Día Mundial de la Prevención del Suicidio: 19 señales de alerta en adolescentes que los expertos sugieren tener en cuenta
En el país, el grupo etario de 15 a 34 años concentra casi la mitad de las muertes por esa causa, según las estadísticas nacionales publicadas desde 2005 que analizó LN Data
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Una combinación entre al menos 19 señales de alerta ayudaría, de acuerdo con los pediatras, a advertir el riesgo de suicidio. En el país, adolescentes y jóvenes –el segmento de 15 a 34 años– concentran casi la mitad de las muertes por esa causa, según las estadísticas nacionales publicadas desde 2005 que analizó LN Data. Y hay 20 intentos por cada hecho que ocurre entre los 15 y 19 años, alerta la Sociedad Argentina de Pediatría (SAP).
Los signos sobre los que están llamando la atención incluyen cambios de humor, pensamientos más rígidos, tristeza persistente, enojos reiterados, alteración del sueño o la alimentación, problemas graves en la escuela y falta de concentración, aislamiento, pérdida de conexión con otros chicos o adolescentes, sensación de soledad, necesidad de hacer consultas frecuentes por fatiga, dolor, pesadillas o consumos y aparición de ideas o pensamientos extraños, entre otros. Frente a esto, aconsejan hablar con los chicos de manera abierta, sencilla y respetuosa.
En una cumbre regional sobre salud mental en la que participó LA NACIÓN hace justamente un año, referentes de distintos países, incluida la Argentina, ya planteaban en la salida de la pandemia que una pregunta a tiempo y sin juicios de valor puede ayudar a un familiar, un amigo o un compañero del colegio, el club o el trabajo a buscar asistencia oportuna, sin que la prevención descanse solo en el sistema de salud.
“Debemos tener muy presente que, ante la menor manifestación de una idea suicida, la recomendación es preguntar y promover una conversación”, afirmó, ahora, Hugo Gauto, secretario del Comité de Familia y Salud Mental de la SAP. Lo hizo a través de un comunicado que difundió la entidad a propósito del Día Mundial de la Prevención del Suicidio, que se conmemora este domingo. “Hablar del tema no activa la idea del suicidio, sino todo lo contrario –precisó–. Que los jóvenes puedan expresar libremente sus sentimientos es una forma de comenzar a resolver el problema. No hablar y mantenerlo oculto incrementa el riesgo”.
En 17 años, hubo en el país 52.999 decesos por suicidios: el 47% (25.144) fue en la población de entre 15 y 34 años, de acuerdo con las estadísticas nacionales desde 2005 que monitorea LA NACIÓN para conocer de qué mueren los argentinos. LN Data analiza la tendencia de esos datos durante más de una década y media (hasta 2021, último año con estadísticas oficiales) para conocer, a partir de un indicador epidemiológico básico, cuán eficiente terminan siendo los recursos para la atención o prevención de problemas de salud pública.
El grupo de adolescentes y jóvenes es el que a lo largo de esos años se mantuvo siempre por encima de los demás grupos etarios. Santa Cruz, Salta, Tierra del Fuego, Neuquén y Catamarca fueron en 2021 las cinco provincias con tasa más alta de suicidios en esa población. En último lugar, luego de los adultos y los adultos mayores, aparecen los menores de 14 años.
El 80% de las muertes son en hombres, de acuerdo con los registros de mortalidad nacionales, y así la SAP lo consigna en el caso de los adolescentes. En los menores de 14, el 56% son en varones y el 43%, en chicas.
En cambio, los intentos suicidas en la adolescencia son más comunes en las mujeres (relación 4 a 1 con respecto de los varones), según indican los pediatras. Lo mismo habían consignado profesionales que reciben estas emergencias en las guardias durante la serie “¿Sabés que pasa por la cabeza de tu hijo” que publicó este medio sobre la ola de trastornos psíquicos que se empezó a visibilizar a través de testimonios de especialistas en salud mental infantil y juvenil, padres y docentes.
“En la evolución de la tasa de suicidios en población adolescente, se constata en los últimos años una relativa tendencia creciente y sostenida de la mortalidad por suicidio debido a la disminución de accidentes y muertes en la vía pública”, explicó Fabio Bastide, prosecretario del Comité de Adolescencia de la SAP. Eso se debe “probablemente” al aislamiento social durante la pandemia, “aunque en números absolutos los suicidios están en disminución”, dijo. Lo mismo surge de las estadísticas relevadas por LN Data: fueron 3063 en 2005 contra 2830 en 2021. “Por el mismo motivo –continuó el pediatra–, las consultas referentes a violencias, autolesiones y suicidios se han incrementado relativamente”.
