Día del Padre: Cuáles son los beneficios de tener más tiempo de licencia por paternidad
Aunque la legislación permite solo dos días, el mundo empresario comienza a extenderla; construir vínculos, clave para el recién nacido
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Al principio dudaba en tomar el beneficio completo. Le parecía que era mucho tiempo para estar ausente de la oficina. Pero finalmente, Gastón Arocena, de 36 años, le anunció a su equipo de trabajo que entraría en licencia por paternidad. Él trabaja como asesor científico y comercial en el laboratorio Sanofi, que desde enero de 2020 incorporó este esquema para todos sus empleados, sin importar su género ni grado de carrera. Así, desde que nació Pedro, el 20 de julio del año pasado, Arocena pasó los primeros seis meses de su hijo, en casa.
Aunque Sanofi es una de las pocas empresas en el país con una licencia parental tan extensa, son cada vez más las compañías que empezaron a flexibilizar sus políticas para impulsar que los padres estén presentes durante los primeros meses de vida de sus hijos, tal como lo establece la Organización Mundial del Trabajo (OIT).
Hoy, por ley, los hombres argentinos tienen solo dos días de licencia por nacimiento. Por eso, muchos padres suman días de vacaciones para estar en casa luego del nacimiento del bebé. La Argentina se encuentra entre los países de la región que menos tiempo de licencia da a los padres. Hay provincias, como Tierra del Fuego y San Luis, que les asignan dos y tres semanas de licencia a los empleados de la administración pública.
Los especialistas apuntan que, el hecho de que los padres tengan una licencia tan reducida atenta contra la formación del vínculo desde el primer momento de vida y, a su vez, amplía las desigualdades laborales, como también en el ámbito doméstico, entre hombres y mujeres. Este domingo es el Día del Padre, y desde la Campaña Ciudadana Paternar, lanzada hace un año en la misma fecha, se realizará una acción frente al Congreso -y en distintos puntos del país- para plantear la necesidad de la ampliación y extensión de los regímenes de licencias parentales en el país.
Hace poco más de un mes, el Gobierno presentó el proyecto Cuidar en Igualdad que, entre otras cosas, busca extender las licencias parentales para “no gestantes”, de manera progresiva y hasta lograr un marco igualitario en la redistribución de los cuidados. El proyecto propone elevar la licencia por maternidad hasta llegar a los 126 días, y en el caso de las licencias por paternidad, la meta es llevarlas a 15 días en el primer año de vigencia de la ley; 30 días en el segundo; 45 a los cuatro años; 60 días a los seis años y 90 días a los ocho años.
Cuando Pedro logró rolar en la cama sin ayuda
“Tomar esa licencia de manera completa fue una de las mejores decisiones de mi vida. Ese tiempo me dio la posibilidad de generar un vínculo muy fuerte con Pedro. Esos seis meses me permitieron presenciar algunos momentos que fueron trascendentes, y que de haber estado trabajando me los hubiera perdido”, asegura Arocena, que recuerda, por ejemplo, la mañana en que le estaba cambiando los pañales cuando, de repente, Pedro logró rolar en la cama sin ayuda. “Tenía poco más de dos meses y llamé a mi mujer a los gritos”, cuenta con una sonrisa.
Su licencia por paternidad, además, lo convirtió en el cuidador primario cuando su mujer, que es médica, debió regresar al trabajo cuando Pedro cumplió tres meses. “Ella tuvo que volver al hospital y yo me quedé con Pedro a tiempo completo. Todo ese tiempo fue clave en el desarrollo del vínculo con mi hijo. Las madres, biológicamente, tienen una conexión muy fuerte desde el embarazo, y luego también le dan el pecho al bebé. El vínculo paterno se va construyendo, y nosotros logramos que Pedro nos reconozca de la misma manera a los dos”, dice Arocena, y reconoce que si bien al principio seis meses le parecía mucho tiempo, los 180 días se le pasaron volando.
