Día histórico en CUBA: las mujeres podrán ser socias plenas
Es un día histórico. Por primera vez en sus cien años, el Club Universitario de Buenos Aires (CUBA) se atrevió a debatir uno de los mandatos que lo volvían anacrónico a los tiempos que corren: que las mujeres no tuvieran los mismos derechos que los hombres, dentro del club. Es decir, si las mujeres podían ser socias plenas de CUBA, sin importar su estado civil ni filiación. A las 22, se confirmó: de un total de 2256 votantes, el 73% votó por el sí.
Hasta ahora, las mujeres solo podían acceder como "asociadas", si son esposas, hijas o madres de un socio. Semejante cambio de paradigma desborde la convocatoria de la comisión directiva del club: miles de socios se acercaron a la sede de Palermo y colmaron los jardines de CUBA. Tan grande fue la convocatoria que los organizadores decidieron extender el horario de la votación, que debía finalizar a las 20.30.
En la cancha de tenis cubierta, unas 20 máquinas de voto electrónico van registrando las posturas de los socios. Por el sí, los que quieren que CUBA sea un club de universitarios y por el no, los que defienden que sea un club de hombres.
Pasadas las 22, los hombres votaron en particular los términos de la inclusión, a mano alzada. Entre los temas que se tocó estuvo la titularidad de los lotes en Fátima, donde se encuentra el barrio privado de CUBA que, hasta ahora, no permitía que las mujeres compren terrenos ni tenerlos a su nombre.
La votación parecía reñida, pero mientras avanzaba el escrutinio los números se balancearon ampliamente por el sí. El cambio será gradual y todavía seguirán existiendo espacios dentro del club vedados a las mujeres, según surge del texto del proyecto que se vota: la sede Viamonte seguiría siendo el bastión de la resistencia. Allí, ellas solo podrán participar de actividades "sociales y culturales", tal como postula el artículo 68 del estatuto que se intentaba votar en la asamblea de socios. Solo los hombres podrán acceder a los espacios deportivos en la sede central. ¿El argumento? Que cuando se levantó el edificio, en 1928, solo concurrían hombres y no hay, explican, en todo el predio un lugar para hacer un vestuario de damas. Aunque el "pacto Viamonte" había sido uno de los acuerdos para la votación, durante el debate el acuerdo se cayó. Y se decidió que ese artículo sea transitorio. Después de un intenso debate se acordó que ese artículo se modifique cuando se apruebe una partida presupuestaria para construir un vestuario de mujeres. En una asamblea futura podrá reformarse sin necesidad de votar la modificación total del estatuto. En las demás ocho sedes, las mujeres podrán participar de todas las actividades como socias plenas. Siempre y cuando sean universitarias.
Pero, llegar a la instancia misma de debatir la inclusión de las mujeres como socias implicó un debate puertas adentro que generó una fractura generacional entre los socios. Mientras que los mayores defienden en nombre de la tradición que CUBA es un club de hombre, los más jóvenes impulsan la reforma con el argumento de que es un club de universitarios, más allá del género.
La asamblea de socios empezó cerca de las 16, en el gimnasio cubierto de la sede Palermo. En el inicio, eran apenas unos 100 hombres. Los vitalicios eran mayoría, agrupados a la izquierda del escenario, impulsaban el "no", con el conductor Rolando Hanglin y el socio Raúl Landini como principales referentes. A la derecha del salón y en el centro, el promedio de edad bajaba y era mayoría el "sí". Pero, con el correr de las horas la balanza se fue inclinando. Después del horario de oficina, llegaron los socios más jóvenes. Por momentos, el ingreso al club parecía colapsado. Aunque estaba cerrado para actividades deportivas, la llegada de socios era constante y contrastaba con un día común en el club, donde las reglas de etiqueta le ganaron a la indumentaria deportiva: nada de chombas, remeras de rugby, shorcitos de tenis ni joggins. Camisa; en algunos casos, corbata, y el que aguantaba el calor, saco y corbata. La formalidad le ganó al deporte.
Solo tres mujeres estuvieron presentes desde el inicio de la asamblea: dos de ellas, vestidas con trajecito negro y camisa blanca, fueron las encargadas de acercarles el micrófono a los hombres que pedían la palabra: unos 46 oradores. Porque allí, en la asamblea que va a decidir el futuro de las socias en CUBA, las mujeres no tienen ni voz ni voto. La tercera mujer con su mirada incomodó a más de uno durante toda la jornada: una funcionaria de la Inspección General de Justicia, ya que la comisión directiva solicitó que el organismo certificara, junto a los escribanos, el resultado de la asamblea.
Poco antes de las 19, se inició la votación electrónica, en la cancha de tenis cubierta del club. Más de 5000 socios se organizan en largas filas que zigzaguean por los jardines del club. La juventud, muchos treintañeros con mochilas, se imponen por sobre los socios vitalicios. Tanta es la gente que los organizadores decidieron ampliar el horario de votación.
Por sí o por no, la discusión se replica en las filas, antes de entrar al gimnasio donde hay unas 20 urnas electrónicas.
Durante todo el fin de semana, los grupos de whatsapp de los socios no dieron descanso al debate. El veredicto decía que si iba mucha gente a votar, ganaba el no. Al menos, con eso se esperanzaban los mayores. Pero, cuando el aluvión que llegó era de un promedio sub 40, los augurios de triunfo empezaron a titilar.
"Si gana el sí, lo voy a tomar con tristeza. Porque puede ser el principio del fin de CUBA, que fue un éxito. Somos el único club que no está fundido. Todos quieren venir acá. Equipo que anda bien no se toca. Es mentira que las mujeres están marginadas", argumentaba Hanglin.
El proyecto de reforma del estatuto que se somete a votación fue elaborado e impulsado por la comisión directiva del club, que en un comunicado a los socios explicó: "Aunque CUBA es hoy un club de familias universitarias, donde las mujeres están definitivamente incorporadas a la práctica de todas las actividades deportivas, sociales, culturales, y en los últimos años se han incorporado a funciones dirigenciales - el Estatuto actual no lo reconoce así. La legislación nacional e internacional aplicable expone al Estatuto a fuertes y serios cuestionamientos, planteados tanto por nuestros asociados como externamente, puesto que restringe a las asociadas, aun siendo universitarias, del ejercicio de ciertos derechos, fundamentalmente políticos, exclusivamente por una cuestión de género", dice el comunicado.
Hoy CUBA tiene 22.000 miembros, desde los cuatro años. Unos 2000 son socios vitalicios y las mujeres, hasta ahora, eran unas 6000 "asociadas", que es el nombre que llevan.