Ricardo Corral es presidente de la Asociación Argentina de Psiquiatras (AAP) y participó en la cumbre regional del año pasado, en la que se refrendó la importancia de preguntar “¿Estás pensando en suicidarte?”. Durante ese encuentro, los especialistas coincidieron al recomendar que, si la respuesta es sí, hay que escuchar con mucha atención, sin juzgar; no dejar sola a la persona; buscar a la familia o personas cercanas en caso de no serlo y buscar ayuda en el centro de salud más cercano o a través de líneas de atención telefónica, como se detalla acá.
“Este día mundial de concientización es muy importante, porque es algo de lo que no se suele hablar mucho o no se habla bien –dijo Corral en diálogo con LA NACIÓN–. Hay que hacerlo pensando en el dolor, el sufrimiento y la tragedia de un ser humano y de quienes están a su alrededor: estudios al respecto estimaron en una cadena de hasta 100 las personas que quedan afectadas por una muerte por suicidio. Esto habla del impacto que tiene en la sociedad”.
El especialista explicó que se trata de muertes que se pueden prevenir porque, en un alto porcentaje, son personas con depresión, un problema de salud mental que se puede tratar y modificar. En los adultos mayores y los adolescentes se dan los picos en la epidemiología del suicidio. “En la adolescencia –detalló–, tiene que ver con un menor control de los impulsos, más inmadurez, una idea romántica de la muerte y las creencias. Además, es un momento de gran vulnerabilidad y crisis, lo que aumenta el riesgo. Lo mismo que pasa cuando las personas dejan, sobre todo, de trabajar y estar tan productivas. De nuevo, es prevenible porque hay estrategias psicosociales, psiquiátricas y psicológicas que se pueden utilizar y no necesariamente tiene que ver con medicación”.
También, Corral llamó la atención al consumo de sustancias en la adolescencia, incluido el de alcohol. “Tenemos que cuidar mucho a nuestra comunidad, sobre todo a los chicos a partir de los 12 o 13 años, que es cuando empiezan a consumir. Un problema que, como sociedad, alguna vez tendremos que debatir, como ocurrió con el tabaco, la promoción publicitaria del consumo de alcohol. Es un problema en cerca del 10% en la población”, planteó el psiquiatra.
En el documento “Suicidio, hablarlo es prevenirlo”, los integrantes de los comités de Estudios Permanentes del Adolescente y de Salud Mental y Familia de la SAP establecen que el suicidio “es un fenómeno multicausal, en el que interactúan factores de orden individual, familiar, comunitario, social y político”.
Corral insistió en la importancia de tomar conciencia de que se puede estar teniendo un problema emocional, psíquico, que afecta en el día a día o la relación con los demás, y saber que en distintos momentos de la vida pueden aparecer ideas de muerte o suicidio. “Ahí es cuando hay que despejar prejuicios y animarse a hacer una consulta o pedir ayuda –sostuvo–. La buena noticia es que eso tiene solución”.
Desde la SAP enfatizaron para la prevención: “Ante un gesto suicida, cualquier individuo, pertenezca al ámbito de la salud o escolar, deportivo o social, debe internalizar que un intento de suicidio es un acto potencialmente grave, al que de ningún modo hay que restarle importancia”. Aclararon que, una vez en tratamiento, “el objetivo esencial es calmar, contener y proteger”.
Señales para estar alerta
- Cambios de humor, irritabilidad, enojo reiterado y sin sentido
- Tristeza persistente y constante
- Pensamiento rígido
- Falta de concentración y/o dificultades graves en la escuela o el colegio
- Alteración del sueño y/o la alimentación (insomnio o hipersomnia, inapetencia o voracidad)
- Dificultad para resolver problemas habituales
- Aislamiento y retracción continua
- Escasa o nula comunicación con los convivientes
- Desconexión del grupo de pares y sentimientos de ser rechazado
- Sensación de soledad
- Ideas o pensamientos extraños
- Consultas frecuentes por fatiga, dolores múltiples, pesadillas, patologías crónicas y consumos
- Signos de desculturización en inmigrantes
- Fantasías de grandiosidad que se alternan con sentimientos de inferioridad
- Sentimientos de frustración o angustia frente a pequeñas contrariedades
- Autoexigencia elevada
- Relación ambivalente con los padres, otros adultos y los amigos
- Antecedentes de intentos de suicidio
- Falta de capacidad de autocrítica
Con la colaboración de Sofía Weintraub y Natalia Louzau (LN Data)
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