Día Internacional del Pelirrojo: sus secretos, qué hay de cierto sobre que van a extinguirse y una esperada reunión
Se calcula que en la Argentina el 1,5% de la población tiene cabello colorado y el 15% es portador del gen recesivo que puede manifestarse después de permanecer seis generaciones oculto
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Para ellos es una fecha roja en el calendario. Aunque pocos lo sepan. El Día Internacional de los Pelirrojos, que se celebra hoy en todo el mundo, es para ellos una ocasión para reencontrarse con esa familia de lazos invisibles que tienen en todo el mundo, con quienes comparten –aunque no se conozcan– una historia en común. Por eso, este sábado, a las 14, en el Puente de la Mujer, en Puerto Madero, cientos de pelirrojos y pelirrojas argentinos se van a reunir, tal como lo hacen desde hace 14 años (en pandemia fue por Zoom) para sacarse a las 16 una foto todos juntos y celebrar, como ellos dicen, que no van a extinguirse en cien años, como algunos vaticinaron.
“Cuando era chico, me hacían notar que era pelirrojo. Cuando nací fue una conmoción: venían las enfermeras, los médicos, todos me miraban porque en Padua era el único perirrojo y mis papás son morochos”, cuenta Omar Fornataro, al que todos llaman “Colo”. Tiene 59 años, es administrador de empresas y el presidente del Pelirrojos Club, la agrupación que convoca a la multitudinaria reunión del sábado. “Mi niñez fue brava: era colorado, leonino y revoltoso. Terrible. Yo era rebelde y todo lo que nos caracteriza a la mayoría de los perirrojos. La explicación genética por ahí puede sonar un poco rebuscada, pero tiene una lógica y a mí conocerla me permitió entender muchas cosas”, asegura.
“Yo no conocía otros pelirrojos. Recién años después cuando viajé a Italia una tía abuela me mostró una foto en blanco y negro y me juraba que el tatarabuelo era pelirrojo”, dice.
La vida de Omar tiene un antes y un después de 2009, cuando se logró secuenciar el genoma humano: entonces, se descubrió que la razón por la que alguien es pelirrojo es un gen recesivo, hereditario y caprichoso que se llama MS1R. “Los pelirrojos somos mutantes, tenemos esta mutación genética, compartida con toda nuestra familia pelirroja del mundo”, afirma Omar.
En 2006, había leído una noticia –que después resultó ser falsa– que lo preocupó: decía que los pelirrojos se iban a extinguir en 100 años. Aludía a una supuesta investigación que se había hecho en base al crecimiento poblacional: mientras que los morochos aumentaban exponencialmente en el mundo, los rubios crecían de forma lineal y los pelirrojos tenían una progresión aplanada sobre el eje X, es decir, el crecimiento era vegetativo o casi nulo.
“El dato me preocupó y, como a mí, a muchos otros pelirrojos del mundo. Por eso, un fotógrafo holandés propuso sacar una foto con todos los pelirrojos posibles, para tener el mayor registro de la historia antes de que se extingan. Algo que según esa información iba a ocurrir en cien años”, comenta. La convención de pelirrojos fue en la ciudad de Breda, Holanda, y la foto reunió a más de 1600 personas. Tanto que entró al Guinness como la mayor concentración de cabezas coloradas de la historia. Y fue así que se instauró el 7 de septiembre como el día mundial.
Pero tres años después el panorama cambió. Los investigadores del ADN lograron identificar cuál era el gen que compartían los pelirrojos y empezaron a entender por qué el análisis de esos datos no era correcto: porque el gen es recesivo, significa que puede pasar hasta seis generaciones sin dar noticias, hasta que de repente, se manifiesta con toda su fuerza y color.
Fue así que en 2009, Omar hizo la consulta con otros pelirrojos argentinos y decidió fundar el Pelirrojos Club Argentina. No pasó mucho para que otros países y ciudades replicaran la idea. Desde entonces, todos los años en distintas locaciones los pelirrojos se juntan para sacarse una foto anual y compartir un rato de camaradería.
“Sin dudas, cuando voy por la calle y me cruzo a un pelirrojo o una pelirroja, hay un guiño especial, como de historia compartida, de pasado en común. Seguro que es alguien a quien en la primaria le hicieron bullying, que en la adolescencia se empoderó con el apodo de “Colo”, se llenó de amigos y en la vida adulta lo lleva con mucho orgullo”, detalla Omar.
