Día del Cáncer de Cuello Uterino: claves para prevenir y detectar a tiempo una enfermedad por la que aún mueren 2300 mujeres por año en el país
Su incidencia lo ubica en el tercer lugar de los tumores más frecuentes en las argentinas, detrás del de mama y el colorrectal
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Aun cuando existen medidas para evitarlo y detectarlo a tiempo, las estadísticas nacionales indican que cada año se identifican en el país unos 4500 casos de cáncer de cuello uterino, sobre todo entre los 35 y 45 años, y todavía hay alrededor de 2300 mujeres que pierden la vida por esa causa. Es el 7% de todos los tumores femeninos que se detectan en el país: su incidencia lo ubica en el tercer lugar de los cánceres más frecuentes en las argentinas, detrás del de mama y el colorrectal.
Ante este escenario y a propósito de conmemorarse hoy el Día Mundial de la Prevención del Cáncer de Cuello Uterino, una enfermedad que puede avanzar silenciosa, especialistas coincidieron en recordar la importancia de los controles ginecológicos, mejorar la cobertura de la vacunación contra el virus del papiloma humano (VPH) que se transmite sexualmente y usar preservativo.
“El cáncer de cuello de útero es evitable y prevenible. Si aunamos esfuerzos en todos los sectores vinculados a la salud, evitaremos muertes y los 4500 nuevos casos que se producen anualmente en la Argentina”, sostuvo a través de un comunicado Silvio Tatti, profesor titular de ginecología de la Facultad de Ciencias Médicas de la Universidad de Buenos Aires (UBA) y presidente de la Sociedad Argentina para el Estudio del VPH.
Este cáncer aparece cuando las células normales del cuello uterino empiezan a sufrir alteraciones con el tiempo debido a la exposición a ciertos subtipos del VPH, un virus que 8 de cada 10 personas sexualmente activas contraerán en algún momento de la vida.
La infección por VPH es considerada la enfermedad de transmisión sexual más común y, en hasta un 80-90% de los casos, el sistema inmunológico lo elimina espontáneamente en alrededor de dos años. No todos los subtipos virales producen cáncer de cuello uterino.
“Existen unos 200 tipos de VPH, de los cuales 40 afectan las zonas genital y anal. Se pueden clasificar en bajo y alto riesgo oncogénico. En el primer caso, se asocia con lesiones benignas, como verrugas, o de bajo grado; en el segundo, con lesiones que pueden evolucionar hasta resultar en un cáncer. El más frecuente es el de cuello de útero en la mujer, aunque también puede evolucionar en otros tipos de cáncer como de ano, pene, vagina, vulva y orofaríngeos”, explicó Carlos Silva, coordinador médico y del Área Psicosocial de la Liga Argentina de Lucha contra el Cáncer (Lalcec).
Gonzalo Giornelli, director de ginecología oncológica del Instituto Alexander Fleming (IAF), señaló por escrito que la incidencia del cáncer de cuello uterino es de 13,3 por cada 100.000 mujeres, lo que ubica los datos nacionales como “el tercer registro más alto de América Latina”. La ausencia de estadísticas “confiables”, según evaluó, no permite analizar con certeza su evolución en los últimos años. Los últimos datos difundidos por el Instituto Nacional del Cáncer corresponden a 2020, el primer año de la pandemia de Covid-19.
“Por la inequidad en la disponibilidad de drogas de alto costo en la enfermedad avanzada, que brindan excelentes resultados ya que llegaron a triplicar la sobrevida en los últimos 15 años, los valores de mortalidad seguramente se incrementaron. Y a la vez, por la falta de testeo con el Papanicolaou (Pap) durante la pandemia, más pacientes se están diagnosticando con enfermedad localmente avanzada”, alertó el oncólogo clínico.
🙍🏻♀️ | DÍA MUNDIAL DE LA PREVENCIÓN DEL CÁNCER DE CUELLO UTERINO.
