACION sobre aquel momento–. Pasaban los días y me puse a hacer una obra de por lo menos 10 metros de largo que tenía pendiente para una pared en mal estado de la entrada a mi casa. Por lo mal que me sentía por estar aislada, se me ocurrió transmitir por Facebook la colocación del mural de casa. ¡Y me empezó a ver gente de todo el país y a pedirme que les enseñara!”
En cada curso del taller Alikata surge la invitación a participar en un mural para donar a una institución pública, como también vienen haciendo otros artistas. Así, surgieron las casitas que se suman al mural de un torso femenino hecho con espejos instalado en el Hospital Materno Infantil Ramón Sardá (Parque Patricios) que insta a las mujeres a no pasar por alto sus controles de rutina, o al de la rayuela colocado en el patio central de la Casa Garrahan, cerca de la plaza Constitución.
La inauguración formal de esta obra que recorre el pasillo de tránsito público que sale de la guardia general será el 21 próximo, a las 11.30. Unas 40 personas dedicaron horas el fin de semana de Carnaval para colocar las casitas en ese centro ubicado en la avenida Almafuerte al 400. Quienes pasaban por el lugar, se detenían a mirar el trabajo.
En los detalles
Vale la pena tomarse el tiempo y repasar detalles de cada imagen a medida que se avanza por el pasillo. Aparecen una cola de ballena por Puerto Madryn; los zapallos color naranja que se cultivan en la localidad santafesina de Ceres; el Planetario porteño; la piedra movediza de Tandil; la laguna inmensa de Chascomús o los campos de Rojas, en la provincia de Buenos Aires; los molinos del parque eólico de Comodoro Rivadavia, en Chubut, entre muchos más, a pleno sol o de noche.
Una participante de Mar del Plata incluyó hasta una fotografía con su esposo como si miraran por la ventana. Otro, de 80 años, preparó piezas para que sus nietos, que viven en la Ciudad de Buenos Aires, puedan ir a verlas en ese pasillo del Penna.
Hay, también, participaciones desde Valparaíso (Chile), Aracataca (Colombia) y Montevideo.
Mariela Ballesta, coordinadora del Grupo de Trabajo de Arteterapia del hospital porteño, envió su agradecimiento a los que participaron de esta obra y su instalación. “Para los que trabajamos por el arte en la salud y la importancia de levantar la mirada en un momento de mucho dolor y encontrar algo diferente, que nos llene el alma, es fabuloso –dijo en su mensaje–. Les agradecemos con todo el corazón el abrazarnos en un momento en el que el personal de salud ya está tan cansado y, también, la gente que también viene al hospital con tanto dolor y desgaste. El color, el amor y esta retribución creativa es invaluable.”
Este año, Zinik empezará a viajar por las provincias para dar seminarios de muralismo y hacer una obra con un corazón rodeado de las flores autóctonas para donarla a un hospital local. Hace unas semanas, lo hizo en Uspallata, Mendoza.
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