Día Nacional del Perro: ¿es bueno humanizar a nuestras mascotas?
Especialistas plantearon puntos a favor y en contra de otorgarle atributos humanos a nuestros animales de compañía
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Desde tiempos inmemorables, el hombre ha ido “humanizando” a los animales: lo que comenzó con la domesticación de especies, con el devenir de los siglos, dio paso a una relación entre dueños y animales en la que es común ver mascotas de vacaciones, en centros de spa y hasta sumados a la mesa familia. Este 2 de junio, en concordancia con el Día Nacional del Perro, especialistas explican las ventajas y desventajas de darles un trato humanizado.
“En un principio, el perro tuvo un propósito, servía para cazar. A lo largo de este proceso de domesticación, después se dio paso a la utilidad del perro en el trabajo y eso lo fue llevando a un proceso de convivencia mucho más cercana”, explica José Salgado, médico veterinario citado en un comunicado de la Cámara Argentina de Empresas de Nutrición Animal (CAENA).
Salgado destaca que la humanización es un proceso que lleva muchísimos años, que abarca a distintas especies y que la Argentina continúa el ejemplo de otras latitudes. “Lo que vemos en la Argentina es un fenómeno global que comenzó en sociedades económicamente más desarrolladas y tal vez más evolucionadas en el cuidado animal. No solo se humaniza el perro. También al gato, cerdos y caballos. Es parte de una necesidad humana de cuidar y dar amor, algo tan simple como eso. Esa necesidad fue potenciada por los millennials, que exaltan estos valores justificados por el hecho de maternidades o paternidades más tardías, por su necesidad de vivir solos desde más temprana edad, pero a la vez con la idea y la necesidad de sentirse acompañados”, precisa.
Esa relación moderna entre dueño y mascota producen, a través del tiempo, cambios a nivel social. “Las personas invierten cada vez más tiempo y recursos en sus mascotas. Desde llevarlas de paseo o vacaciones, hasta comprarles ropa, juguetes o snacks. Se preocupan por su salud tanto física como emocional, y este es uno de los puntos más importantes y positivos a destacar. Existe un claro vínculo humano-animal, que se traduce en un orgullo emocional y un fuerte sentido de responsabilidad que conlleva la tenencia de mascotas”, añade.
Otra especialista advirtió sobre los riesgos de asignarles demasiados atributos humanos a los perros. “Existen joyas de marcas internacionales, juegos interactivos, música para su descanso y relax, ropa de diseño, perfumes, tinturas para el pelo, esmaltes para uñas y las cosas más increíbles que uno pueda imaginar. Por supuesto no todas son aptas para su salud y algunas de ellas, en mi opinión, alejadas del respeto y la ética hacia los nuestros tan fieles compañeros”, sostiene Sandra Rivadulla, médica veterinaria.
“En los años 70, no tan alejado a nuestros tiempos, los perros vivían a la intemperie. No eran comunes las visitas a los veterinarios ni las vacunaciones. Los baños sanitarios eran casi inexistentes. La comida que ellos ingerían era una verdadera calamidad, desde sobras hasta alimentos totalmente desbalanceados cocinados en el hogar. Hoy, gracias al avance en la nutrición y las ciencias veterinarias en general, y a la conciencia que las personas fuimos tomando de la importancia en la salud de nuestros perros, la longevidad ha aumentado, según algunos estudios, un 25% en los últimos 25 a 30 años”, añade Rivadulla.
De igual manera, la veterinaria Fernanda Serralta celebra la cercanía del vínculo entre las personas y los animales, pero pone reparos. “Celebramos que el vínculo hombre-animal sea cada vez más estrecho. La mascota ocupa un lugar cada vez más importante para las personas y eso nos parece muy positivo. Sin embargo, no creemos conveniente confundir esta relación mascota-animal con una posible humanización, dado que podría implicar atribuirles o esperar de ellos motivaciones, características o comportamientos humanos”, destaca.
Nicolás José Carmona es etólogo clínico y especialista en Bienestar Animal. Como sus colegas, el profesional ve conveniente la distancia entre las personas y los animales y se opone a la humanización de estos últimos. “En líneas generales creo que la humanización no es buena. Quizás sirva en algunas ocasiones particulares para promover una idea, mejorar el cuidado del animal, generar empatía o explicar un concepto, como cuando se dan charlas en educación inicial sobre bienestar animal y tenencia responsable. Hasta el gran Charles Darwin lo ha hecho en reiteradas oportunidades. El mismo escribió ‘Los animales no solo aman, sino que ansían ser amados’. Pero humanizar y tratar de explicar el comportamiento de otra especie en términos de la nuestra puede generar muchos problemas. ¿Por qué tenemos esa necesidad de todo querer volverlo humano? ¿Por qué todo tiene que ser como nosotros? Creo que ese concepto antropocentrista tiene que evolucionar”, subraya.
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