Día Mundial de la familia: cómo son las nuevas familias porteñas
"Grupo de personas emparentadas entre sí que viven juntas", con estas 9 palabras la Real Academia Española define a la "familia" que, con el paso de las décadas, fue ampliando su composición y forma en todo el mundo.
Por el Día Internacional de la Familia, que se celebra cada 15 de mayo, LA NACION consultó al Registro Civil de la Ciudad de Buenos Aires sobre la cantidad de chicos que, en la última década, fueron anotados por padres del mismo sexo. En total son 158: 85 varones y 73 mujeres. Se trata de apenas un 0.02% del total de nacimientos, que fueron 798.987 (419.386 hombres y 379.601 mujeres) según datos oficiales al 30 de abril pasado.
Los cambios en las leyes de adopción y el avance de la ciencia, con las posibilidades de subrogación de vientre o inseminación artificial entre otras técnicas, hizo posible que parejas del mismo sexo pudieran ser padres y madres. Lo mismo sucedió con personas solteras que decidieron ser madres y padres solos. Por ejemplo, en la Ciudad de Buenos Aires, en la última década 68.150 bebés fueron registrados por una mujer sola. Esto representa alrededor del 8,5% del total de nacimientos en el lapso estudiado.
Las nuevas familias también incluyen a los que decidieron ser padres sin haberse casado. En el caso porteño, en promedio, en la última década solo el 28 por ciento de los chicos que recibieron su partida de nacimiento fueron fruto de parejas en matrimonio.
Consultado por LA NACION, Alejandro Viedma, licenciado en psicología de la UBA especializado en diversidad sexual, analizó: "La familia siempre está reconstruyéndose. No son nuevas las familias diversas. Sí son más recientes las modalidades (sobre todo por los avances de la ciencia) y la visibilización de construcción de esas familias. Una diferencia con el pasado es que los gays y las lesbianas fueron criados, hasta hace poco y en su inmensa mayoría, por personas heterosexuales. Un anhelo es que en un futuro, con una mayor confirmación de la existencia de estas familias diversas, van a dejar de ser novedosas para muchos y la discriminación hacia ellas sea cada vez menor. Lo que tiene que existir siempre es el respeto social".
"Lo que no tendría que modificarse es que la paternidad, más allá del método por el cual se la lleve adelante, concierne a la filiación, a llevar un apellido y a formar a alguien amándolo, educándolo, hablándole, mirándolo, poniéndole límites, actos amorosos que no tienen que ver con quién lo hace sino desde dónde. Cómo se sitúa el sujeto que lo hace", reflexionó Viedma, y agregó: "Las parejas gay que atendí están más en alerta a que su hijo no sufra exclusión, sobre todo en el colegio, básicamente porque esos padres en general han sufrido bullying con contenidos homofóbicos y no quieren que su hijo padezca lo mismo por tener padres gay. Por eso, se acercan a hablar con las autoridades escolares para explicar su situación familiar, cosa que no necesitan hacer las parejas hétero".
Pablo tiene 43 años y está casado con Ariel, de 47. Juntos tuvieron dos hijas: Victoria nació en 2014 y Paula en 2016. En diálogo con LA NACION, contó: "Comenzamos a buscar hace seis años. En el país no había seguridad jurídica para una maternidad subrogada y el proceso de adopción era muy engorroso. Por eso lo hicimos en Chicago, Illinois, y las dos veces con la misma mujer, que se llama Britany, está casada y tiene dos hijas más de su matrimonio".
Otra situación por la que pasan, según detalló el psicólogo, es que esos padres gays (o madres lesbianas) se cansan de tener que explicar todo, porque es como vivir "saliendo del clóset" constantemente. "Muchos piloteaban la situación estando en pareja, pero ya al ser padres vivencian situaciones donde deben poner cuerpo y palabra sobre su familia, visibilizando a su esposo e hijos e incluso el método por el cual los tuvieron, por ejemplo: la subrogación o la adopción", detalló.
En el caso de Pablo y Ariel fue más sencillo. "No tuvimos dificultades para la integración. En nuestra familia, círculo y ámbito laboral nunca tuvimos problemas. Ambas nenas ya van al colegio y tuvimos mucho apoyo de la institución. Las autoridades les informaron a las demás familias y fue todo muy lindo", contó Pablo.
Cuando se le preguntó a Viedma si la sociedad estaba preparada para la integración, analizó: "La paternidad vía vientre subrogado genera una polémica social, sobre todo si se decide llevarla adelante siendo soltero. No es sencillo para muchos comprender que alguien decida ser padre sin pareja -y con el factor dinero operando allí-, como se está escuchando hoy en los medios masivos de comunicación. No se puede frivolizar este tema, ni deshumanizarlo, como decir que ‘esto se hace por comercio’, ya que eso es desconocer las variables en juego en este método".
Sobre cómo ve la sociedad argentina y si está en condiciones de incorporar los nuevos modelos de familia, Pablo dijo: "No sé si está preparada la sociedad. Sí creo que uno tiene que ser visible y estar orgulloso de quien es para exigir respeto a las personas. De todas maneras, creo que en comparación con otros países de la región es una sociedad bastante abierta y favorable. Falta bastante todavía para ciertas cuestiones de igualdad, pero no creo que estemos en la peor situación, comparado con otros países".
"Uno trata de militar la diversidad y ser visible para que cada vez haya menos problemas de integración y discriminación que es muy doloroso, sobre todo, cuando hay chicos de por medio", concluyó.
No influencia en los chicos tener dos papás o dos mamás
"No existen condicionamientos psicológicos o en habilidades para que una pareja del mismo sexo pueda adoptar y criar niños, por lo tanto, los estudios comparativos realizados indican que no hay diferencias significativas respecto al desarrollo, al ajuste y al bienestar psicosocial en chicos criados por padres y madres gays y lesbianas y chicos criados por heterosexuales, salvo en un aspecto positivo: los niños criados por padres del mismo sexo tienen un mayor aprecio y una mejor aceptación por la diversidad", dijo el psicólogo sobre uno de los cuestionamientos más recurrentes ante estos nuevos modelos de familia.
¿Cuándo se debe hablar con los hijos? "En general los hijos toman como algo natural tener dos mamás o dos papás, hasta que algo del afuera se lo cuestione, lo que suele suceder con la escolarización. Si el chico pregunta es porque su aparato psíquico ya está preparado para alojar esa respuesta, la cual debe ser desde la verdad y teniendo en cuenta la edad del nene o la nena. Si los padres toman como ‘normal’ el tema y no como algo tabú o escabroso, ayudan mucho para que así lo reciban también sus hijos y de esa manera puedan estar mejor protegidos para enfrentar bien erguidos los avatares que implica el vivir".
"Lo esencial es que el amor circule en estas familias, amor como núcleo central y las ganas reales de criar un hijo. Las funciones materna y paterna no son exclusivas de una determinada anatomía, los roles no tienen carácter de fijeza; las funciones implicarán modos de relación y encuentro con el hijo. Si eso es funcional, la comunicación con los hijos también lo será", concluyó Viedma.
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