Día de San Valentín: ¿Perdonarías una infidelidad? La mayoría de los porteños no
A pesar de que en la Argentina el peso de la religión ha disminuido, las prácticas como el poli amor son cada vez más comunes y hasta el nuevo Código Civil quitó a la fidelidad como un deber conyugal, la mayoría de los porteños, un 58%, afirma que no perdonaría una infidelidad de su pareja. La cifra, de todas formas, varía según la edad: los mayores de 55 años, por ejemplo, son quienes más dicen que continuarían la relación a pesar del engaño.
Los datos surgen de una encuesta publicada días atrás por la Universidad Abierta Interamericana (UAI). Con motivo del Día de los Enamorados, los investigadores de opinión pública de la UAI le preguntaron a 1500 residentes de CABA mayores de 16 años si perdonarían una infidelidad. Más allá de que la mayoría dijo que no lo aceptaría, un 25% de los encuestados contestó que sí lo haría y un 17,4%, que no sabe o que prefiere no contestar.
Las cifras no varían según el sexo pero sí lo hacen según el rango etario de los encuestados: la tolerancia a la infidelidad de las personas de más de 55 años es 10% mayor que la de los más jóvenes: mientras que un 31,8% de las personas mayores a 55 años dice que perdonaría un engaño, sólo el 22% los que tienen entre 16 y 34 y los que tienen entre 35 y 54, lo haría.
"Cuanto más grande es la persona, más suele temerle a la vejez solitaria, a empezar de nuevo y a perder todo lo construido junto a su pareja. Estos miedos pueden generar que ellos sean más comprensivas ante una infidelidad", dice la psicoanalista y escritora especialista en familia y pareja Mónica Cruppi.
Pero, además, según Cruppi, las personas de mayor edad, generalmente, tienen más experiencia en el amor y conocen las transformaciones que una pareja puede tener con el paso del tiempo. "Muchas veces, la infidelidad tiene que ver con el deseo sexual por otra persona pero no con el amor hacia ella, y el engañado podrá pensar: «Bueno, después de tantos años, nuestra pareja va más allá de lo sexual» y eso los ayuda a perdonar", dice.
Por otro lado, según Cruppi, los datos de este estudio también muestran un cambio en el rol de las mujeres. Cuando se les preguntó si perdonarían una infidelidad, ellas respondieron casi igual que los hombres (59% dijo que no). Pero, según ella, esto no siempre fue así.
Atados al matrimonio
"Durante gran parte del siglo pasado, divorciarse era mal visto. Las mujeres vivían atadas al matrimonio y a la maternidad, entendidas como destino, y carecían de la libertad económica y social para elegir irse", dice Cruppi. Y agrega: "Estaba instaurado un machismo, un tipo de masculinidad en el que era socialmente aceptado que el hombre sea infiel".
"Antes, muchas de nuestras abuelas daban por sentado que el hombre necesitaba otras mujeres y que, mientras volviera a casa luego, el matrimonio debía continuar –dice María Lilia Ravagnan, psicoterapeuta de parejas y familias–. De todas formas, muchas de ellas no perdonaban, simplemente aguantaban".
De todas formas, Ravagnan afirma que aún hoy eso sigue sucediendo: muchas personas deciden permanecer en la relación a pesar de no haber perdonado la infidelidad que sufrieron. "He atendido parejas en donde el engañado decide continuar con la relación pero vive en un estado de tortura y de reproche permanente. La relación se vuelve tóxica si no hay arrepentimiento y perdón", dice. Ravagnan.
Explica también que la herida generada por un engaño amoroso es potente, y poder atravesarla y reconstruir el vínculo es un trabajo arduo.
A su vez, la psicóloga dice que los jóvenes de hoy están menos dispuestos a luchar para sobrepasar un problema amoroso, como, por ejemplo, una infidelidad. "Tienen menos tolerancia, menos voluntad para luchar y sobrepasar las dificultades que se presentan en un vínculo, las distintas etapas y los altibajos", dice. Esta es una de las razones por las que a Ravagnan no le sorprenden las estadísticas de la UAI, según las cuales solo un 22% de los más jóvenes dice que perdonaría un engaño de su pareja.
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