Es que no tiene que ver solo con el color de pelo. O con las pecas, que son otra característica que muchos tienen en común. Los pelirrojos, rara vez, revela Omar, se quedan pelados. “Los científicos dicen que las personas de pelo oscuro tienen 130 pelos por centímetro cuadrado, mientras que los rubios tienen 110 y los pelirrojos tenemos 90, pero más gruesos. Tenemos el pelo más duro, más resistente, es como un canuto que se cae menos”, describe, con mucha convicción.
También, asegura, es poco frecuente que tengan canas. Y, mejor no preguntar, pero sí, los pelos les nacen rojos en todo el cuerpo. También tienen en común que son muy sensibles a la luz solar; muchos sufren de fotofobia y a la hora de someterse a una cirugía o de ir al odontólogo pueden requerir un 20% más de anestesia que el resto de los mortales, porque tienen una mayor sensibilidad.
Existen distintos tipos de pelirrojos, se explica. “Hay cinco tipos y una variante que es la de Lionel Messi, que solamente tiene roja la barba. Los cinco tipos van desde el pelirrojo casi rubio al pelirrojo tipo castaño oscuro, casi caoba”, detalla. Con la moda de la barba hípster, muchos “barbarrojas” finalmente se animaron a lucir la suya.
La cantidad de pelos por centímetro cuadrado, insiste Omar, también tiene que ver con esa sensibilidad extrema que sufren o disfrutan los pelirrojos. “El pelo nos hace ser más sensibles. ¿Sensibles en cuanto a qué? En cuanto a todo. Sentimos más el amor, el odio, el calor, el frío”, dice. ¿Más que otras personas? “No sé… Yo toda la vida fui pelirrojo”, dice Omar, entre risas. Hay algo que la ciencia todavía no explica, pero la mayoría de los pelirrojos son pícaros o revoltosos, con mucho sentido del humor, sostiene.
El gen del pelirrojo es un gen hereditario, aleatorio y recesivo. Las asociaciones de pelirrojos a nivel global llevan estadísticas. En Irlanda y Escocia, que son los países que tienen más pelirrojos, casi el 45% de la población comparte este gen. Aunque no sean pelirrojos, al llevar el gen, en algún momento en la familia va a nacer alguien con esa característica. Algo parecido ocurre en los países nórdicos, pero en el resto de Europa el 6,5% de la población es pelirroja. En América del Norte, representan el 4,5% de la población y casi un 25% son portadores de gen. La Argentina es el tercer país de América, después de Estados Unidos y Canadá, con más pelirrojos, con un 1,5% de la población y con un 15% de portadores de gen este MC1R, según indican en Pelirrojos Club Argentina; esto se debe a la inmigración europea. En el resto de América, el promedio es menos del 0,5% de la población.
¿Qué se necesita para que nazca un pelirrojo? Los científicos dicen que el gen tiene que estar presente en los dos padres. En una pareja de pelirrojos, las chances son altas: hay hasta un 90% de probabilidad. Entre un pelirrojo y uno que no es, pero que es portador del gen, hay un 50%; entre dos no pelirrojos, que son portadores del gen, hay hasta un 25%. “En mi caso, mis padres son morochos y bajitos, y yo salí colorado y alto y de tez muy clara. Cuando era chico, eso generaba dudas de si sería adoptado, me preguntaban... Después, cuando entendés cómo funciona la genética te cambia la vida. Mis hijos, aunque son morochos, tienen el gen. Algún tataranieto mío puede ser pelirrojo”, agrega Omar.
Juntarse con otros pelirrojos es una forma de cerrar algunas heridas y también de empoderarse. Tiene mucho del encuentro del llamado patito feo con sus hermanos cisnes. Hay veces, cuenta Omar, que llegan madres para pedirles que apoyen a sus hijos porque los hostigan en el colegio por ser pelirrojos. “‘Tenés que levantarle la autoestima en casa’, les decimos a las madres. Si lo cargan, que se defienda. Hay que aprender a vivir con esto, y descubrir que es hermoso. Nosotros nos juntamos para festejar que no vamos a extinguirnos”, insiste.
Por el Día del Pelirrojo, no solo se juntan en Buenos Aires; en Bariloche tienen su propio encuentro y en otras varias ciudades del interior, también. Se suelen juntar además en la fiesta de San Patricio, una excusa que usan todos los años para volver a reunirse y hasta pasar por irlandeses.
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