Como el primer hijo de Martín Mendy nació en plena pandemia, la llegada del bebé lo encontró en su casa, sin la obligación de tener que ir de manera presencial a la oficina. Sin embargo, ese mismo año, la empresa para la que trabaja decidió renovar su política de licencia parental. “Con mi mujer somos padres primerizos y el beneficio de la licencia por paternidad nos permitió organizarnos mucho mejor. Fausto nació en plena pandemia y poder estar pendiente de todo durante las primeras 8 semanas de vida nos permitió acomodarnos mejor con los turnos médicos, los trámites civiles, las compras de todo lo necesario para su cuidado”, dice Mendy, que trabaja como shave care business leader en P&G Argentina.
Menos amamantar, todo
Excepto en la lactancia, afirma Mendy, él compartió todas las responsabilidades. “Fueron dos meses fantásticos donde pude involucrarme de lleno con la paternidad desde el inicio, y construir un vínculo con mi bebé tan fuerte como el que logra la madre. Durante las primeras semanas todo es nuevo, y la licencia nos ayudó a acomodar mejor los tiempos de descanso y disfrutar como familia de ocuparnos del cuidado. Me sentí un privilegiado”, asume Mendy, que conoce de primera mano las experiencias de otros amigos, que solo tuvieron dos días después del parto para estar al 100% con sus hijos.
“Todos los padres de la Argentina deberían poder tener la oportunidad de acompañar los primeros meses de sus hijos como me lo permitieron a mí. Compartir todas las tareas de la crianza rompe con el esquema tradicional que muestra a la mujer como la única responsable y contribuye a la igualdad de oportunidades entre el hombre y la mujer, opina Mendy”.
Otras empresas como banco Galicia, Farmacity, Natura, Salesforce o Globant también cuentan con esquemas de licencias parentales por encima de la media, y en todos los casos el objetivo es lograr una mayor equidad y apoyar a las familias en la búsqueda del equilibrio entre la vida personal y laboral. En el banco Galicia, además de modificar, en 2018, de 15 a 30 días corridos la licencia, sumaron a los padres al beneficio de reincorporación gradual post paternidad, trabajo remoto y días flexibles, que ya existían para las madres.
Alejandro Gamen tiene dos hijos. Bruno, de 7 años, y Tomás, que nació en noviembre del año pasado. “Tomás estuvo la primera semana de vida en neonatología, y en las condiciones que rigen por ley me hubiera gastado toda la licencia en el sanatorio. Ni siquiera hubiera estado para cuando le dieron el alta”, cuenta Gamen, que trabaja como global employer branding manager en la compañía Globant.
La mamadera en plena videoconferencia
Los 21 días de licencia que tuvo Gamen, más una semana de vacaciones, fueron indispensables para afianzar la relación con su bebé luego de esa semana que estuvo internado. “Estuve ahí para cuidarlo, cambiarle los pañales, hacerle upa las veces que fuera necesario, dormirlo, cocinar y muchas cosas más. Los padres, a veces, pueden sentirse un poco relegados. Las mamás toman la delantera en algunas cuestiones relacionadas con el cuidado, y es lógico porque ellas están más tiempo con el bebé. La licencia más extendida iguala condiciones. Si llora yo también puedo saber porqué es, y si no hace caca los dos nos preguntamos qué podemos hacer. El tiempo compartido ayuda, precisamente, a tomar decisiones compartidas dentro de la pareja”, considera Gamen, y luego añade otro punto de vista: “También creo que el trabajo remoto dio ventajas en cuestión de igualdad. Me ha tocado tener que darle la mamadera a mi hijo en medio de una videoconferencia, y por suerte siempre me sentí respaldado en la empresa. Está bien que lo haga y debe ser visto así, pero lamentablemente aún hoy se sigue calificando a la responsabilidad que tiene un padre con un hijo recién nacido como ‘una ayuda a la madre’. Las tareas de cuidado no tienen roles asignados”, sostiene Gamen.
Martín Cocaro es director of Engineering en Mulesoft, y cuando el año pasado nació su segunda hija, Felicitas, tomó la licencia completa de tres meses, dividida en dos. “Cuando nació me tomé dos meses y antes de que cumpliera un año tomé el mes restante -cuenta-. Ajustarse a la llegada de un nuevo miembro a la familia es una tarea de tiempo completo, y tener la oportunidad de priorizar eso sin tener que estar preocupado por las obligaciones laborales me permitió estar a fondo, con la energía puesta en casa y en Felicitas”, confiesa Cocaro, que al igual que todos los padres, admiten que el tiempo pasó volando.
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