— IPC Instituto Provincial del Cáncer (@IPC_SaludBAP) March 26, 2023
Este tipo de cáncer se produce en la parte más baja del útero o matriz y afecta principalmente a mujeres y personas con cuello de útero mayores de 35 años. pic.twitter.com/p5fAvZTDEZ
Los profesionales coinciden al citar las estimaciones que indican que solo un 5% de las infecciones por VPH que provoca alguna lesión derivarán en tumores. “El cáncer de cuello uterino puede no generar síntomas hasta etapas avanzadas. Por lo que en todas las campañas de prevención se hace énfasis en realizar los controles de rutina sin esperar que haya una señal de alerta”, agregó Verónica Fabiano, ginecóloga y mastóloga del IAF. Cuando finalmente aparecen, según citó, suelen ser menstruaciones o flujo con olor fétido, dolor pélvico y sangrado al tener relaciones sexuales, en la posmenopausia o fuera del ciclo menstrual.
“Es fundamental la detección precoz para mejorar las opciones de tratamiento y disminuir la mortalidad. El cáncer de cuello uterino en la mayoría de los casos evoluciona en forma lenta, lo que da la posibilidad de detectar lesiones precursoras [verrugas o protuberancias] que, al tratarlas, evitan la aparición del cáncer”, continuó la médica.
Herramientas
Las herramientas disponibles incluyen las pruebas de rutina como el Pap o citología vaginal (dentro de los 2 a 3 años del inicio de relaciones sexuales vaginales o a partir de los 21‐25 años de edad, de acuerdo con criterios clínicos) o de VPH. “Existe un test molecular que detecta si la mujer tiene VPH en su tracto genital inferior y, a la vez, puede genotipificarlo: es decir, al haber 200 variantes del virus, este test permite informar si se detectan los tipos 16 y 18, que son los más riesgosos ya que pueden desarrollar cáncer de cuello uterino”, explicó Tatti sobre esta identificación de la presencia de ADN viral en muestras que se toman de la misma manera que para un Pap.
Consideró “importante”, según continuó, entender que “tener VPH no es tener cáncer. El 80% de la población sexualmente activa va a tenerlo alguna vez en su vida y el 80% se curarán sin necesidad de tratamiento. El problema radica en la persistencia del virus. Es decir, el 12-15% de las mujeres que para los 30 años no se curan están en condiciones de ya tener una lesión precancerosa o desarrollar un cáncer a los 45 años como edad promedio. Por eso la importancia de la prevención”, insistió.
Está además la vacunación contra el virus a partir de los 11 años, de acuerdo con el calendario nacional (dos dosis con un intervalo de seis meses, sin necesidad de orden médica y gratuita en los vacunatorios del sector público), que también se indica para las personas con VIH o trasplantadas de entre 11 y 26 años, según precisaron desde la Fundación Huésped.
Estas medidas, junto con el uso de preservativo durante las relaciones sexuales y la detección y el tratamiento a tiempo de las lesiones precancerosas, ayudarían a reducir un 80% los casos y la mortalidad por esta enfermedad, además de otros tumores asociados (de pene, ano, vagina, vulva u orofaríngeos) al disminuir la cantidad de portadores del virus.
“Es fundamental profundizar las acciones de concientización y brindar información sobre la importancia de hacerse los controles ginecológicos periódicos, ya que el cáncer de cuello uterino tiene cura si se diagnostica en una etapa temprana y se trata de inmediato. Por todo esto, es importante hacer foco en la prevención para evitar llegar a la enfermedad”, sostuvo Valeria El Haj, especialista en medicina interna, emergencias y directora médica de la obra social Ospedyc.
Fabiano recordó la importancia de la consulta médica porque, en algunos casos, los controles podrían anticiparse, como en las personas inmnosuprimidas, según puso como ejemplo. El test del VPH puede usarse a partir de los 30 años y la periodicidad la definirá el médico de cabecera, de acuerdo con los resultados, según comentó.
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